El desdén de la clase política a la sociedad, a la que ha convertido en "plato de segunda mesa" al dejar inconclusa la responsabilidad para la que fueron votados o designados, debe ser castigado en las urnas, advirtió ayer la Confederación Patronal de la República Mexicana.
Mariano Gómez Aguirre, dirigente de la Coparmex en Culiacán, llamó ayer a los sinaloenses a que se informen sobre qué diputados y funcionarios públicos dejaron tirada su chamba para brincar a otro cargo o puesto público, y cobrárselos en las urnas.
"Están usando a la sociedad para buscar su beneficio particular", criticó el dirigente empresarial, que enfatizó el hecho de que el político mexicano está cada vez más devaluado, pues cada día se aleja más de lo que busca y necesita la sociedad.
Gómez Aguirre recordó a esos políticos que quien manda es el ciudadano y ellos son servidores públicos que se deben a la sociedad.
Si bien es muy cruel la metáfora utilizada por el dirigente de la Coparmex, que alude a que la actitud "gandallista" de los legisladores y funcionarios "chapulines" baja a la sociedad al nivel de plato de segunda mesa, no puede ignorarse que la propia sociedad ha permitido que la clase política la rebaje de esa manera al renunciar a la autoridad que tiene sobre ellos.
Esa actitud convenenciera de los legisladores y funcionarios públicos, que con la mano en la cintura tiran por la borda el compromiso adquirido en las urnas, choca diametralmente con los principios que la propia sociedad busca rescatar, entre los que resaltan por supuesto valores como la responsabilidad y el respeto a la palabra empeñada, que en su momento fueron factor de cohesión para las comunidades erigidas por nuestros padres y nuestros abuelos.
Lamentablemente nuestra clase política parece que no entiende esto y persiste en seguir ignorando los niveles de hartazgo a que ha llegado la sociedad, que afortunadamente muestra cada vez más claramente que no está dispuesta a tolerar que políticos convenencieros sigan viéndola como plato de segunda mesa, como claramente advierte Gómez Aguirre.