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"Legal pero ilegítimo"

"Sólo el Jefe de Gobierno del DF, Marcelo Ebrard, se niega a tener trato directo con el Presidente Calderón, pese a cohabitar ambos en un espacio geográfico común, cuestionando justamente su ilegitimidad de origen"

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22/10/2007 00:00

    Saúl Valdez / Fernanda González

    El ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas volvió a distanciarse de AMLO y la línea oficial del PRD al plantear la necesidad de reconocer la investidura Presidencial de Felipe Calderón, pues "encabeza un gobierno constituido, reconocido por otros gobiernos, que emite decretos, que nombra funcionarios, que toma decisiones, que maneja el presupuesto, que envía iniciativas (al Congreso) y que de hecho está reconocido por todos los sectores de la sociedad".
    En similar tesitura el Gobernador de Michoacán, Lázaro Cárdenas Batel, así como Leonel Godoy, candidato del PRD a la Gubernatura de ese estado, y Ruth Zavaleta, de ese mismo partido, presidenta de la mesa directiva de la Cámara de Diputados, externaron una opinión semejante, lo cual configura ya una tendencia dentro del perredismo nacional contraria a la estrategia de resistencia civil pacífica enarbolada por Andrés Manuel López Obrador como "presidente legítimo" contra el "pelele que encabeza el Gobierno usurpador".
    Se trata de un debate complejo, inevitablemente ríspido, ya que toda expresión adversa a la línea oficial del partido, que prácticamente cerró filas con AMLO reconociéndole el mérito de haber hecho posible la más alta votación histórica del PRD, es ahogada por una marea lópezobradorista al juzgarse como "traición" cualquier intento de acercamiento con el Gobierno de Felipe Calderón, dado su carácter "ilegítimo".
    No obstante, sólo el Jefe de Gobierno del DF, Marcelo Ebrard, se niega a tener trato directo con el Presidente Calderón, pese a cohabitar ambos en un espacio geográfico común, cuestionando justamente su ilegitimidad de origen, a diferencia de los demás gobernadores perredistas que mantienen un trato "institucional" con el titular del Ejecutivo Federal.
    Poniendo de relieve cuán firme es su alianza con López Obrador, Ebrard no dejó pasar la oportunidad para advertir, en referencia a las connotadas voces del PRD a favor del virtual reconocimiento del Presidente Felipe Calderón, que "cada quien hace sus declaraciones y muestran su altura política con lo que dice".
    Es, por tanto, la capital de la República, epicentro del movimiento de resistencia pacífica, siendo el Gobierno del DF su principal aliado político. Mientras mantengan firme su alianza política, las potencialidades de Ebrard y López Obrador seguirán siendo considerables.
    Todo lleva a colegir que Andrés Manuel y Marcelo han sellado un pacto sólido, no sujeto a los vaivenes del viento, constituyéndose en una dupla política con vasto poder destinada a mantener un liderazgo compartido con la mira puesta en el "gran desquite" de 2012, cuando no pocos líderes del PRD cercanos a López Obrador consideran que la presidencia de la República caerá entonces por fin como fruto maduro en las manos de éste.
    Quizá razonando con mucho optimismo que el activismo permanente del "presidente legítimo" dará a éste una ventaja inalcanzable. Es posible, sin embargo, que no ocurra así. Eso se sabrá no hasta 2011, año preelectoral, sino mucho antes, cuando las encuestas empiecen a registrar sistemática y prematuramente a partir del año entrante las preferencias de los mexicanos para "la grande".
    Si AMLO no figura en la delantera, y al PRD le va mal en los comicios legislativos intermedios de 2009, el liderazgo del tabasqueño será puesto en entredicho. Las fisuras se multiplicarían pudiendo resquebrajar la unidad del partido en medio de un conflicto nada edificante por el control de su estructura burocrática, llave de paso para administrar el financiamiento público por prerrogativa de ley.
    En estricto sentido la campaña presidencial de AMLO nunca concluyó, se siguió de largo, tornando muy difícil, por no decir imposible, que el PRD se sustraiga a su influjo que lo irradia todo en las estructuras partidistas.
    Estamos ante una ecuación política difícil de resolver, porque desde la perspectiva lópezobradoriana para que le vaya bien a López Obrador debe irle mal, muy mal al Presidente Calderón, lo cual muy probablemente signifique que como país nos iría desastrosamente.
    Ante los intentos de Cuauhtémoc Cárdenas porque en el PRD se reconozca a Felipe Calderón como presidente constitucional, buscando evidentemente socavar el liderazgo de AMLO, Guadalupe Acosta Naranjo, secretario general del partido, quiso conciliar ambas posturas planteando que no se desconoce para efectos prácticos la existencia del Gobierno encabezado por Felipe Calderón, sino que se parte de que éste es "ilegítimo, y en eso hay unidad partidista". Y agregó: "Me veo en la necesidad de precisar porque hay una burbuja informativa tratando de hacer aparecer que en el PRD hay una discusión acerca de si ganó (FC) con fraude o no, y en eso no hay debate; se aprobó por unanimidad de los órganos del partido".
    No se trata, empero, de ninguna burbuja informativa creada artificiosamente por los medios, al ser evidente que Cuauhémoc Cárdenas, y otros y otras en el PRD, cuestionan abierta o implícitamente la estrategia adoptada por AMLO, asumiendo que no está rindiendo ni rendirá el éxito esperado.
    Más allá de si la estrategia de López Obrador es la adecuada para remontar el fracaso de 2006, eso lo dirá el tiempo, no podemos ignorar que las elecciones presidenciales del año pasado estuvieron marcadas por irregularidades que por su gravedad requerían ser castigadas con la anulación del proceso, eventualidad que absurdamente el TEPJF no quiso asumir pretextando que el partido agraviado con la ilegal intervención del ex Presidente Fox y las cúpulas empresariales en las campañas tuvo capacidad para defenderse en los medios de la guerra sucia mediática orquestada por la presidencia de la República en tácita colusión los poderes fácticos.
    Nadie con honestidad intelectual puede negar que Felipe Calderón haya estado pagando onerosas facturas a quienes lo ayudaron a conquistar la Presidencia de la República en forma desaseada e ilegal.
    No podemos, por lo mismo, dejar de llamar la atención sobre el último episodio conocido de semejante pago en gratitud por la inestimable ayuda recibida para derrotar a López Obrador en cerradísima contienda. José Luís Barraza, ex líder del Consejo Coordinador Empresarial en 2006, quien como tal contrató publicidad por 136 millones de pesos para disuadir al electorado de no votar por López Obrador, encabeza, junto con Banamex, el grupo de inversionistas a quienes se adjudicó en subasta pública, de forma poco clara, la compra de Aeroméxico. Nobleza obliga.

    dmartinbara@hotmail.com