"Puro Viena"

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18/01/2008 00:00

    Pablo Castillo/Noroeste Mazatlán

    Vine a Viena al coloquio europeo de filosofía de fin de año. Fueron cinco intensos días sin ver el sol, que no se había asomado hasta el día de hoy, sábado. Los participantes por Italia salimos como iguanas a disfrutarlo. Pronto nos imitaron franceses y españoles. Es 22 de diciembre, el invierno ha iniciado.
    Los filósofos que hoy indican las rutas del pensamiento escogieron en la cuna del empirismo, del positivismo y del liberalismo, el tema de la problematología dominante en el pensar y accionar del sujeto político moderno; por lo que significa en los conflictos internacionales. Por ejemplo, el practicismo, manifestación distorsionada del empirismo, domina la acción política, quizá por el manejo valorativo de la misma en los atributos relativos de sus actores principales, que la reducen al dominio de lo posible. No tiene existencia propia, atestiguamos virtualidad y en el mejor de los casos, es un holograma.
    Sobre las mesas del café las discusiones suceden, se intercambian hojas, datos y citas. Como ha pasado en Viena durante siglos. Muchos creadores se sentaron por aquí: Mozart, Wagner, Klimt, Beethoven, los Schubert, los Straus.
    Creaban música cuando el alemán no era considerado idioma culto. Después llegaran Goethe, Wittgenstein, Freud, Schlick, Carnap, Frank, Waissman, Hahn, Reichenbach, Gödel, Hempel, Ayer, Morris, Kaufmann, Kraft, Einstein, Zilard, Frege, Mach, Marx, Russell, Kelsen, Kraus, Marcuse, Popper, Trotsky y muchos otros, cito los más conocidos.
    Aquí Wittgenstein empezó a tratar la ciencia como un conjunto de proposiciones con sentido relevante. Aquí se defendió el empirismo de David Hume y John Locke, el método de inducción, la búsqueda de la unificación del lenguaje de la ciencia y la refutación de la metafísica. Sin embargo, en el escollo de tener que justificar el inductivismo como doctrina legitimadora de la inferencia, la concepción instrumental se cuela y basa su aceptabilidad en criterios utilitaristas.
    En estos cafés se crearon revistas, se escribieron libros y se armaron enciclopedias. En ellos se originó la mayor parte del pensamiento occidental del último siglo. La poesía, la literatura, la política, la religión, la ética, la filosofía; en general el humanismo y las ciencias sociales, encontraron varios enfoques para sustentar lo que de ellas conocemos. Las artes y las ciencias se calificaban sin distingos.
    Fue el mayor círculo intelectual hasta ahora conocido. Sólo el existente en torno a Boston se le acerca. Fueron refugio de perseguidos políticos. Varios famosos recibían su correspondencia en su café favorito.
    Con el ascenso del nacionalsocialismo en Austria, la mayor parte de sus intelectuales escaparon, principalmente a EU. De entonces nos legaron la distancia con el poder político para crear. Ya nadie se atreve a decir que todo se resume a problemas de comunicación.
    Ni la vacilada de que el hombre está hecho de palabras. En un museo de Viena hay una exposición sobre el esperanto, para los que crean que la salida de los problemas es asunto de lenguaje.
    En la tierra del Mont Blanc, fue obligado hacer la gira de los cafés. Hacia 1760, Viena tenía al menos 60 cafés; hoy, más de 1,100. Estuve en el Landtmann, preferido por Freud; en el Central, por donde pasaron Marx, Trosky y Kelsen; el Hawelka, famoso por sus artistas y poetas; el Frauenhuber, donde actuó Mozart. Ayer fui al Haas & Haas, detrás de la catedral Sthephansplatz.
    Hoy salí del Sperl, el de Wittgenstein, a la pequeña plaza de enfrente a fumarme un puro Cohiba que el Maro Peiro me regaló en Pericos, el día de muertos. Él sabe que fumo Cohiba y Davidoff. Me dijo que a él se lo había dado un hijo del Maquío. Un habano viajó a Pericos para terminar quemado en Viena. Es la globalmundialización. Y sin costarle un quinto a algún nivel del gobierno mexicano.