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"Análisis: Los mejores niños y maestros sinaloenses"

"Quienes no conozcan El Chamizal esperarían que las instalaciones del centro educativo lucieran impecables y funcionales, pero no es así; no serían pocos los que se decepcionaran de su aspecto."

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10/02/2007 00:00

    Noroeste / Pedro Guevara

    A tu memoria Sergio, quien me trajiste a tierras sinaloenses

    "Es una carga pesada, muy pesada", respondió la maestra Lourdes Tirado Zataráin cuando le pregunté qué sentía saber que la institución donde enseña, La Chamizal, ubicada en la Colonia Reforma, de Mazatlán, fue considerada la mejor escuela pública de Sinaloa en una evaluación nacional que se realizó en 2006.
    Yo esperaba una respuesta ad hoc, más o menos de este corte: "es un gran honor", o "es una gran satisfacción", pero no fue así; la maestra, dentro del abanico de sus consideraciones, optó por contestar lo que genuinamente pensaba en esos momentos.
    A pesar de lo anterior, la profesora Tirado, con una larga experiencia de 22 años en la educación pública, 16 de ellos en La Chamizal, no podía ocultar la satisfacción de escuchar a sus alumnos mientras eran entrevistados. Era evidente que estaba orgullosa de ellos y de su trabajo, pero confesó que, de ahora en adelante, los padres de familia, directivos de la educación en el estado, estudiosos y críticos de la educación que imparte el Estado, les iban a exigir aún más y estarían bajo la lupa porque en la evaluación de la SEP su escuela fue calificada como la mejor en todo el estado.
    Alguien podría decir que en la Escuela El Chamizal deberían encarar el desafío y mejorar aun más lo logrado. Otros le podrían decir a los maestros de este centro escolar influidos por las filosofías educativas en boga: "sean competitivos y demuestren que pueden más", o cosas por el estilo. Lo cierto es que, conociendo las condiciones en las que trabajan las maestras y estudian los niños de la mejor escuela pública de Sinaloa en 2006, concluiría que ahí se hacen milagros.
    Quienes no conozcan El Chamizal esperarían que las instalaciones del centro educativo lucieran impecables y funcionales, pero no es así; no serían pocos los que se decepcionaran de su aspecto: paredes carcomidas por la humedad, el sol y el paso del tiempo, la pintura desgastada, el piso cuarteado, la reja despintada, las aulas con viejos mesabancos y pizarrones desgastados, baños malolientes por la falta de agua y tubería corroída, para rematar, oficinas destartaladas aunque, eso sí, muy dignas, exhibiendo los numerosos reconocimientos que ha obtenido la escuela a lo largo de sus 43 años.
    La imagen física de El Chamizal rompe el estereotipo de lo que se considera una escuela exitosa. Pero su riqueza no es material, es educativa. Dicho en otras palabras es: intelectual, organizativa, moral y anímica; y como dirían los antiguos: es espiritual.
    ¿Cómo es que en medio de la pobreza material triunfa la riqueza educativa? No sería la primera vez que ello fuera así, pero tampoco es común que suceda.
    2. El Instituto Británico es otro de los centros escolares mazatlecos que honró la educación sinaloense al ser una de las tres instituciones privadas del estado ubicadas dentro de las cien mejores del país en 2006. "El Británico", como se le dice con la premura de abreviar, es un "colegio"; es decir, es una institución privada, a diferencia de las escuelas, que son públicas. Esta curiosa diferenciación que se hace en México llevó a que, El Chamizal, dice su Directora, Elvia Ríos Peinado, mucha gente la considerara colegio y no escuela. La conclusión era que, si era buena escuela, no era tal, sino colegio.
    Al margen de estas adjetivaciones de la cultura mexicana sobre el prestigio y la calidad, lo cierto es que sí hay un abismo entre las instalaciones de las mejores escuelas privadas de Sinaloa y las públicas. El Instituto Británico, como el Instituto Cultural de Occidente y el Colegio Agustina Monterde, la triada de la educación privada que se instaló en la mejor centena nacional, no lucen precisamente como escuelas suizas, pero sus edificios están limpios y bien equipados, a la vez que funcionales.
    El Instituto Británico es uno de los pocos colegios cumplidamente bilingües de Sinaloa, lo cual es un gran logro como un privilegio. La escuela así fue concebida por dos de sus fundadoras, Noemí Escalona Sánchez y Gabriela González Arce, hace quince años, las cuales habían estudiado también en colegios bilingües de la Ciudad de México. Uno de ellos, donde estudió la maestra González Arce, la Escuela Moderna Americana, con sitio en Coyoacán, la zona de más alta escolaridad de la capital y probablemente del país, ocupó el sexto lugar en el mismo concurso donde las instituciones sinaloenses se apostaron en los lugares 38, 73 y 85 y la Academia Bicultural Sonorense se llevó el primer lugar de todo México en aprovechamiento de español y matemáticas.
    El Británico experimenta la gozosa experiencia, como otras escuelas a lo largo de la historia mazatleca, de tener niños de varias partes del mundo, particularmente de Estados Unidos, que enriquecen una atmósfera multicultural y bilingüe de manera natural, la cual es una de las estrategias que persiguen afanosamente las mejores universidades del mundo en la sociedad global.
    Un centro educativo con estas condiciones es lugar común en Estados Unidos, Canadá, Australia o Europa Occidental, donde la continua y masiva inmigración crea atmósferas multiculturales, pero en México solo lo pueden compartir niños socialmente muy favorecidos.
    En el Británico, sus niños lo han aprovechado muy bien, al grado de que tuvieron los estudiantes de más alto rendimiento en todo Sinaloa, aunque en el promedio, incluyendo los de mediana y menor calificación, obtuvieron el tercer lugar estatal en las materias de español y matemáticas, a pesar de que la mitad del horario escolar se lo dedican a estudiar en inglés.
    3. Como es obvio, los niños de El Chamizal y el Instituto Británico son de condiciones sociales muy diferentes, pero se dan la mano en como perciben el esfuerzo, la dedicación, el aprendizaje, la amistad, la solidaridad, el juego y la felicidad.
    Para Adrián Gavica Saucedo, del Británico, y Jesús Alexis Cabanillas Rendón, de El Chamizal, los exámenes del concurso nacional estuvieron "fáciles". Claro, son niños muy estudiosos, y a la vez solidarios. A Adrián y Alexis les gusta auxiliar a sus compañeros cuando tropiezan con los desafíos de los números y las letras. Saben lo que quieren estudiar cuando lleguen a la universidad, pero además lo que más disfrutan es jugar con sus compañeros.
    No llenan el estereotipo de los que los chavos llaman ahora "nerds", es decir, aquellos niños o muchachos que sólo saben de libros y no saben jugar; lo cual, por cierto, no tendría porque ser reprobable, pero no es el caso de estos niños aplicados de Sinaloa. Sebastián Beltrán Flores, otro niño del Británico, nos revela que la felicidad es un ingrediente para lograr mejores calificaciones. Otro colegio lo frustraba y en el cambio, explica, la alegría y la atención que le dan sus profesores lo elevó en autoestima y aprovechamiento.
    A Layla Catalina López Maldonado, Estrella Lizárraga Tirado y Adriana Hohl, hermosas niñas de cabellos largos, altas calificaciones e ideas claras, el estudio es cosa de hacer la tarea cumplidamente. Layla estudia el sexto año y Estrella el tercero en El Chamizal. Las dos quieren ser maestras. Adriana, quien cursa el tercer grado de secundaria en el Británico, quiere estudiar diseño de modas en Italia. A las tres les gusta leer, y a Estrella, también recitar. Adriana es bilingüe desde el seno hogareño porque su papá es estadounidense.
    La mamá de Layla es maestra de inglés, pero aun no lo aprende bien. Su papá es contador y la ayuda a estudiar. El papá de Adriana, ejecutivo de una de las empresas más importantes de Mazatlán, le leía cuentos en inglés cuando era pequeña. El papá de Estrella sufrió de una embolia y no puede trabajar pero ayuda a estudiar a su hija. La mamá hace pasteles para sostener a la familia.
    En tres escenarios sociales y familiares distintos, estas niñas son estudiantes destacadas y se ven queridas por sus padres y maestras.
    4. La contratación de las maestras en el Británico y en El Chamizal es muy diferente, pero a final de cuentas coinciden en filosofía educativa y en los resultados. En el colegio, el reclutamiento de maestras pasa por muchos filtros de carácter académico, psicológico y cultural. En la escuela los filtros son, por supuesto de carácter profesional, pero también sindical. En ambos casos: una, porque los objetivos y los métodos así lo buscaban, y la otra, porque sus raíces y la tradición, así como la vocación y la preparación de las maestras lo han permitido, se nos ofrecen como dos de las mejores opciones educativas de todo Sinaloa.
    Para las maestras de El Chamizal, Rosa Elba Facio Ortiz y Lourdes Tirado Zataráin, las condiciones materiales de su escuela, a pesar de lo adversas, pasaron a segundo término ante el desafío y el regocijo de la educación a niños, muchos de ellos de muy bajos recursos materiales, quienes viajan de colonias muy lejanas para estar en esta escuela. Contando con el apoyo de unos cuantos padres familia, y sin el apoyo de la Secretaría de Educación del estado y del municipio, estas maestras y su directora demuestran que con vocación, preparación y actualización se hacen milagros terrenales. Al Secretario de Educación, Francisco Javier Luna Beltrán, le piden que no tan solo les mande felicitaciones, sino que también les envíe apoyo para, al menos, remendar los muros que se están cayendo a pedazos. ¡Y eso que es la mejor escuela pública de Sinaloa!
    Las maestras que llevan a buen puerto al Instituto Británico cada día, me dicen, que "ven más allá" todos los días, y "quieren saber quién es el ser humano que tienen enfrente" para responder a sus necesidades e inquietudes escolares y emocionales. En una carta que me dirigieron como Defensor del Lector, pero que aquí cito, dicen: "Hoy por hoy, le puedo decir que, gracias al triángulo que tenemos como Británico: Escuela, Padres de Familia y Alumnos, hemos logrado muchísimos cosas. Gracias a ellos, a su confianza y a su apoyo, y al trabajo en equipo, logramos obtener tan honroso puesto".
    Satisface, motiva, emociona y alienta que haya estos valiosos esfuerzos en medio de un mar de violencia y evaporación de los mejores valores sinaloenses.