|
"México al revés"

"Un Presidente tumbado del burro"

""
01/03/2008 00:00

    JANNETH ALDECOA/ JOSÉ ALFREDO BELTRÁN

    Venezuela es un país agradable, hermoso, bullanguero como México, pero el actual Presidente de aquella República, sólo se le puede llamar así, como está escrito en este título, porque se lo ha ganado a pulso, con muchísimos méritos y aún le sobran.
    Aquí, en nuestro país somos muy quisquillosos para alterar nuestros símbolos patrios y así cuando algo ocurre de manera semejante, como dicen los chavos, no te la acabas. Claro eso es hoy que en nuestra República vivimos un poco de democracia.
    En tiempos idos, cada presidente, con los símbolos nacionales podía hacer lo que quisiera, sin que el pueblo, sumiso, dijera esta boca es mía.
    Si comenzamos por lo más reciente, a Vicente Fox Quezada le fue como en feria cuando admitió el escudo nacional, semejando un águila emergente. Es decir, el águila saliendo de la bandera nacional. Los perredistas se le fueron a la yugular y al escudo lo bautizaron con el mote de El Águila Mocha.
    Eso fue lo más decente que le endilgaron aquellos mismos que no se quieren ni solos. Pero con el paso del tiempo, aquel gavilán que supuestamente encontraron los mexicas en un islote en un lago de Anáhuac, sobre una piedra, de donde emergía un nopal y en éste un águila devorando una serpiente, la posición del ave de rapiña ha cambiado multitudes de veces.
    Incluso, en el escudo nacional, alguna vez el pajarraco cambió de águila real mexicana a águila cuello blanco, como son las águilas americanas.
    La posición del pájaro también ha cambiado en diversos momentos, desde el águila natural hasta el águila imperial, a veces coronada y a veces con aureola de coronas.
    Unas veces con las alas extendidas y otras no tanto. De una u otra manera, el águila, desde luego, ya forma parte de nuestro atuendo y nosotros ya nos acostumbramos a verla muy familiarmente. Lo que no ha cambiado visiblemente son las ramas de olivo, por un lado y la rama de laurel por el otro.
    En cuanto al nombre oficial de nuestro país, aunque se ha tenido el intento de cambiarlo por otros, la idea no ha prosperado, oficialmente somos Estados Unidos Mexicanos, sin dejar de reconocer que algunos han querido que se llamara República Mexicana y otras veces, simplemente México, que se acomoda mejor al habla por su cortedad y por ser gramaticalmente una palabra esdrújula, es decir, sonora.
    Pues bien, aunque los presidentes, en cada república quieren dejar huellas, muchos de ellos lo hacen a contrapelo de las costumbres, del origen, las ideologías, las doctrinas y la religión.
    El primer país de América del Sur, se llama desde que fue descubierto por Cristóbal Colón, exactamente el 1 de agosto de 1498, Venezuela, desde que se acercaron a la Isla de Trinidad, bordeando la costa, hasta entrar por el Golfo de Panamá a la Boca de la Serpiente o Boca de Drago, cuando, Colón, sin saberlo, había llegado a Sudamérica y contemplaba maravillado las corrientes del Río Orinoco. Explorando la parte sur del golfo le acuñó el sobrenombre de Tierra de Gracia.
    El nombre de Venezuela históricamente se ha atribuido al cartógrafo italiano Américo Vespucio, quien acompañado de Alonso de Ojeda, en una expedición naval de exploración, en 1499, entraron por la costa noroccidental del país, hoy conocido como golfo de Venezuela. La tripulación observó las viviendas aborígenes erigidas sobre pilotes de madera que sobresalían del agua, construidas por los indígenas Añú. Dichas viviendas, que llevan el nombre de palafitos, recordaran a Vespucio la ciudad de Venecia en Italia (Veneccia, en italiano, lo que le inspiró a darle el nombre de Venezziola o Venezuela, pequeña Venecia de la región).
    Otras versiones apoyadas por documentos históricos refieren que el nombre proviene de una voz indígena, Benezuela, que significa agua grande, con el que se conocía una población en el Lago de Maracaibo. Tal es el caso de Martín Fernández de Enciso, testigo presencial del descubrimiento, en la obra Summa de Geografía, publicado en 1519.
    Como quiera que sea, así pasó el país de Vida Llanera, al arribo de los europeos, llegó la Independencia, protagonizada en gran parte por el invencible Simón Bolívar. El 19 de abril de 1810, marcó el inicio de la revolución venezolana: Vicente Emparán fue destituido de su cargo de gobernador y Capitán General de Venezuela.
    El primer Congreso se instaló el 2 de marzo de 1811 y nombró un triunvirato compuesto por Cristóbal Mendoza, Juan Escalona y Baltasar Patrón. El 5 de julio de 1811, es la fecha de la firma del Acta de Independencia. Pero esta primera república pereció por la resistencia de los realistas.
    Venezuela, como nación ha sobrevivido a la conquista española, a su Independencia y a su unión y desunión con Colombia, al caudillismo; a lo que se llamo Guerra Federal, a la Revolución Azul, a la Revolución de Abril, al Guzmancismo, a la Restauración, al Gomecismo, a la Transición a la Democracia, al Perezjimenismo; a la Etapa Democrática Representativa, siempre llevando muy en alto su elegante nombre y su rica historia; pero al llegar al siglo 21, sin hacer recuento del badaje virtuoso que crearon sus verdaderos héroes, la suerte de Venezuela y sus gentes cambió.
    El 4 de febrero de 1992, Hugo Chávez intentó hacerse del poder mediante la vieja táctica de golpe de estado, en contra del presidente Carlos Andrés Pérez. El intento falla y Chávez es apresado. Sin embargo, a partir de ese momento, Chávez comienza a gozar de una gran popularidad y en 1998 es elegido presidente por mayoría de votos, contando con el apoyo del partido Movimiento V República y una alianza popular llamada Polo Patriótico, conformado por los partidos izquierdistas como Patria para Todos Partido Comunista de Venezuela, en un primer momento, Movimiento al Socialismo, si bien este último, actualmente pertenece a la oposición.
    En el siguiente año sucede la tragedia del Estado Vargas, el 15 de diciembre de 1999 y ese mismo día se aprueba la nueva Constitución que cambia de nombre al país, de República de Venezuela, a República Bolivariana de Venezuela. Pero no conforme con eso, hoy pretende Chávez, cambiarle el nombre a República Socialista Bolivariana de Venezuela.
    Chávez ya había alterado el nombre de la nación; agregado una estrella más a la bandera y ahora alteraría el escudo nacional. Casi la mitad inferior del escudo la ocupa el caballo blanco que montó Simón Bolívar; viéndolo de izquierda a derecha, encontramos primero la cola del caballo, luego los cuartos traseros, la grupa y de ahí en adelante el resto del cuadrúpedo. Pues el señor Chávez, cambió al caballo de posición, por que siendo Venezuela un país de izquierda, el caballo del escudo no podía estar viendo hacia la derecha, sino a la izquierda.
    Chávez, dictador al fin, quiso manejar los artículos de primera necesidad, la canasta básica, por decreto; es decir, los precios debían bajar por mandato oficial. Como al mercado no se le puede someter a fuerzas extrañas, los productores y comerciantes al no poder recabar las inversiones hechas en los artículos, estos empezaron a escasear.
    Ahora no se consigue en Venezuela, leche, carne, harinas, huevos, pollo, productos hortícolas y entonces los precios de estos artículos no sólo escasean, sino que no los consume la gente debido a su alto precio.
    Sólo que sucede lo de siempre, en los países totalitarios: el que no está conmigo, está contra mi y eso significa persecución, cárcel y muerte para los ciudadanos de aquel pobre país.