"'¡Ya te besó el Diablo!'"

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29/03/2014 00:00

    MAYRA ZAZUETA

    Alguna vez habrán escuchado el chiste aquel de Pepito en el que termina advirtiéndole a su abuelita que no la levantará del suelo porque "¡ya la besó el Diablo!".
    Esa respuesta de Pepito fue su manera de recriminar­le a su abuelita el que siempre estuviera reprendiéndole por recoger cosas del suelo, sobre todo golosinas.
    En la vida real ocurre esta situación. Cuántas veces fui­mos conminados por nuestras madres a no levantar cosas del suelo, especialmente comi­da. Impedir que comiéramos cosas que levantábamos del suelo era para evitar que in­giriéramos alguna bacteria, y la mejor manera de conven­cernos era engañándonos con ese cuento de que ya lo había chupado el Diablo.
    Tiempos traen tiempos, dice la voz popular, y la di­dáctica utilizada por nuestros padres para convencernos de no consumir alimentos re­cogidos del suelo está siendo cuestionada por la ciencia.
    Estudios realizados por la Universidad de Aston, en el Reino Unido, han demostrado que si un alimento no perma­nece más de cinco segundos en contacto con el suelo puede consumirse sin ningún pro­blema, ya que en ese lapso las bacterias no logran contami­nar los alimentos.
    Creo que aunque se logra­ra comprobar y documentar que pueden recogerse sin ningún riesgo para la salud alimentos caídos al suelo, seguirá vigente el rechazo a recogerlos para llevarlos a la boca.
    Cuando se pierde la con­fianza en un alimento o pro­ducto, difícilmente se le pue­de tomar para consumirlo de nuevo.
    ¿Por qué no hacemos uso de ese criterio cuando se tra­ta de personas que en su paso por el servicio público termi­nan sirviéndose solamente a sí mismas y dejan a un lado su compromiso con la sociedad?
    Es incomprensible ese interminable y abominable reciclaje de ex funcionarios públicos, casi todos ellos con un negro pasado en sus es­paldas y un gris desempeño en las responsabilidades que les han sido conferidos, sin embargo, lo que los gober­nantes en turno buscan no son personas que puedan operar eficientemente en beneficio de la sociedad, si­no aquellas que les ayuden, sin ningún remordimiento, a cumplimentar sus ambicio­nes políticas y económicas.
    En la política no vale la añeja advertencia de "ya te chupó el Diablo". Al contra­rio, la política se sirve preci­samente de las personas con un pasado cuestionable. Y de esto ningún partido se salva, todos han tenido la oportuni­dad de ser gobierno y ningu­no puede alzar la mano para decir que está libre de culpa y disponerse a tirar la piedra.
    Es comprensible, sin em­bargo, esa propensión de nuestros gobiernos a reclutar a ese tipo de personas. Su pa­sado cuestionable no importa, lo que interesa es su dispo­nibilidad para hacer todo lo que se les pida, sin chistar; su capacidad para hacer de todo, aunque no tengan la capaci­dad para ello, son todólogos.
    Sin embargo nosotros, los ciudadanos, no podemos perder la capacidad para hacer a un lado a todos esos servidores públicos que, por sus abusos y excesos en su paso por el servicio público, ya han sido "chupados por el Diablo" y por lo mismo no tienen para nosotros ningún atractivo o interés.
    Tenemos la capacidad para encararlos y decirles que no los queremos de nuevo en la administración pública, que no son bienvenidos. Lamen­tablemente, importantes seg­mentos de la sociedad parece que han perdido esa capaci­dad, tienen una memoria de­masiado corta, tan corta que terminan aceptándolos: votan por ellos, hacen negocios con ellos, conviven con ellos.
    Son ese dulce, esa galle­ta que se recogen del suelo sin ningún remordimiento, aún a sabiendas de que por su condición, por su contac­to con un ambiente nocivo, terminarán dañando a quien los lleve a su boca.
    El sábado anterior se reali­zó en Mazatlán el Foro Com­promisos por Sinaloa, que si bien tuvo una buena respues­ta de la sociedad del Sur del Estado, evidenció justamente el poco interés de ésta porque haya una total transparencia en el servicio público y el de­recho a exigir cuentas claras a quienes gobiernan.
    La mesa para recibir las propuestas sobre la transpa­rencia y combate a la corrup­ción fue la más desairada de las cinco instaladas, lo que demuestra que para muchos ciudadanos no importa que los gobernantes se sirvan del cargo para enriquecerse, que atropellen los derechos de los ciudadanos, o que se hagan de la vista gorda o hasta se alíen con el crimen organizado.
    Y resulta paradójica esta pobre respuesta en un tema tan importante, sobre todo cuando el propio Goberna­dor Mario López Valdez y los representantes de los ocho partidos políticos enfatiza­ron claramente su interés porque se legisle en Sinaloa para que exista la revocación de mandato.
    No podemos seguir le­vantando del suelo a políti­cos que han traicionado a sus gobernados, ni permitir que los recojan los gobernantes en turno para reciclarlos. Recordemos la advertencia de nuestras abuelas de no recoger cosas que hayan si­do "chupadas por el Diablo" y atrevámonos a rechazar a esos malos servidores públi­cos, que lo único que persi­guen es seguir pegados a la enorme ubre del gobierno.
    jdiaz@noroeste.com