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"Madrugando en el lugar equivocado"

"Una fotografía en apariencia inocua en realidad nos dice que no por madrugar amanece más temprano y que, en este caso, las cosas son como aparecen en la imagen."

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27/08/2005 00:00

    Noroeste / Pedro Guevara

    Jorge Abel López Sánchez, al centro de ella, acompañado por el Obispo de Mazatlán, Monseñor Mario Espinosa Contreras, quien le inauguró al Senador una oficina proselitista; al lado de ellos, haciendo montón, tanto que el reportero no da sus nombres, varios seguidores del político tricolor, y entre el grupo, detrás de las "estrellas" del acto, sin que aparezca su nombre en el pie de la fotografía, Héctor Melesio Cuén, rector de la UAS.
    ¿Qué hacía el rector de la UAS, a la que pomposamente y por tradición se le dice la "máxima casa de estudios", en la apertura de una pequeña oficina proselitista de un político profesional, haciendo bola con familiares, amigos y compañeros de partido de un Senador fortuito?
    ¿Dónde dejó el rector su investidura, su estatus, su relevancia, apartidarismo y neutralidad?
    Es cierto que ya son legión los ex rectores de la UAS que trabajan con el PRI, pero hasta donde se recuerda, ya sea por guardar las formas, discreción o táctica, siendo todavía rectores guardaban públicamente sus distancias de actos partidarios, sobre todo, cuando eran nimios.
    Pero, ahora, ¡ah¡, todas las cosas cambian, el recién estrenado rector, decidió romper todas los viejos moldes y asistir a un pequeño acto político de un aspirante a la presidencia municipal de Mazatlán.
    A la mejor, Melesio Cuén es amigo cercano de López Sánchez o de un amigo, amigo del Senador y, podría responder, que él es fiel a la amistad.
    O quizá considere, digo uno nunca sabe, que el Senador gestiona o puede gestionar apoyos a la UAS, o algo parecido. Pero, quizá, eso no sea lo importante, sino más bien, que el rector decidió madrugar, al igual que el Senador.
    Este, para variar, rompiendo las tradiciones laicas de su partido, se hizo acompañar del prominente religioso.
    Bueno, madrugar y acompañado de la cruz para llegar a ser candidato es algo que puede resultar correcto. Ya Vicente Fox lo demostró con su triunfo el 2 de julio de 2000.
    Bien puede atribuírsele al esposo de la señora Fox la estrategia, hecha moda, de adelantar los tiempos de las campañas para competir en una elección.
    Es cierto que en los años dorados del PRI, los secretarios de Estado, desde el inicio de un sexenio empezaban a tejer secretamente sus acuerdos, alianzas y enjuagues para ganar el favor del dedazo; pero a partir de Fox, con el que se inicia una época diferente de la historia política mexicana, los "suspirantes", como dice Jorge Zepeda Paterson, a cualquier puesto de elección popular, rompiendo inercias, tradiciones e incluso viejas disciplinas se lanzan abiertamente al ruedo, con capa o sin capa, con autorización o sin autorización, para buscar la candidatura de su partido.
    Así ha sucedido en todos los partidos y en todos los niveles del quehacer político después del año 2000.
    El senador López Sánchez, una vez más busca la candidatura a la presidencia municipal de Mazatlán que tanto le han negado en su partido. Vaya que si le ha hecho la lucha.
    Y la verdad que debe traer muchas ganas o necesidad, porque sería la primera vez en la historia de Mazatlán (¿y de Sinaloa?) que un Senador busque un puesto que se considera políticamente menor en la tradición priista.
    Aunque, la verdad, en los años más recientes se ven cosas antes nunca vistas en el PRI.
    Es decir, se inició una faceta en la que ex gobernadores o ex secretarios de Estado pasaron a ser diputados o senadores, cuando anteriormente el proceso era inverso.
    Sin duda que los mecanismos del sistema político mexicano están alterándose. El PRI tenía sus reglas bien escritas y controlaba todo. Como ahora ya no tiene la manija, los hilos se le han enredado, y las reglas del juego han cambiado.
    Ahora los políticos profesionales buscan cualquier lugar en el sistema sin importar que un puesto sea o parezca inferior, con tal de no salir del presupuesto y del juego del poder.
    Por eso se entiende que el Senador Jorge Abel López Sánchez esté madrugando, ¿pero que hacía el rector de la universidad más importante de Sinaloa en se acto?, ¿También madrugando?
    Héctor Melesio Cuén, aprendiendo de Fox pero en el contexto universitario, con la mira puesta en la rectoría desde el primer día de la gestión de Gómer Monarrez madrugó y echó a andar su estrategia triunfal.
    Muchos lo recordamos saludando de mano, como todo un político tradicional, a los asistentes a la primera sesión del consejo universitario, y a lo largo de 3 años y medio recibiendo en su oficina a cientos de personas que le solicitaban favores y visitando todas las escuelas y facultades de la UAS en el estado reclutando personas para su grupo.
    Como la única vía para llegar a la rectoría es mediante la lucha política, eso fue lo que hizo el Ingeniero Cuén, pero ya que está en la oficina principal de la universidad ¿ahora para qué está madrugando?
    Él sabe y todos sabemos que los problemas y desafíos que tiene enfrente la UAS son inconmensurables, por lo que la concentración para superarlos debe ser mayor que en cualquier otro cuatrienio.
    El rector no necesita de ninguna alianza política, de ningún apoyo político partidario, de ningún Senador, Diputado o candidato a nada para formular la estrategia académica que rescate a la UAS de su enorme rezago.
    Si el rector no entendió el sentido de la reunión que se tuvo recientemente con el sub secretario de Educación Pública Julio Rubio, donde se observaron con dolor las grandes carencias y fallas de la UAS, entonces poco podremos esperar los próximos 4 años.
    Es cierto que el primer responsable académico de la Casa Rosalina necesita llegar a amarres políticos en el seno de la institución para modificar aspectos sustanciales del contrato de trabajo, y es necesario llegar a acuerdos con los grupos de presión de la universidad para reordenar las prioridades de la institución, pero la UAS no necesita desgastar aún más su imagen en actos partidarios ni comprometer su necesaria neutralidad, menos aun en un contexto nacional tan politizado por las elecciones de 2006.
    Pero, puede ser que Héctor Melesio Cuén, y ya no el rector, esté pensando en intereses políticos personales y no en el rumbo de la UAS, lo que sería lo peor que le podría suceder a la educación superior de Sinaloa.
    La estatura que debe tener todo rector de la UAS no puede permitirse se empobrezca en actos políticos de campaña partidaria, ni debe aceptarse que el representante de una institución tan importante emplee su tiempo haciendo bola y eco a las aspiraciones de un político profesional.
    La UAS es mucho más importante que una oficina proselitista y mucho más que los deseos de hacer carrera política de un funcionario universitario, como para que su máximo representante la comprometa en una campaña madrugadora.
    Son innumerables y urgentes las tareas de la Universidad Autónoma de Sinaloa y de la educación superior sinaloense y nadie les puede confundir ni dar la espalda si está comprometido con ellas.