CÉSAR LÓPEZ
Tal vez sea por el cambio de clima (o por el cambio de edad) pero las cosas empiezan a verse de otro modo.
Nunca es tarde, por ejemplo, para reconocer un cambio radical en la música llamada grupera. El más premiado por Billboard resultó ser Mariano Barba (Noroeste, 2007-04-27, p.16ª), un chavo de 24 años, de Guadalajara, que introduce una insólita novedad en éste género musical: saber cantar.
Un género que se ha caracterizado por premiar a lo peor de la producción musical popular mexicana de todos los tiempos, y que su mayor logro fue hacer descender la calidad de la música popular hasta tocar fondo, parece resurgir desde ahí con el impulso de Mariano Barba.
En una fusión entre el más clásico lloro del ´blue grass´ en el violín, una extrañamente bien cantada balada romántica en una voz agradable haciendo su propia segunda, una batería sensual tocada en ´rythm and blues´ y un extraordinario acompañamiento de tuba que por sí sola mete a la mejor banda sinaloense en el trasfondo, "Aliado del tiempo", aunque su única propuesta lírica fuera la declaración inmediata del deseo y ya, resultó ser una flor en el pantano.
El espíritu de la música de verdad parece volver por sus fueros y amenaza a todo el mercado grupero (tan infiltrado por una narco-estética que finalmente cayó en la naco-estética, como en la vida real) montado en esta posibilidad de revertir el gusto por lo malo (en el sentido de lo ´maleta´) y volver al simple gusto musical.
En algún momento, para suerte de muchos, alguien se hartó de tanta vanagloria de lo ramplón, y no sólo eso, sino de una ramplonería mal ejecutada, donde la producción de belleza que había acompañado a la producción musical popular durante toda su historia había sido sometida por el peor de los malos gustos: el de creer que ser malo para cantar, para tocar un instrumento o para componer una canción era una virtud plausible, encomiable y radiodifundible.
Una cosa es la inconformidad y la rebeldía cultural, implícita en toda expresión del arte, y otra es el contrabando de lo maleta como un logro.
La música grupera, aquella de los cantantes que no dan una sola nota en su lugar, empieza hoy a pasar a la historia. Era lo que fue el ´Heavy Metal´ de la peor factura para el rock: las simples ganas de berrear, hacer tronar la guitarra eléctrica o romperle el cuero a la batería y ya.
Era como si, para cantar y actuar como Pedro Infante, bastara con ponerse una camiseta a rayas, un overol de mezclilla, un bigotito y salir durante tres segundos en el Canal de las Estrellas, y ya.
Es como si para ser presidente de México bastara que la gente estuviera harta del PRI y, aprovechando el viaje, ponerse a decir una bola de víboras prietas en la mañana, besar a su querida al mediodía en el Vaticano y casarse con ella en su cumpleaños, y ya.
Es como toda esta ola de estupideces con las que han inundado al mundo desde la soberbia del dinero y el poder de todos los que tienen dinero y llegan al poder "a como dé lugar", en nombre de "la civilización occidental", "nuestras más profundas creencias" o cuanta cosa quieren usar para manipular y chantajear.
Pues eso representa sin saberlo Mariano Barba, muchas gracias.
Tampoco es la gran cosa, ¿eh?; pero con lo logrado, para empezar a salir de la cloaca, basta.
Pensándolo bien... Ya era hora...
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