"Síndrome de la veleta."
Hay una idea que flota en las mentes de muchos ciudadanos y que me resulta especialmente digna de destacar.
Frente a las elecciones mexicanas, ciudadanos conscientes de la responsabilidad de votar con sentido racional están pensando dentro de un marco mental similar al de una veleta que se mueve por capricho.
Describo el síndrome, pero primero quiero señalar que ese marco mental sigue siendo presidencialista y presupone que lo más importante de todo es decidir el voto por uno de los candidatos a esa posición, cuando los votos por los legisladores serán igual de importantes y no están recibiendo la atención que merecen.
El síndrome, encontrado en una buena cantidad de personas y sobre el que no poseo cifras de su extensión, sigue los siguientes pasos de raciocinio.
Primero, se razona que no se debe votar por el PRI, un partido muy podrido en manos de una persona que representa la vieja tradición de PRI, muy alejada de la real vocación democrática.
Votar por este partido, creen esas personas, sería igual a regresar al pasado del que ya fue librado México.
Segundo, no se debe votar por el PAN, pues este partido ya recibió su oportunidad y sus logros no han sido los esperados.
Es más, ha tenido un Presidente de corta vista, con una esposa aún más miope y con parientes muy cuestionables. Se dice que se votó por el cambio y que ese cambio no ha llegado.
Hasta aquí, el razonamiento dice que no se debe votar por el PRI, y tampoco por el PAN. Los dos principales partidos del país son eliminados por esa manera de pensar.
Pero, tercero, se debe votar y ese voto debe ser dado al PRD, o mejor dicho a su candidato a Presidente, ya que merecen la oportunidad de gobernar intentando otro partido diferente, porque los otros dos han fallado.
No es porque el PRD tenga algo bueno, sino porque es una opción no probada antes y así se le daría una oportunidad a gente "diferente". Al final, es un voto por eliminación, más que por convicción.
He encontrado esa opinión, como dije, en algunas personas, y la creo digna de analizar un poco más a fondo, demostrando que es una forma de pensar equivocada.
Pensando de esa manera, y fallando el PRD, ya no quedaría ningún partido realmente importante por el que votar en 2012. Las elecciones no son una cuestión de experimentar con un partido y descartarlo de cabo a rabo si es que falla.
Esa forma de pensar está equivocada también por otra razón. Presupone que las elecciones son sólo una cuestión de dar oportunidades, lo que significaría dar entrada a lo no probado antes sin importar qué es.
Es decir, se ignora totalmente la plataforma del partido y su ideología, cosas que son las más importantes. Simplemente no se puede pensar en términos de arriesgar al país para darle la oportunidad a otro.
Los votos se deciden por propuestas de gobierno, especialmente evaluando las estrategias para lograrlas. Si un partido ha estado o no en el poder antes, si ha fallado o no antes, eso es lo de menos.
Lo que importa es su plataforma y así ha sucedido en las democracias maduras, como Inglaterra y los EU con dos partidos políticos cada uno para todo propósito práctico.
Pensar en dar la oportunidad a otro y sólo por eso votar por él, es miopía pura, pues así puede darse entrada a las más alocadas ideas.
Me lleva esto a insistir en una tesis mía de hace tiempo: la democracia es demasiado nueva para los mexicanos y aún no sabemos cómo funciona.
Basarla en dar oportunidades a lo no intentado antes es similar a la conducta del niño al que no le gusta un juguete y le compran otro y otro...
La democracia no es un mecanismo de asignación de oportunidades, sino una herramienta de división del poder que protege al ciudadano de abusos de autoridad, entre otras cosas, cambiando de gobierno periódicamente.
Y ese cambio está basado en votos dados a propuestas y no buscando dar oportunidades de gobiernos ideales... que nunca van a ser alcanzados.
La cosa empeora por otra razón. El PRD y su candidato no son realmente algo nuevo, jamás intentado en el país. Al contrario.
Son la vieja solución estatista que el PRI impuso desde finales de los años 40 hasta los 80.
Votar por el PRD no es darle una oportunidad a lo nuevo, sino votar por lo mismo de lo que ya nos habíamos desecho.
eggaspar@contrapeso.info