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"Una segunda opinión"

"Prejuicios con números"

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LAS ALAS DE TITIKA
23/02/2011 00:00

    Contiene elementos clásicos de lo políticamente correcto. Es una encuesta de la Secretaría de Educación, en México, y del Instituto Mexicano de la Juventud, otro organismo estatal. En una de sus partes habla de discriminación.
    Sobre el tema hizo preguntas sobre "actitudes discriminatorias". Los jóvenes respondían si estaban o no de acuerdo con frases. Por ejemplo, una de las frases decía que "Las personas viejas o de la tercera edad siempre su vuelven una carga". El 4 por ciento estuvo de acuerdo. Es decir, 96 por ciento, no.
    Otra frase decía que "en una relación de noviazgo es el hombre el que debe pagar todo cuando la pareja sale a pasear". Con esto estuvo de acuerdo el 36 por ciento del total. Es decir, 64 no estuvo de acuerdo, dos terceras partes. ¿Cómo interpretar estas cifras?
    El resumen ejecutivo oficial dice que ese hallazgo "no es más que el reflejo de la arraigada costumbre en nuestra sociedad de considerar al hombre como el proveedor de los medios para la familia y que causa tanto conflicto en la vida conyugal de una pareja, cuando la mujer quiere, o tiene que, contribuir al sostenimiento de la familia".
    No creo que en realidad diga eso. Al menos, puedo ofrecer otra interpretación: puede argumentarse que se trata de una discriminación contra el hombre, del que la mujer espera que cubra sus gastos y, por tanto, las mujeres discriminan a los hombres viéndolos como un objeto financiero.
    A lo que voy es que cuando alguien entra con un prejuicio en mente, encontrará generalmente lo que busca. No pone atención en que casi dos terceras partes dicen que no están de acuerdo con que el hombre pague todo. Ponen atención en la otra cifra y sobre ella construyen una interpretación basada en el clisé que sostienen.
    Vamos a datos más específicos de esa pregunta. El 43 por ciento de los hombres jóvenes dijeron que sí debía el novio pagar todo y el 29 por ciento de las mujeres jóvenes dijeron lo mismo. Más hombres que mujeres. De eso puedo interpretar que existe un prejuicio del hombre como proveedor de la familia, o puedo también interpretar que esos hombres se dejan explotar por las mujeres.
    Es decir, de los mismos números puedo sacar interpretaciones distintas e incluso contradictorias entre sí. Algunas de esas interpretaciones estarán fundadas en mis marcos mentales previos. Si busco discriminación femenina, la encontraré. Si busco discriminación masculina, lo mismo. Y este, mucho me temo, es el defecto colateral de encuestas de este tipo, que se interpretan a gusto del que las hace.
    Otra de las frases era, "con algunas excepciones, los pobres son pobres porque no se esfuerzan lo suficiente". El 25 por ciento estuvo de acuerdo, el resto debemos presuponer que no. Es alta esa cifra, quizá sí, pero debe interpretarse viendo que la frase coopera a hacer porcentajes mayores al introducirla usando "con algunas excepciones". Si se hubiera sustituido sin ella, el porcentaje de acuerdo sería menor.
    Otro defecto de estas encuestas es su falta de perspectiva. Sin datos anteriores es imposible ver hacia donde se mueven los datos. Si cinco años antes, el 40 por ciento hubieran dicho que están de acuerdo con que a "las mujeres se les debe prohibir más cosas que los hombres", y ahora ese porcentaje es de 13, el panorama se enriquece.
    Es decir, son encuestas de valor limitado porque no indican dirección de las opiniones y sin eso, las interpretaciones son muy incompletas. Este defecto de ser incompletas se llena con interpretaciones que cuadran a ideas previas que pueden estar alejadas de la realidad y ser demasiado cercanas a clisés personales.
    Encuestas de este tipo, que persiguen conocer opiniones de la gente, proporcionan información siempre, en su forma más aterradora, la de cifras y números, que se vuelven más creíbles que la opinión más razonada. Casi nunca se examinan sus aspectos técnicos, que pueden ser muy defectuosos.
    Pero sobre todo, se prestan a ver en sus cifras la defensa tangible de las más equivocadas interpretaciones. Y crean de esta manera sustentos numéricos a clisés e ideologías que no se apegan a la realidad. Deberían ellas ser instrumentos de descubrimiento y hallazgo, porque de eso se trata, de saber más, no de apoyar prejuicios.
    eduardo@contrapeso.info