Érase una vez un candidato morenista que se disponía a gobernar, pero un pasista le pidió que lo llevara consigo porque él no tenía los votos suficientes para llegar a la Gubernatura.

El morenista le dijo que no porque si lo sumaba a su gobierno, tarde o temprano lo iba a traicionar.

El pasista insistió, una y otra vez, prometió que no lo traicionaría, incluso le ofreció todos sus votos, para que el morenista llegara más fácilmente a la preciada silla del poder.

Finalmente, el morenista aceptó y le abrió la puerta de su gobierno al pasista, otorgándole un alto puesto en su Gobierno.

El pasado 30 y 31 de julio, Morena realizó un proceso interno para elegir a sus 3 mil delegados a nivel nacional, los que serán encargados de preparar el camino de las candidaturas en los futuros procesos electorales.

En Sinaloa fueron elegidos 70 delegados, seis de ellos resultaron pasistas que se colaron a la fiesta electoral de Morena, gracias a un operativo quirúrgico electoral que les permitió burlar la “inocencia” morenista.

El Gobernador reclamó la traición, pero el pasista ya había desaparecido.

El Gobernador Rubén Rocha Moya respondió implacable cuando se dio cuenta que su partido había sido engañado de la manera más infantil por los pasistas a los que había invitado a su gobierno.

De un manotazo arrancó de cuajo las raíces pasistas que ya crecían en su Gobierno y de paso decidió responder de la manera más ruda posible al resto de sus adversarios políticos.

Los primeros en perder su representación en el Gobierno estatal fueron los funcionarios de origen en el Partido Sinaloense en la Coepriss y la Secretaría de Turismo, después la guillotina alcanzó a rezagados pasistas que todavía sobrevivían en la Secretaría de Salud.

En su lugar, Rocha Moya invitó a un priista y a un panista, desarbolando así a los partidos de Oposición y dejando en claro que también sabe cómo usar el poder.

Una de las víctimas de la ira del Gobernador Rocha Moya pudo haber sido también la Secretaria de Turismo, María del Rosario Torres Noriega.

De origen pasista, pero con largas raíces en el PAN, el partido que la formó, Torres Noriega fue llamada a comparecer y a decidir si su lealtad estaba con el Partido Sinaloense o con el Gobernador.

Torres Noriega no lo pensó dos veces y arrojó al cubo de la basura su credencial del PAS, la Secretaría es el puesto más relevante que ha conseguido en su carrera política, y en estos menesteres nadie sabe siquiera si volverá a tener un trabajo de ese nivel.

Además, su lealtad con el PAS es demasiado reciente y Morena promete muchos años en el poder, así que decidió quedarse en el Gobierno de Rocha Moya.

En la guerra del poder político siempre hay víctimas colaterales y en el rompimiento entre el Gobernador Rubén Rocha Moya y el Partido Sinaloense, hay más de una víctima que sufrirá las consecuencias, acaso sin merecerlo.

Uno de los más afectados en el conflicto es el Rector de la Universidad Autónoma de Sinaloa, Jesús Madueña Molina.

El Rector debe su lealtad al líder moral del PAS, Héctor Melesio Cuén Ojeda, el que lo llevó hasta el poder en la Casa Rosalina, pero el que tramita y negocia los enormes recursos que necesita la UAS para operar es el Gobernador.

El conflicto podría tener enormes implicaciones en una universidad lastrada por dificultades económicas e infestada por intereses políticos.

Además de que la convocatoria de licitación para el calzado escolar deportivo estaba en la irregularidad como ya lo reconoció el Gobernador Rubén Rocha Moya, ahora salió a relucir que dentro de ésta hay requerimientos muy estrictos que limitan el número de empresas que puedan participar.

Y es que pareciera que se está acomodando para que solo cierta empresa pudiera ganar el fallo de esta licitación.

Se están poniendo muy exquisitos con un tipo de suela, que en comparación con la licitación del gobierno anterior, de Quirino Ordaz Coppel, tenía menos trabas para quienes concursan.

Todos sabemos que Culiacán es el municipio más violento en homicidios, feminicidios y agresiones a mujeres. Uno de cada dos asesinatos de mujeres ocurren en Culiacán.

Para combatir esto el Alcalde Juan de Dios Gámez Mendívil, junto a su hermana Rosa María, quien es titular de CEPAVIF, instalaron el día de ayer el concejo municipal para prevenir y atender la violencia familiar.

En dicho consejo participan empresarios, académicos, sociedad civil y funcionarios públicos.

Reconocemos como buena la estrategia de involucrar a los actores de la sociedad, pero lo que no se mencionó son las acciones y estrategias que implementarán para evitar la violencia y garantizar espacios seguros.

El discurso de Juan de Dios ha sido que sacar a Culiacán de las 50 ciudades más violentas, un objetivo más que ambicioso, ojalá poco a pocos nos vaya explicando cómo hará esto.

Las garras de la violencia, ahora convertida en grupos armados atacando a diestra y siniestra en varias ciudades, alcanzó ayer a Ciudad Juárez, en Chihuahua, donde además de tres reos muertos, dos mujeres fallecieron adentro de un Oxxo atacado, y en la refriega, mientras realizaban su trabajo de cobertura, fueron asesinados cuatro empleados de una radio, entre ellos un locutor.

Ya la delincuencia organizada de Guanajuato y Jalisco habían puesto en jaque esta misma semana a las fuerzas de seguridad... ¿qué sigue?... tememos preguntar.

Eso sí, mañana desde Palacio nos van a decir que México está en paz y que la violencia que vemos es culpa de los conservadores y de Calderón.