"Un profesional tiene que tener la capacidad moral e intelectual para poder diferenciar lo correcto e incorrecto de su profesión."
Noroeste / Pedro Guevara
Educación superior y ética profesional La costumbre son normas que crea una sociedad por su continuidad y que nacen de una permanente práctica de buenos hábitos, lo que significa, dicho de otro modo, que sin buenos hábitos no se tienen buenas costumbres y en consecuencia, tampoco buenas conductas socialmente hablando. Las normas que la sociedad acepta como buenas, las traduce en hechos jurídicos y de esta manera nacen las leyes, como normas sociales de convivencia, que implican derechos y obligaciones por parte de los individuos dentro de la sociedad misma. Esto genera de igual manera, consecuencias cuando son violentadas. Un profesional conlleva consigo una serie de hábitos y costumbres que ha adquirido durante toda su vida, no obstante a eso, no todo lo que se realiza cotidianamente es correcto ante la sociedad, por lo que un profesional tiene que tener la capacidad moral e intelectual para poder diferenciar lo correcto e incorrecto de su profesión, ya que ejemplos tales como ser solidario, ser buen jefe o empleado, ser responsable y cumplido en nuestras tareas entre otros, son puntos que no están especificados en un código y no por ello limitan al profesional a realizarlo. El profesional no solamente debe regirse por su código de ética propio, sino que debe comportarse dentro de un marco de costumbres, entendiendo que no todo lo que se viola está escrito, ni todo lo que la sociedad repudia lo contienen las leyes. El código de ética de cada profesional enmarca una serie de reglas, derechos y deberes que lo limitan y mantienen al margen de caer en errores profesionales y morales, al mismo tiempo guiándolos por el buen desempeño profesional. Es importante señalar que la ética anida en la conciencia moral de todo ser humano y le sirve de motor, de freno o de dirección, según los casos, al momento de actuar. Por otra parte, el comportamiento ético, lo que llamamos rectitud, no es ingrediente ajeno al ejercicio profesional, como la pintura de una casa que es sólo un aspecto decorativo del cual puede prescindirse. El elemento ético es un componente inseparable de la actuación profesional, en la que pueden discernirse, al menos, tres elementos: un conocimiento especializado en la materia de que se trata, una destreza técnica en su aplicación al problema que se intenta resolver y un cauce de la conducta del operador cuyos márgenes no pueden ser desbordados sin faltar a la ética. Por todo la anterior, es que la misión social de las universidades tiene que ver con la formación integral de los individuos, formación que debe darse en dos vertientes importantes, por un lado, el desarrollo de la inteligencia en una rama determinada del saber, y por la otra, la formación de virtudes y cualidades que les permitan ser además de personas bien preparadas, seres humanos con valores esenciales como son: sentido de responsabilidad, honorabilidad u honradez y respeto a sus semejantes y al medio social donde se actúa por mencionar tan sólo algunos. Esta misión formativa de las universidades debe darse en un ambiente de respeto a las vocaciones individuales y dentro de un ambiente de libertad, ya que otro de los errores comunes que se cometen en los centros de aprendizaje es orientar a los alumnos hacia carreras o profesiones que requieren aptitudes específicas, sin importar si el alumno posee la semilla vocacional requerida. Este es un punto muy importante que de no atenderse adecuadamente se refleja en baja calidad formativa terminal, o bien, en una ética pobre e insuficiente, siendo la sociedad misma la que paga los costos en el mediano o largo plazo. Por otra parte, pero en el mismo orden de ideas, a pesar de que la ética y la moral deben ser vistas como valores de carácter individual, por el simple hecho de que se ejercen y se practican individualmente, buena parte de la responsabilidad social de que en nuestro medio profesional existan profesionistas con bajos índices de ética en la práctica y de moral en la conducta, es debido a la poca atención que en los tiempos actuales se les da en los centros formativos, llámese universidades, centros de educación superior o institutos profesionales, sean estos de carácter público o privado. ¡Así de simple! En resumen, la ética profesional es un requerimiento de la vida social, con un alto contenido de libertad individual en su ejercicio y muy indispensable para la salud social, tanto como es el agua para la vida humana. Y esto seguirá siendo así aunque ahora ocurra, como el agua en los tiempos de sequía, que la ética escasea cuándo más se necesita. udesmrector@prodigy.net.mx