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"¿Y Dios por qué?"

"Rayando en el mesianismo religioso, coqueteando con el integrismo católico y con el más conservador de los pentecostalismos, Felipe Calderón terminó lo que podríamos denominar 'el quinquenio perdido'"

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09/12/2011 00:00

    Rayando en el mesianismo religioso, coqueteando con el integrismo católico y con el más conservador de los pentecostalismos, Felipe Calderón terminó lo que podríamos denominar "el quinquenio perdido"; cinco años, más de sombras que de luces, que él interpreta bíblicamente y donde involucra a Dios en las cosas malas (la crisis económica, la sequía, la violencia del crimen organizado) como en las buenas (según él, ponerlo en la Presidencia de la República). Pero además de hacer una lectura peculiar de los textos sagrados (Dios, por ejemplo, le habría enviado al faraón y a los pobres egipcios diez plagas, incluida la muerte de sus primogénitos y uno no entiende por qué nos habría enviado plagas a México, que es tan católico y cristiano), Calderón se pone en el lugar nada más ni nada menos que de Moisés, profeta del pueblo de Israel, al señalar que "Dios sabe por qué nos llama a cada una o a cada uno de nosotros a enfrentar determinadas circunstancias". Y asume entonces que está aquí en la tierra puesto por Dios en la Presidencia para cumplir algún designio divino.
    Como si quisiera darle la razón a Rodolfo Montes y su libro titulado La cruzada de Calderón; Su herencia católica, Casa Sobre la Roca y el nuevo mapa religioso de México (Grijalbo), el Presidente anda desatado últimamente. Promueve tanto el guadalupanismo como una visión religiosa del mundo, desde la más alta investidura del País. Lo suyo es una cruzada, no metafóricamente hablando. Es una lucha contra los infieles, contra los paganos, contra los malos católicos y los malos creyentes que están envenenando al País. Como nos lo recuerda bien el mencionado libro, en junio de 2009, con motivo de la celebración del Día Internacional de Lucha contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas, Calderón dijo lo que pensaba: "En aquella ocasión, el Presidente de la República hizo una desafortunada alusión al cantante Michael Jackson cuando afirmó que la causa de su muerte había sido el uso indebido de drogas. Asimismo, el titular del Ejecutivo se apresuró a señalar que 'no creer en Dios hace a la juventud esclava de los narcos'". Como si no supiéramos que la mayoría de los drogadictos y de los propios narcotraficantes son personas muy religiosas y como si debiéramos asumir que la creencia en Dios los liberaría de todos los males.
    El problema central no es lo que crea Felipe Calderón en su fuero interno. El problema es que se trata del Presidente de la República, con capacidad para desatar una guerra absurda que ha costado cincuenta mil vidas y seguimos contando. El problema es que su visión religiosa evidentemente está oscureciendo su capacidad de discernir. El problema es que todos estamos siendo rehenes de su lucha contra el mal. El problema es que la política no puede ser conducida con criterios religiosos, a riesgo de generar más hogueras salvíficas que juicios sensatos.
    Me queda cada vez más claro que Felipe Calderón se asume como un instrumento de Dios en la tierra. A él lo habría puesto Dios para limpiar este País de "malosos". En su reciente discurso, el pasado 1 de diciembre en Ocampo, Durango, al hacer un breve balance de sus cinco años de Gobierno, a propósito de la estrategia de atención a las afectaciones por la sequía, señaló entre otras cuestiones, que nos ha tocado vivir varios flagelos, como la crisis económica, el nuevo virus de la influenza y la sequía. Y luego agregó: "Un poco son como las plagas de Israel, las plagas de Egipto. Y creo, amigas y amigos, que lo importante es no arriesgarse. Lo importante es no arriesgarse, Dios sabe por qué hace las cosas y, también, Dios sabe por qué nos llama a cada una o a cada uno de nosotros a enfrentar determinadas circunstancias".
    ¿Qué quiso decir Calderón con eso de "lo mejor es no arriesgarse"? ¿Se refería a que debemos ser cuidadosos con nuestro entorno económico? ¿Quería decir que hay que cuidarse de los contagios para evitar nuevas epidemias? ¿O quiso decirle a los ciudadanos allí reunidos que no votaran por la oposición? Difícil saberlo. Lo que sí queda claro es que el Presidente Calderón está convencido de que Dios lo puso donde está y que él está siguiendo sus muy inescrutables designios, entre los cuales estaría el castigar a nuestro pobre País y a sus habitantes. Casi al final de su discurso, después de agradecerle a muchos su apoyo durante este quinquenio, Calderón afirmó: "Quiero agradecerle a Dios, también, la oportunidad de servir a este maravilloso País. La oportunidad de ser mexicano, que me llena el alma de alegría y de orgullo. Y la oportunidad de servir a México y a todos ustedes".
    Habría que recordarle a Calderón que él no fue Presidente por la gracia de Dios, sino por el apoyo e intervención descarada del expresidente Fox y de algunos empresarios como los agrupados en el Consejo Coordinador Empresarial (lo que hizo necesaria otra reforma electoral), pero sobre todo por el voto de los mexicanos y mexicanas que creyeron en sus promesas de empleo y seguridad. Es no sólo desagradecido, sino antidemocrático olvidarse del origen real y concreto de su llegada a la Presidencia de la República. Pero es además pretensioso, mesiánico, y en consecuencia peligroso, asumir que fue Dios quien lo puso allí. Casi casi me parece escuchar a Dios diciendo, ¿y Yo por qué?

    roberto.blancarte@milenio.com