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"Perder en Yucatán"

"Reflejo de rijosidad entre PAN y PRI fue que los comicios estuvieron salpicados de incidentes contrarios a la civilidad."

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24/05/2007 00:00

    Saúl Valdez / Fernanda González

    Las elecciones en Yucatán para elegir gobernador, diputados al Congreso local y presidentes municipales, fueron precedidas de un ambiente político marcado por el encono y el conflicto, donde menudearon las acusaciones de violaciones a la ley electoral entre los dos principales partidos contendientes y sus respectivos candidatos a Gobernador.
    Reflejo de semejante rijosidad entre PAN y PRI fue que los comicios estuvieron salpicados de incidentes contrarios a la civilidad: golpes, balazos, heridos con arma blanca y operativos de acarreo y compra de votos.
    Todo acompañado de anticipadas proclamaciones de triunfo, tanto del candidato panista, Xavier Abreau, como de la candidata del PRI, Ivonne Ortega Pacheco (sobrina de Víctor Cervera Pacheco, quien fue uno de los más grandes caciques políticos en la península, ya finado, cuya mata sigue dando frutos).
    Aunque se esperaba una elección para Gobernador muy cerrada, probablemente con menos de un punto de ventaja para el candidato puntero, e inclusive hubo quienes arguyeron lo parejo de las votaciones para reservarse los resultados de diversas encuestas tras el cierre de las votaciones, el Programa de Resultados Preliminares dio a la candidata del PRI, Ivonne Ortega Pacheco, una holgada ventaja de casi 7 puntos sobre su principal oponente, Xavier Abreu. Quien ha sido el gran perdedor de la jornada, más aún si consideramos que al comienzo de las campañas tenía una ventaja aparentemente inalcanzable de 20 puntos sobre su adversaria priísta.
    Debe destacarse cómo pese a la guerra sucia de doble vía que campeó en las campañas, la participación ciudadana en las urnas fue alta para el estándar nacional: 69.1 por ciento. Eso nos indica que la polarización política en Yucatán, producto en gran proporción de ataques bajunos, tuvo el efecto de incentivar el voto de los yucatecos, en vez de inhibirlo como ha ocurrido con frecuencia.
    La victoria del priísmo yucateco para la Gubernatura se refrendó también en la elección para diputados, donde de 15 distritos de mayoría relativa el PRI aventaja en 10, arrebatando al PAN el control del Congreso.
    Respecto a las elecciones municipales, el PREP dio el lunes 21 un último corte donde al computarse la votación en 83 de 106 ayuntamientos, el PRI mantiene ventaja en 45, contra 33 donde el PAN va arriba.
    La cereza del pastel, Mérida, bastión por excelencia del panismo, se encuentra aún en cerradísima disputa. "Versiones extraoficiales" señalan que el candidato tricolor, Adolfo Peniche Pérez, ha dado la vuelta a la votación, revirtiendo su desventaja con relación al candidato azul, César Bojórquez Zapata. Ambos proclaman su triunfo y revisan acta por acta buscando resquicios jurídicos para impugnar en Tribunales, donde es casi seguro que se definirá finalmente al ganador.
    Es posible advertir un "efecto Ivonne Ortega", cuya nominación fue sin duda un gran acierto, sobre todo después de la separación de Ana Rosa Payán del PAN, cuya militancia era de larga data, tras inconformarse con los comicios partidistas donde Abreu se impone, acusando a éste de haber recibido el irrestricto apoyo del Gobernador Patricio Patrón Laviada, beneficiándose con una "elección de Estado".
    Aunque dada su amplia trayectoria política Ana Rosa Payán creyó tener oportunidad de salir airosa postulándose como candidata de los partidos Convergencia y del Trabajo (el partido del sol azteca no quiso finalmente apoyar su candidatura por su pasado derechista), apenas obtuvo 3.34 por ciento de los votos, confirmando que si bien la personalidad y meritos del candidato o candidata son fundamentales para ganar una elección, sin un partido fuerte que la nomine las posibilidades de triunfo se desfondan.
    Sin embargo, todo indica que el panismo yucateco dejó ir con Ana Rosa Payán una gran oportunidad de seguir en el poder, dando pábulo para que el "efecto Ivonne" se incubara.
    Al candidato del PRD le correspondió 2.54 por ciento de la votación, consolidando de tal forma ese partido su carácter marginal en Yucatán. Resulta ridículo en tales circunstancias que el PRD celebre la derrota del PAN regocijándose por ésta.
    Obviamente que en Acción Nacional nadie quiere hacerse responsable de la paternidad del fracaso. Tampoco el Gobierno de Felipe Calderón se da por aludido, pese al evidente esfuerzo hecho, desde la cima del poder político, para evitar el triunfo del PRI.
    Sintiéndose políticamente damnificado por tamaño descalabro, sobre todo después que prometió jactanciosamente al Presidente Calderón una victoria en la península, el presidente del PAN, Manuel Espino, "no aguantó vara" y tronó contra el intervencionismo presidencial en el proceso electoral yucateco, culpándolo implícitamente por el revés electoral sufrido.
    Lo más importante, sin embargo, es que al arremeter contra el calderonismo emergente, Espino dejó entrever el apoyo subrepticio de diferentes dependencias del Gobierno federal al candidato panista a la gubernatura, además, claro está, de poner en primer plano el celo con que el Presidente Calderón asume su virtual condición de jefe nato del partido en el poder, aprovechando su experiencia como líder partidista para desplazar a la corriente yunquista del control del partido.
    Consciente del impacto mediático que iba a provocar, Manuel Espino convocó el martes 22 a una conferencia de prensa donde hizo una revelación comprometedora: Les voy a decir algo que les dará una buena nota para mañana.
    Ayer por la noche (domingo) hablé con Juan Camilo Mouriño (jefe de la Oficina de la Presidencia de la República) y le dije que yo quiero pedirle, con mucho respeto, que no envíen desde Los Pinos operadores políticos que no se coordinen con la dirigencia del partido a las elecciones estatales, y no diré más".
    El fuego "amigo" dio en el blanco. Sin embargo, Espino no critica propiamente que desde Los Pinos se envíe operadores políticos a los estados donde habrá elecciones, sólo que éstos no se coordinen con la dirigencia local del PAN "como Dios manda".
    Con estilo parco pero incisivo, el presidente del PAN condensó en pocas palabras las causas de la derrota azul en Yucatán: "El operativo del PRI fue superior al nuestro".
    Tampoco funcionó la alianza del panismo yucateco con el Panal, franquicia electoral en manos de Elba Esther Gordillo, cuyas dotes de "mujer maravilla" en lo oscurito no pudieron salvar al partido del presidente Calderón de una amarga derrota.

    dmartinbara@hotmail.com