Siempre hemos celebrado acciones de instituciones que verdaderamente busquen erradicar acciones o factores de violencia en los hogares, pero hay algunos que por muy buena intención que tengan, la neta es que tiene sus lagunas muy claras.
Un caso que siempre nos pareció cuanto menos curioso, es el famoso canje de armas, que ahora se llama desarme voluntario, mediante el cual la raza que tenga armas de fuego en sus casas, las entregue a las autoridades a cambio de dinero, y cantidades que van de 4 a 12 mil pesos.
Como decimos, entendemos que estos programas tengan el objetivo de sacar las armas de los hogares, y para garantizar la participación ciudadana, se hace de forma totalmente anónima, sin necesidad de explicar cómo consiguieron el arma.
Era ese elefante en la habitación, ese secreto incómodo que todos saben en la oficina, y finalmente alguien se atrevió a decir solo algunas de las deficiencias de este programa, los vacíos que puede tener, y ese alguien fue Miguel Calderón Quevedo, del Consejo Estatal de Seguridad Pública.
Nos pareció muy acertado lo que dijo el Consejero General, en cuanto a que puede ser un programa muy ingenuo, y que si nos ponemos más creativos, es una manera en que las instituciones públicas cooperan en una problemática como el tráfico de armas.
Puede usted tener su propia opinión, pero nosotros no le vemos mucho sentido o beneficio a que se destruyan armas, que en varios casos ya ni sirven, a cambio de dinero que pagamos con nuestros impuestos, y ese créanos que sí sirve, y mucho.
No se tiene algún presupuesto base o límite, pero lo que desembolsa el Estado en actividades como esa bien pudiera usarse en arreglar algún desperfecto en el drenaje, pagar becas a deportistas o artistas, o arreglar algún baño de escuela. Lo que sea, pero hay muchas cosas.
Sobre todo porque, siendo francos, el clima de violencia y terrorismo que se alcanza en ocasiones en Sinaloa, no se arregla pagando dinero a cambio de armas, es un problema que va mucho, pero mucho más allá de “ah, gracias por su arma descompuesta, tenga cuatro mil pesos”.
Y en este caso concreto, del desarme voluntario, la autoridad ha comunicado esta actividad como si realmente fuera algo clave a la hora de combatir, disminuir o intentar erradicar la violencia en el estado. Ahí la ingenuidad en la que refirió Miguel Calderón.
Desde que Juan de Dios Gámez Mendívil sentó en su sillita Presidencial ha declarado que no hay por qué esperarse a realizar las gestiones prometidas durante su periodo de campaña, que es mejor hacerlas de una y esto va también con los funcionarios.
Pero chéquense, ayer Sadol Osorio afirmó que le consta que a la raza en el Ayuntamiento los traen chicoteados tratando hacer todas las obras que están pendientes.
Por eso que los dichos del Alcalde de Culiacán, de agregar más chamba a la que hay, no ha caído en gracia para los trabajadores.
No nos queremos imaginar cómo estarán haciendo en friega las obras licitadas de obras públicas como pavimentaciones y techumbres.
La cosa aquí es esta, ¿no se descuidarán o se traspapelarán las obras públicas previamente determinadas al incluir más en la lista?, y, ¿de dónde se sale más recurso público para hacerlas?
Además de eso, hay una batidera de funcionarios que anda haciendo, que quita aquí, que pone allá.
Es más, hasta ya andan dejando fuera a José Ernesto Peñuelas Castellanos, que estaba como Secretario de Ayuntamiento y luego le cuidó la silla como alcalde sustituto de Culiacán.
Hay cambios y cambios y de él nadie sabe nada.
No somos quiénes para juzgar, pero qué raro está el asunto, de dejar a alguien tan cercano fuera de la jugada.
Ahora, no dudamos que vayan a salir con que Peñuelas Castellanos está exhausto de cuidarle el cargo de Presidente Municipal porque a todos nos consta que distó mucho de hacer una chamba exhaustiva.
brazo de la ley
La mañana de este martes se registró el arresto de cuatro trabajadores del Instituto Mexicano del Seguro Social, en las instalaciones del mismo Hospital General Regional 1 de Culiacán.
Los trabajadores iban a comenzar su jornada de manera normal cuando les cayeron agentes federales y los pusieron a disposición de la Fiscalía General de la República.
Resulta que se les acusa a estos cuatro individuos de robar medicamentos de la farmacia del IMSS, el robo ascendería a millones de pesos por lo que es lógico pensar que fue un atraco gradual y de a poquito para que no se notara, pero duró meses para sumar tal cantidad de medicamento robado.
Más de ocho horas después del arresto el IMSS reaccionó y emitió un comunicado señalando que van a cooperar con las autoridades encargadas de llevar el caso.
¡Ah! y también aseguraron que tienen una investigación interna para dar con los responsables, si es que hay más aparte de los arrestados, y deslindar responsabilidades. Pues al parecer si no actuaba la FGR el IMSS de plano no iba a reaccionar.
¿Cómo es posible que se logre el hurto de millones de pesos en medicamento y los jefes del HGR 1 del IMSS no se dieran cuenta? O son unos ineptos que no merecen el cargo, o unos corruptos que estuvieron enterados del crimen y decidieron no actuar o hasta beneficiarse del mismo.
Y en este sistema sanitario, costoso para los contribuyentes, obsoleto y con un manejo vulgar se unificará con las demás instituciones de salud estatales creando el IMSS Bienestar, pero no hay preparación de auditorías previas para limpiar los esquemas de trabajo y precisamente evitar que se den estos actos de corrupción.
Este crimen es una prueba que el sistema permite que le quiten a personas enfermas el derecho de tener acceso a los medicamentos que les corresponden, porque eso sí, cuando uno quiere surtir una receta en el IMSS nunca hay medicinas, ahora ya sabemos dónde están.
Si se demuestra un delito es necesario reparación del daño para aquellas personas que se les negó medicamento por esta tracala tan atroz que atenta con la salud de la población.
-
Malecón es columna institucional de esta casa editorial.
malecon@noroeste.com
Siempre hemos celebrado acciones de instituciones que verdaderamente busquen erradicar acciones o factores de violencia en los hogares, pero hay algunos que por muy buena intención que tengan, la neta es que tiene sus lagunas muy claras.
Un caso que siempre nos pareció cuanto menos curioso, es el famoso canje de armas, que ahora se llama desarme voluntario, mediante el cual la raza que tenga armas de fuego en sus casas, las entregue a las autoridades a cambio de dinero, y cantidades que van de 4 a 12 mil pesos.
Como decimos, entendemos que estos programas tengan el objetivo de sacar las armas de los hogares, y para garantizar la participación ciudadana, se hace de forma totalmente anónima, sin necesidad de explicar cómo consiguieron el arma.
Era ese elefante en la habitación, ese secreto incómodo que todos saben en la oficina, y finalmente alguien se atrevió a decir solo algunas de las deficiencias de este programa, los vacíos que puede tener, y ese alguien fue Miguel Calderón Quevedo, del Consejo Estatal de Seguridad Pública.
Nos pareció muy acertado lo que dijo el Consejero General, en cuanto a que puede ser un programa muy ingenuo, y que si nos ponemos más creativos, es una manera en que las instituciones públicas cooperan en una problemática como el tráfico de armas.
Puede usted tener su propia opinión, pero nosotros no le vemos mucho sentido o beneficio a que se destruyan armas, que en varios casos ya ni sirven, a cambio de dinero que pagamos con nuestros impuestos, y ese créanos que sí sirve, y mucho.
No se tiene algún presupuesto base o límite, pero lo que desembolsa el Estado en actividades como esa bien pudiera usarse en arreglar algún desperfecto en el drenaje, pagar becas a deportistas o artistas, o arreglar algún baño de escuela. Lo que sea, pero hay muchas cosas.
Sobre todo porque, siendo francos, el clima de violencia y terrorismo que se alcanza en ocasiones en Sinaloa, no se arregla pagando dinero a cambio de armas, es un problema que va mucho, pero mucho más allá de “ah, gracias por su arma descompuesta, tenga cuatro mil pesos”.
Y en este caso concreto, del desarme voluntario, la autoridad ha comunicado esta actividad como si realmente fuera algo clave a la hora de combatir, disminuir o intentar erradicar la violencia en el estado. Ahí la ingenuidad en la que refirió Miguel Calderón.
Desde que Juan de Dios Gámez Mendívil sentó en su sillita Presidencial ha declarado que no hay por qué esperarse a realizar las gestiones prometidas durante su periodo de campaña, que es mejor hacerlas de una y esto va también con los funcionarios.
Pero chéquense, ayer Sadol Osorio afirmó que le consta que a la raza en el Ayuntamiento los traen chicoteados tratando hacer todas las obras que están pendientes.
Por eso que los dichos del Alcalde de Culiacán, de agregar más chamba a la que hay, no ha caído en gracia para los trabajadores.
No nos queremos imaginar cómo estarán haciendo en friega las obras licitadas de obras públicas como pavimentaciones y techumbres.
La cosa aquí es esta, ¿no se descuidarán o se traspapelarán las obras públicas previamente determinadas al incluir más en la lista?, y, ¿de dónde se sale más recurso público para hacerlas?
Además de eso, hay una batidera de funcionarios que anda haciendo, que quita aquí, que pone allá.
Es más, hasta ya andan dejando fuera a José Ernesto Peñuelas Castellanos, que estaba como Secretario de Ayuntamiento y luego le cuidó la silla como alcalde sustituto de Culiacán.
Hay cambios y cambios y de él nadie sabe nada.
No somos quiénes para juzgar, pero qué raro está el asunto, de dejar a alguien tan cercano fuera de la jugada.
Ahora, no dudamos que vayan a salir con que Peñuelas Castellanos está exhausto de cuidarle el cargo de Presidente Municipal porque a todos nos consta que distó mucho de hacer una chamba exhaustiva.
brazo de la ley
La mañana de este martes se registró el arresto de cuatro trabajadores del Instituto Mexicano del Seguro Social, en las instalaciones del mismo Hospital General Regional 1 de Culiacán.
Los trabajadores iban a comenzar su jornada de manera normal cuando les cayeron agentes federales y los pusieron a disposición de la Fiscalía General de la República.
Resulta que se les acusa a estos cuatro individuos de robar medicamentos de la farmacia del IMSS, el robo ascendería a millones de pesos por lo que es lógico pensar que fue un atraco gradual y de a poquito para que no se notara, pero duró meses para sumar tal cantidad de medicamento robado.
Más de ocho horas después del arresto el IMSS reaccionó y emitió un comunicado señalando que van a cooperar con las autoridades encargadas de llevar el caso.
¡Ah! y también aseguraron que tienen una investigación interna para dar con los responsables, si es que hay más aparte de los arrestados, y deslindar responsabilidades. Pues al parecer si no actuaba la FGR el IMSS de plano no iba a reaccionar.
¿Cómo es posible que se logre el hurto de millones de pesos en medicamento y los jefes del HGR 1 del IMSS no se dieran cuenta? O son unos ineptos que no merecen el cargo, o unos corruptos que estuvieron enterados del crimen y decidieron no actuar o hasta beneficiarse del mismo.
Y en este sistema sanitario, costoso para los contribuyentes, obsoleto y con un manejo vulgar se unificará con las demás instituciones de salud estatales creando el IMSS Bienestar, pero no hay preparación de auditorías previas para limpiar los esquemas de trabajo y precisamente evitar que se den estos actos de corrupción.
Este crimen es una prueba que el sistema permite que le quiten a personas enfermas el derecho de tener acceso a los medicamentos que les corresponden, porque eso sí, cuando uno quiere surtir una receta en el IMSS nunca hay medicinas, ahora ya sabemos dónde están.
Si se demuestra un delito es necesario reparación del daño para aquellas personas que se les negó medicamento por esta tracala tan atroz que atenta con la salud de la población.