"Ricardo Espinosa de los Monteros: Hablando en plata"

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11/09/2004 00:00

    Héctor Tomás Jiménez

    Fox, un renegado del derecho Don Antonio Toledo Corro, estuvo a punto de hacer historia en la política nacional. En su época de candidato Vicente Fox, y en un mitin en la ciudad de Monterrey, acusó sin pruebas de narcotraficante a Toledo Corro. Como respuesta al infundio Don Antonio presentó ante la Procuraduría de Justicia en el estado, querella por los delitos de calumnias y / o difamación. El ex Gobernador aportó las pruebas pertinentes que sin duda acreditaban los extremos de los delitos imputados al candidato Fox. La conducta delictiva de Fox en la averiguación previa correspondiente se comprobó de manera palmaria. La indagatoria en contra del hoy Presidente se desahogo sin problemas hasta que el 2 de julio del 2000, se acreditó el triunfo del guanajuatense en las elecciones presidenciales y con ello se suspendió el tramite de la averiguación previa, todo ello evidentemente por motivos de orden político. Toledo Corro, asesorado por el extinto licenciado Jorge Chávez Castro, recomendó al escuinapense otorgar el perdón al candidato electo, aprovechando para ello la relación de parentesco con el ex Secretario particular del Presidente Alfonso Durazo Montaño, quien a cambio del perdón, le consiguió a Toledo, una tarjeta en donde Fox saludaba de forma escueta e impersonal a Don Antonio. Con el perdón otorgado se le allanó el camino a Fox a la Presidencia de la República. Es indudable que si la Procuraduría Sinaloense, hubiese consignado ante el juez competente la averiguación previa por los delitos de difamación o calumnias, los cuales se acreditaron debidamente, se hubiese obsequiado una orden de aprehensión en contra de Fox, lo que hubiera impedido que el guanajuatense tomara posesión de la silla presidencial y los mexicanos nos hubiésemos ahorrado la molestia de soportar a un Presidente incompetente y anodino. El Código Federal Electoral consigna la inhabilitación y el impedimento para que un candidato en su calidad de procesado penal, asuma un puesto de carácter electoral. Esta historia tiene similitud con el caso del desafuero del Jefe de Gobierno del Distrito Federal, Andrés Manuel López Obrador, con la diferencia que al tabasqueño, se le pretende propinar un golpe de Estado, por parte del Gobierno foxista, en un procedimiento en donde corremos el riesgo que se inicie el incendio que termine por incinerar nuestras incipientes instituciones democráticas. Fox, en el caso de Toledo, ostensiblemente cometió un delito. Desde su época de candidato, el hoy candidato ya daba muestras de su desprecio por el estado de derecho. Por mas citatorios que se le giraron para que compareciera a declarar en la averiguación previa que se le abrió en Sinaloa, Fox nunca los atendió. En otro desafortunado lance, el candidato Fox, llamó "marranos", a los miembros del Tribunal Federal Electoral, presidido por el maestro José Luis de la Pesa, todo ello en virtud de que ese tribunal le había negado la inserción de su fotografía en las boletas electorales presidenciales, lo que provocó la reacción iracunda del ex Presidente con botas. Hoy el Presidente Fox, carece de autoridad moral para hablar de estado de derecho y de cumplimiento de la ley. La ley no se debe de invocar y justipreciar solamente cuando nos beneficie. El Presidente carece del más mínimo entendimiento de los elementos sustantivos de la teoría del Estado, en donde precisamente el marco jurídico es el basamento en donde se construyen las instituciones democráticas y republicanas. El Presidente Fox, es un Presidente preso en el virtualismo de las imágenes mediáticas. Su poca inteligencia y entendimiento de las teorías políticas, le impiden tener una correcta radiografía de la realidad nacional y por ende está impedido por esta ignorancia supina, para imaginar escenarios futuros. MERMELADA DE BERENJENA La presencia de Eduardo Leyson, en la comida que diversos empresarios sostuvieron con el Presidente Fox, por si misma genera no suspicacias, sino certezas de que el Presidente Fox y el Gobierno federal, tienen metidas las manos en el proceso sucesorio que se vive en Sinaloa, tal y como las metieron de forma descarada, primero en el Estado de México en sus elecciones intermedias y últimamente en Veracruz, de conformidad con la denuncia que hiciera Fidel Herrera, sobre los descomunales apoyos tanto por la Sedesol federal, como por las inversiones anunciadas por el "Príncipe" del neoliberalismo, el panista Luis Pasos, hoy director de Banobras. El "Tano Leyson" es candidato a la Alcaldía de Culiacán. Desde su época de oro, (bajo el reinado "Labastidista"), el guasavense no había tenido oportunidad de departir a esos niveles. Eduardo si bien es un agricultor de éxito, no tiene el peso específico empresarial de los hombres de negocios que le acompañaron. Con independencia de eso, Fox no le gusta perder tiempo con empresarios "chicos". Su presencia obedeció a una estrategia debidamente organizada desde Los Pinos, para enviar el mensaje de que el Presidente Fox está detrás de la campaña de Heriberto Félix y demás candidatos municipales y con ello amedrentar a los rivales. Según transcendidos, la elección de Veracruz, le dejó al Gobierno federal una lección: la necesaria y directa participación del Gobierno federal en la compra del voto, bajo las distintas modalidades de cooptación política y social, es indispensable para fortalecer sus opciones políticas, sobre todo en las plazas en donde los candidatos del PAN se encuentran con pocas o nulas posibilidades de triunfo, como parecen ser los casos de Heriberto Félix y Eduardo Leyson, para la Gubernatura de Sinaloa y la Alcaldía de Culiacán respectivamente.