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"Una Segunda Opinión"

"Sufragio efectivo, no reelección"

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LAS ALAS DE TITIKA
23/04/2012 00:00

    Nunca entendí la frase a esa edad. Se repetía con frecuencia en las clases. Siendo niños, se nos decía que era algo bueno. La podíamos decir, pero no sabíamos qué decíamos. Fue muy popular en esos tiempos. "Sufragio efectivo, no reelección".
    Era como un dogma para nosotros en esas épocas infantiles. Una vez pasados los años, cobró significado. Quería decir dos cosas. Una, eso de "sufragio efectivo" connotaba respeto al voto del ciudadano. Curiosa idea en medio del sistema de gobierno de entonces, cuando no había necesidad de encuestas para saber quién sería el siguiente presidente mexicano.
    "Sufragio efectivo", sin embargo, dejó una idea, a veces buena, a veces mala. Buena porque fue en parte lo que produjo esa ansia de democracia en el País. Si el voto debía ser respetado y no lo era, debíamos aspirar a la democracia. Ese sistema en el que es la gente la que elige a los gobernantes. Muy bien, pero.
    Mala porque es una definición muy débil de la democracia. Ella es mucho más que respeto al voto en elecciones razonablemente legítimas. Pero, para el mexicano, en eso quedó, la democracia es un bien en sí mismo y se logra cuando se respeta el voto. Nada más que eso se necesitaba para tener una nación democrática, elecciones legítimas.
    Esa frase de "sufragio efectivo" ayudó a crear ansias democráticas en el País, lo que poco a poco pudo lograrse plenamente en el 2000, con un presidente de la oposición. Las elecciones de 2006 repitieron ese fenómeno y, seguramente, será lo mismo en 2012. Muy bien, realmente bien, excepto por una cosa.
    La democracia es simplemente un arreglo político de muchos posibles y del que hay modalidades. Las votaciones periódicas son sólo una parte de ese sistema y no precisamente la más importante. Es decir, en México, me parece, se tiene una noción incompleta de la democracia a la que se iguala con un voto que se respete cada determinado tiempo. Y ya, eso es todo.
    Para ilustrar ese entendimiento incompleto de la democracia, voy ahora a la otra parte de esa frase, la que dice, "no reelección". Se nos ha inculcado que la no reelección es un principio democrático. Un principio que persigue solucionar el posible caso de gobernantes que se mantengan en el poder por tiempo indefinido.
    La realidad es, sin embargo contraria. Se necesitaba un principio de no reelección en un sistema no democrático, como el que tenía México antes del 2000. Ya que siempre ganaba un partido, era conveniente evitar que el presidente se quedara en el poder más de sus seis años legales. Y eso ayudó a tener un sistema político estable, sin revueltas.
    Pero dentro de una democracia, el principio de no reelección no tiene sentido. Es en realidad un principio que va en contra de la democracia. Si se tienen elecciones legítimas, si se respeta el voto, es posible que en algunos casos los ciudadanos quieran mantener en el poder a alguien que ya han elegido. Por ejemplo, reelegir al presidente actual, o a un legislador.
    Lo que la no reelección hace es quitar una opción al ciudadano, la de volver a votar por el gobernante, quizá un presidente municipal, que haya hecho un buen trabajo. ¿Ve usted la dificultad con eso de la no reelección? Ella tenía sentido en un sistema de elecciones amañadas, pero no lo tiene en un sistema de elecciones legítimas.
    El mantener en México el principio de no reelección es una de varias formas de demostrar que la noción de democracia que aquí se tiene es incompleta y distorsionada. El principio de no reelección es opuesto a la democracia, con un efecto colateral importante: quita al gobernante el incentivo de hacer un buen trabajo y buscar su reelección. No es trivial el asunto.
    En resumen, la repetida frase de "sufragio efectivo, no reelección" tiene partes buenas, pero es una pésima idea de lo que la democracia en realidad es. Mi temor es ese precisamente, que la democracia se haya convertido en un valor mal definido, cuando en realidad no es un valor en sí mismo. Es simplemente un sistema de gobierno, que aquí ha sido comprendido a medias.
    El valor a ser defendido es la libertad. Si no se ama a la libertad, si el ciudadano no la considera su más alto privilegio político, si la libertad no es una ansia común de todos, entonces jamás se tendrá democracia.


    eduardo@contrapeso.info