MALECÓN
25/09/2024 04:00

    Los hechos violentos que se viven en el centro del Estado de Sinaloa son posibles, porque las autoridades de todos los niveles de gobierno han permitido que el narco opere a sus anchas y haga lo que le plazca con las corporaciones de seguridad gubernamentales, tanto que las ha convertido en un remedo de institución.

    Nuestra pusilánime
    policía

    Lamentablemente en Sinaloa hay una política de lucha contra la inseguridad pasiva, tibia y poco efectiva que ha orillado a la sociedad a tener que vivir en cautiverio ya dos semanas, pero esto no inició el 9 de septiembre.

    Los hechos violentos que se viven en el centro del Estado de Sinaloa son posibles, porque las autoridades de todos los niveles de gobierno han permitido que el narco opere a sus anchas y haga lo que le plazca con las corporaciones de seguridad gubernamentales, tanto que las ha convertido en un remedo de institución.

    Y este señalamiento no está dirigido a los funcionarios públicos como policías, soldados y demás, sino a sus jefes. A los tomadores de decisiones como titulares de secretarías y comandantes de estas corporaciones que parece que piensan que pueden ser omisos, agresivos con la sociedad y faltos de sensibilidad y que no existirá nadie que tome cartas en el asunto, pues así se les ha hecho creer, pero en cambio deben doblegarse ante los generadores de violencia pues históricamente no hay fuerza que los detenga.

    Y esta situación se acentúa en los mandos locales.

    ¿Alguien ha visto a Sergio Antonio Leyva López? Y de seguro este nombre no le suena o les parece conocido, pues déjeme decirle que es el titular de la Secretaría de Seguridad Pública y Tránsito Municipal de Culiacán, que prácticamente es un mito, pues se escucha de él pero nadie lo ha visto en dos semanas.

    De seguro estará cerca de Juan de Dios Gámez Mendívil, el alcalde al que tampoco hemos visto emitir mensaje alguno, y que nada más ha dado la cara cuando hay sesión de Cabildo o si el gobernador Rubén Rocha Moya está en el evento.

    Muchas gracias, ya no nos asustaremos

    Los últimos días de Catalina Esparza Navarrete al frente de la Secretaría de Educación Pública y Cultura, pues la verdad es que no han sido los más atinados en cuanto a su manera de expresarse y pronunciarse en torno al tema del retorno a las clases presenciales.

    Desde aquella amarga mañana del 9 de septiembre, cuando la vida pública de Culiacán se paralizó, una de las más evidentes consecuencias colaterales es la suspensión de clases, al menos en las aulas.

    Y pese a que desde aquel día, el temor está latente en cada esquina o rincón del municipio, pareciera que la titular de Sepyc vive en un mundo de dibujos animados, en el que una barrera mágica protege a los inocentes de la trama de todo aquello que no le concierne.

    El día de ayer se dio un episodio que reflejó de una manera cruda la realidad a la que se enfrenta la ciudadanía desde hace dos semanas, y a la cual las autoridades parece que quiere acostumbrar, en lugar de erradicar.

    Por eso de las 10:00 horas, la directiva de la primaria Luis Donaldo Colosio se enteró de una persecución de elementos de la Guardia Nacional contra civiles armados, la cual ocurrió en el bulevar Lola Beltrán, apenas a seis calles del plantel.

    Como parte del mentado protocolo de proximidad, mediante el cual la Policía Estatal reforzaría la seguridad en las escuelas, las docentes y directivos de la primaria siguieron el paso de resguardar a los infantes que tomaban clase, y hasta ahí el plan iba conforme a lo pensado, claro, si ignoramos el hecho de que la patrulla llegó una hora y 40 minutos después del reporte.

    Algunos minutos después de darse a conocer lo ocurrido en esta primaria, la Secretaria de Educación Pública lanzó el llamado más esperanzador, algo que sin duda cualquier padre o madre de familia quisiera escuchar cuando manda a sus retoños a la escuela.

    “No fue una balacera alrededor de la escuela, fueron disparos al aire, pero por la carretera por Culiacancito. Se escucharon muy cercanos porque se escuchan, pues” dijo.

    Sin duda alguna, las palabras de Catalina Esparza motivarán a que a partir de este miércoles cada vez más y más niños alberguen las aulas de todos los planteles de Culiacán.

    ¿Qué falló del programa de proximidad?

    El famoso y rimbombante operativo de proximidad a las escuelas falló este martes en una prueba de fuego, a la que autoridades de seguridad llegaron hora y media tarde.

    Resulta que en la escuela primaria Luis Donaldo Colosio, en Culiacán, ubicada en la colonia 4 de Marzo se implementó un operativo contra balaceras pues los docentes se percataron de reportes en redes sociales de una persecución en el sector.

    La directora de la primaria llamó al 911 cerca de las 10 de la mañana para preguntar si los estudiantes y docentes corrían peligro, y quedaron en devolverle la llamada y nada. Ni la llamada ni tampoco llegó alguna patrulla.

    Por allá al rato la directora, después de aplicar un protocolo contra balaceras al desconocer la situación que se presentaba en el sector, volvió a marcar al 911, y otra vez nada.

    La ayuda llegó por allá al mediodía, ya que la escuela estaba vacía pues los papás fueron por sus hijos. Es más, llegaron primero medios de comunicación que el operativo que se supone debe llegar en 5 minutos como máximo.

    En esta ocasión fue una alerta de una persecución ¿pero si hubiese una balacera que pusiera en riesgo a los niños y niñas? ¿Iban a tardar hora y media en llegar también?

    Pobrecitos funcionarios estatales que no tienen voz de mando pues parece que los policías y comandantes estatales y municipales hacen lo que les viene en gana a pesar que se ha establecido que es prioridad proteger a las escuelas.

    Si bien cabe el supuesto de que estuvieran en otra zona atendiendo un caso de inseguridad ¿no que la ciudad está tranquila? ¿qué evento puede retrasar más de una hora un convoy que debía estar en 5 minutos?

    Ojalá el Secretario de Seguridad Pública Gerardo Mérida Sánchez y también el municipal Sergio Antonio Leyva tenga mano firme contra lo que falló en este ensayo de operativo, que salió muy mal, y ajuste lo que sea un problema pues con la seguridad de las infancias no se debe estar jugando.

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