A fines de la semana pasada sucedió algo realmente notable por su capacidad para conocer a los gobiernos. Fue la amenaza de Al Qaeda: atacar a instalaciones petroleras proveedoras de EU, con mención especial para Venezuela, Canadá y México. El mensaje parece ser auténtico según expertos.
Tenemos entonces un mensaje preocupante al menos, que es seguramente auténtico y tiene su lógica. Lo notable es la reacción reportada en los medios por parte de los diferentes gobiernos. Por ejemplo, el de Canadá. Allí, de acuerdo a lo reportado, el mensaje fue considerado real y han reforzado la seguridad. Lo tomaron al pie de la letra y están actuando de esa manera.
No creo que sea para menos. El mensaje fue publicado originalmente en Internet, en "La voz de la Jihad" y en él se llama a atacar blancos petroleros para afectar a EU. El texto fue avalado por expertos y allí se incluye a Canadá, México y Venezuela como blancos terroristas. Sin embargo, en los EU se dijo que no hay confirmación total del mensaje.
Si la reacción en Canadá es la de la seriedad de la amenaza, en Venezuela se reportó que el gobierno había ordenado estar alertas. Pero hubo un detalle pintoresco: uno de los miembros del gobierno de ese país declaró que el mensaje es obra de la CIA porque Al Qaeda está bajo las órdenes de la CIA. En fin, la reacción estándar de ese gobierno y su populismo.
La respuesta del Gobierno mexicano también demuestra su naturaleza. Se dijo que se carece de evidencias de la veracidad de la información, pero que el gobierno mexicano se mantendrá atento ante la situación. Y se agregó que la industria del petróleo nacional "se encuentra resguardada permanentemente por los elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional, Marina y Seguridad Pública las 24 horas los 365 días del año".
De las tres reacciones, la de Canadá es la más lógica. Creo que lo es porque está basada en un principio razonable, el de interpretar literalmente esos mensajes. Se trata de tomarlos al pie de la letra sin especular acerca de mensajes ocultos o dudas de legitimidad. En estos casos es preferible equivocarse y que el mensaje sea falso, al otro tipo de error, desecharlo y resultar al final que era cierto. No es física cuántica.
La reacción del presidente de la Comisión de Política Exterior de Venezuela es folclórica. Parece que sí toma las amenazas en serio, pero aprovecha la oportunidad y sostiene su teoría de una conspiración en contra de su país por parte del enemigo estándar que su presidente ha seleccionado.
La reacción mexicana es mediocre. Trata de combinar todos los elementos posibles y no queda en nada claro. Primero, duda de la veracidad del mensaje, lo que es un error de estrategia básica por lo dicho antes: es mejor cometer un error y creer que es cierto un mensaje falso que su opuesto. Luego viene la respuesta estándar que nada dice, la de que el gobierno mexicano se mantendrá atento... como si tuviera la opción de mantenerse distraído.
Y agrega el mensaje obvio: ya estamos vigilando todo, todos los días, somos muy buenos en esto y el mensaje no cambia nuestras acciones, habíamos anticipado todo. En resumen, la posición mexicana es mediocre, ambigua y vacía. No sorprende, porque así han sido los gobiernos mexicanos por años. Ante una amenaza que tiene buena probabilidad de ser real, se reacciona con respuestas estándares que en el fondo están ignorando el problema.
Es la vieja actitud de tantos años en este país, es la que dice que "aquí no pasa nada". Y desde luego, pasan cosas y ellas nos toman desprevenidos y por eso se cometen errores. La reacción ante Al Qaeda es la misma que la autoridad tuvo ante la inseguridad en México: negarla, minimizarla, considerarla muy localizada, decir que estaba preparado, que se emitirían leyes... para al final tener una situación en la que la criminalidad es rampante.
El terrorismo es real, existe y debe ser tomado con seriedad. Sus mensajes deben ser interpretados al pie de la letra sin especular sobre su significado, ni sobre su veracidad. Ante esos mensajes no puede responderse con irresponsabilidad diciendo que se está atento, que se verificará la legitimidad, que ya estamos preperados. Se debe suponer siempre que son ciertos. Es mejor este error que el otro.
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