Malecón

MALECÓN
14/11/2025 04:00
    Enorme susto se llevó ayer por la mañana una periodista de esta casa editorial, cuando tras estacionarse en pleno centro de la ciudad, fue despojada de su vehículo y pertenencias personales a punta de pistola.

    A punta de pistola y en pleno centro

    Enorme susto se llevó ayer por la mañana una periodista de esta casa editorial, cuando tras estacionarse en pleno centro de Culiacán, fue despojada de su vehículo y pertenencias personales a punta de pistola.

    Afortunadamente el asaltante no la agredió más que verbalmente, pero pues el trauma se queda ahí.

    Desde Noroeste no creemos que este hecho sea un atentado contra la libertad de expresión o una amenaza directa, sino una muestra más de que la soberbia criminal sigue a todo lo que da en esta atribulada ciudad desde hace 14 meses y sin que nuestras autoridades sean capaces de hacerle frente con eficacia.

    Suena inverosímil que a plena luz del día y en el cuadro más vigilado de la ciudad, sobre todo en el marco de la realización de la FIL Culiacán, los asaltantes se sientan con la confianza de despojar a una mujer de su vehículo y pertenencias a ojos de todos, seguros de que no les va a pasar nada.

    Apenas antier se robaron 23 vehículos en Sinaloa y aunque aún no sabemos cuántos se robaron ayer, agréguele el vehículo de nuestra compañera a la lista.

    Desde que la guerra comenzó el promedio de robo de vehículos es de casi 20 diarios y por más que nuestros gobernantes digan que va a la baja, las estadísticas desmienten sus dichos y la pregunta que nos hacemos es por qué es así, a pesar del enorme despliegue militar, este delito sigue tan vigente como al principio.

    Y sí, nosotros también creemos que es por la corrupción y representa un gran negocio para los involucrados.


    Las cosas ya son aparte

    Pues que ahora sí se hizo visible lo que en los pasillos del poder se viene murmurando desde hace meses: Rocha Moya e Imelda Castro ya no caminan tan juntitos como antes.

    Quienes los conocieron en su etapa de compañerismo cercano, cuando presumían sintonía política y relación fluida, saben que algo se rompió en esa dinámica. Ya no se hablan igual, ya no se elogian igual, y ya no se defienden igual.

    Y justo en ese contexto llegó la denuncia del PAN contra la Senadora por presuntos actos anticipados de campaña.

    La reacción del Gobernador fue... curiosa.

    En vez de la defensa inmediata que se esperaba para una aliada histórica, Rocha optó por la distancia diplomática:

    “Los partidos hacen lo que deben de hacer, mis respetos”, dijo.

    Ni un matiz, ni una explicación, ni un “no coincido”. Pura neutralidad helada.

    Para quienes navegan la política sinaloense, eso fue un mensaje más claro que cualquier rueda de prensa: Rocha dejó a Imelda a su suerte. Y no porque no pudiera intervenir, sino porque no quiso.

    La distancia no solo se nota. Se siente.

    Pero la historia dio un giro casi irónico.Apenas horas después de esas declaraciones del Gobernador, donde prácticamente se deslindó de su defensa, Imelda Castro publicó en redes que se reunió con él.

    Foto incluida. Sonrisas forzadas.

    El tipo de imagen que grita más “daño controlado” que “afecto político”.

    La jugada dejó a la clase política preguntándose si Rocha buscaba marcar límites o simplemente dejar claro que la cercanía de antes ya no existe. Porque, para ser sinceros, la sincronía entre ellos se evaporó desde hace rato: discursos separados, agendas descoordinadas y uno que otro desencuentro público disfrazado de malentendido.

    Pero ahora la puesta en escena quedó completa: el Gobernador se distancia cuando denuncian a Imelda. Imelda corre a mostrar que todavía hay puente. Y todos sabemos que ese puente tiene grietas.

    En Sinaloa la política nunca es lineal, pero cuando los viejos aliados ya no se cubren las espaldas, el mensaje es evidente.

    Y aquí el mensaje es uno: la armonía morenista que se presume está más para el discurso que para la práctica de frente al 2027.


    Corporación a oscuras

    La postura del Ayuntamiento de Culiacán frente a los presuntos despidos de policías evidencia una desconexión con su propia corporación. Que la administración municipal se haya enterado del tema por notas periodísticas, y no a través de sus propios canales, muestra que el control y el seguimiento interno sobre la Secretaría de Seguridad Pública Municipal es, en el mejor de los casos, limitado.

    El Secretario del Ayuntamiento sostiene que no hay registros administrativos de bajas y que por eso pidió un informe al titular de la SSPyTM. Pero qué necesidad de solicitar explicaciones a una dependencia que forma parte del propio Gobierno municipal.

    ¿Cómo es posible que no tengan claridad sobre movimientos tan sensibles en la institución encargada de la seguridad pública?

    La situación se vuelve más preocupante si se colocan estos vacíos de información junto al contexto reciente: exámenes de control y confianza, renuncias previo a la evaluación, y una reestructura que ha desplazado a mandos civiles para dar entrada a perfiles militares y a eso, súmele la crisis de violencia que se desarrolla desde hace más de 14 meses consecutivos.

    En un escenario así, la falta de certeza sobre quién está siendo evaluado, quién renuncia o quién podría estar siendo separado del cargo habla más de desorden institucional que de transparencia.

    El Ayuntamiento insiste en que no existe ningún registro de despidos, también reconoce que deberá esperar a que Seguridad Pública “les informe”.

    El Gobierno municipal no tiene pleno conocimiento de lo que ocurre dentro de su propia corporación policiaca. Y, en una capital que vive una crisis de violencia, esa distancia entre la autoridad administrativa y la operativa resulta desconcertante, y alarmante.


    Un susto de alta tensión

    Tremendo susto se llevaron las autoridades del Gobierno municipal de Mazatlán y elementos de la Secretaría de Marina y Guardia Nacional la mañana de ayer en pleno Centro del puerto.

    El estallido de un transformador de energía eléctrica, ubicado en un poste, a un costado del Palacio Municipal y a unos pasos de donde se estaban alistando las autoridades para el banderazo de inicio del Operativo de Seguridad del Buen Fin 2025 en Mazatlán, asustó a todos, quienes se movilizaron al lugar.

    La gran mayoría de marinos, Guardia Nacional y de Protección Civil municipal volteaba hacia el cielo, como buscando algo que les dijera que había sido esa explosión.

    Varios pensaron que podría tratarse de un dron con un explosivo. Todo se trató de la explosión del transformador.

    Como nunca de rápido, Protección Civil y la Secretaría de Seguridad Pública Municipal de Mazatlán enviaron un comunicado aclarando que había sido la explosión del transformador y no de otra índole para que no se malinterpretara.

    Así de rápido deberían de boletinar los hechos delictivos que pasan en el puerto.

    Por lo pronto, el hecho quedó en un gran susto para todos y una alerta no descartable.