"Siendo presidente del PRI en Tabasco en 1983, don Andrés Manuel decidió crear un himno para su partido y en eso puso todo su empeño."
NOROESTE / REDACCIÓN / SHEILA ARIAS
A Luís González de Alba En la vida hay de hallazgos a hallazgos. Se puede dar la vuelta en una esquina y encontrar un boleto de lotería premiado. Cabe también que en el momento y el lugar más inesperado se tope uno con una mujer extraordinaria que cambie las nociones de tiempo y espacio. O que al tomar una avenida, un salvaje que corre a cien kilómetros por hora termine con los días de quien ni siquiera conocía. La vida es así. Ocurren cosas buenas y muy malas en forma inesperada. Ya lo dice la canción: sorpresas te da la vida y sí, sí las da. Todo lo anterior viene a colación porque me acabo de llevar una de esas sorpresas extraordinarias, increíbles y necesariamente narrables. Hasta el día de hoy he sido un crítico muy severo de Andrés Manuel López Obrador. Me parece un político astuto, pero poco inteligente. Ágil ante los medios de comunicación, en sus conferencias matutinas, pero sin proyecto ni sustancia. Sus logros como gobernante son raquíticos: no atendió los problemas fundamentales de la ciudad: el sistema de transporte colectivo y el drenaje profundo, pero se gasto los recursos en la construcción de varios elefantes blancos (el segundo piso del periférico y el distribuidor vial de San Antonio). En lo que a política social se refiere los resultados no son mejores: instituyó la pensión universal para las personas de la tercera edad en un país en que el sistema de pensiones (IMMS e ISSSTE) está quebrado. Creó una universidad que funciona como una ruleta rusa: todos los estudiantes concursan, pero no entran los más capaces ni los que tienen mejores notas, sino los que el sorteo arroja. Y qué decir de los índices de seguridad que son los peores de toda la República; proliferan los secuestros, los robos y los asaltos violentos, pero el jefe de gobierno se empeña en negarlo y en descalificar todas las críticas por que forman parte de un compló En suma, ni ve ni oye. No hay, pues, tela de donde cortar. Menos aún si recordamos que el lema de campaña: "Primero los pobres", se transformó en los ejes viales y, luego, en los segundos pisos. O aquello de "la honestidad valiente", mientras su Secretario de Finanzas jugaba cifras millonarias en Las Vegas y su mano derecha, el señor de Las Ligas, extorsionaba a empresarios para financiar campañas políticas. Pero todo lo que acabo de decir, que es mucho, no puede ni nunca podrá opacar un lado desconocido de Andrés Manuel que me ha dejado perplejo. Esa faceta oculta, así son las genialidades, borra todos los defectos y errores del Jefe de Gobierno. Y para que el lector no albergue ninguna duda sobre mi dicho, me voy a permitir citar un texto notable. Es más, dada la solemnidad y extraordinaria belleza del mismo, le solicito a usted, estimado amigo, que se ponga de pie y respire hondo tres veces antes de iniciar la lectura del mismo: Avanzar, avanzar con el PRI Compañeros, avanzar Libertad, unidad Democracia y justicia social Somos militantes del Partido Gotas de agua que formamos un océano Somos dirigentes progresistas Democráticos y revolucionarios Celosos vigilantes del Partido No permitiremos que socaven nuestra Patria Extraños, inconformes y traidores En momentos de crisis, ni en bonanza Avanzar, avanzar con el PRI Compañeros avanzar Libertad, unidad Democracia y justicia social Un día derribaremos al tirano Con la No Reelección, con el Sufragio Ese día con grandeza construiremos Un país justo, libre y soberano La unidad nacional es lo primero En las columnas revolucionarias Por eso las mujeres y los hombres Forjamos un partido de vanguardia Avanzar, avanzar con valor Compañeros avanzar Libertad, unidad Democracia y justicia social Sé muy bien que la impresión que usted se ha llevado ha sido mayúscula, pero no importa, querido lector, respire hondo, tranquilícese y tome asiento de nuevo. El autor de estas estrofas extraordinarias, que llevan la huella de Carlos Pellicer, el poeta tabasqueño, es ni más ni menos que otro tabasqueño, don Andrés Manuel López Obrador. Sí, sí, aunque nadie lo crea, él y sólo él es el autor de tan exquisitas frases que casi riman. Cuento a continuación la pequeña anécdota. Siendo presidente del PRI en Tabasco en 1983, don Andrés Manuel decidió crear un himno para su partido y en eso puso todo su empeño. El resultado está a la vista. Estamos ante una joya de la literatura mexicana, pero qué digo mexicana, si el castellano que allí resuena tiene una dimensión universal, a la altura de los grandes de todos los tiempos. Por mero prurito debo añadir que a la sazón don Andrés Manuel era un mozo de 30 años, por lo que esta obra no se debe considerar de juventud, pero tampoco de madurez. Está en el justo medio, en el medio día de un joven brillante, es decir, genial, luminoso, esperanzador, un verdadero rayito de esperanza destinado a convertirse en un emperador (perdón, sol) azteca. Es por todo eso que yo conmino a todos los intelectuales, algunos de ellos ya muy cercanos y queridos del Jefe de Gobierno por su larga trayectoria de izquierda, a todos los escritores, poetas y compositores, etcétera, a que formemos una asociación civil, cuyo nombre tengo en la punta de la lengua: lopeznobeldeliteratura2006@amigosdeandy.org.mx, con tres objetivos fundamentales: 1) Designar una comisión que se entreviste con Andrés Manuel para solicitarle, de la manera más humilde y respetuosa, como corresponde y se estila, que dé a conocer todos sus escritos inéditos para que el público, las masas, tenga la oportunidad de seguirse deleitando con su prosa y su poesía. 2) Que a la brevedad se reúnan fondos, mediante una campaña de redondeo, que permita la edición de las obras completas de AMLO, que como bien se sabe cuentan ya con varios volúmenes de historia y de análisis político. 3) Que se forme un comité que promueva desde ahora su candidatura al premio Nobel de literatura 2006, que seguramente obtendremos, perdón por el atrevimiento de usar el plural, pero no puedo de la emoción, para gloria y grandeza de la nación mexicana. PS. Por desgracia no conozco la partitura del himno de don Andrés Manuel, pero tengo la impresión que se podría cantar, como me sugirió Daniel Camacho, a tono y ritmo de la canción Vamos a Tabasco, que Tabasco es un edén. Cualquier otra sugerencia será bienvenida a www.ciudaddelaesperanza@padiernaesquinabejarano.com.mx