En su segunda gira presidencial oficial a Sinaloa, la Presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, realizó un pisa y corre de menos de tres horas el pasado sábado en Mazatlán, el terruño de su esposo Jesús María Tarriba Unger.
Pareciera que todo fue sacado de la manga a última hora, ya que primero se informó que su visita sería a Guasave, luego que a Rosario y finalmente y tras especulaciones del por qué no iba a Culiacán, donde la ola de violencia sigue al rojo vivo, y horas en incertidumbre, finalmente las autoridades federales acordaron que la visita sería a Mazatlán.
Y así, el pasado sábado alrededor de las 15:15 horas Sheinbaum Pardo arribó al aeropuerto mazatleco, subió a una camioneta dorada y en caravana se enfiló rumbo al Hospital General de Mazatlán para inaugurar la llamada Asamblea Salud Casa por Casa. En el trayecto saliendo del aeropuerto la Presidenta detuvo su marcha en el entronque de la carretera hacia la Isla de la Piedra para atender a un grupo de simpatizantes que la esperaba.
La morenista se dejó querer, bajó de su camioneta saludó, abrazó y hasta se tomó fotos con sus simpatizantes, donde incluso música de banda le dio la bienvenida.
Luego se enfiló al Hospital General de Mazatlán, ahí, en la entrada de nuevo Sheinbaum Pardo recibió el cariño de los sinaloenses a los que saludó y se tomó fotos, pero también hubo personas que se manifestaron exigiendo apoyo, como familias de desplazados por la violencia en la zona serrana de Mazatlán y Concordia. Además de trabajadores del mismo Hospital General que denunciaron con pancartas la falta de medicamentos y otros insumos, pero para estos no hubo atención.
Ahí ella, su esposo y demás funcionarios fueron recibidos por el Gobernador Rubén Rocha Moya.
Aunque muchos esperaban que Sheinbaum se quedaría de nuevo a descansar en el Hotel El Cid, el preferido de López Obrador, esto no ocurrió. Tras poco más de una hora de evento, la Presidenta de México y su comitiva salió a toda velocidad en caravana hacia el aeropuerto de Mazatlán, al que llegó alrededor de las 17:40 horas para luego subir al avión y trasladarse a Jalisco.
El tema de seguridad no lo tocó, solo dijo que luego hablaba de eso, que regresaría a Jalisco, pero eso sí no hubo información sobre apoyos a Sinaloa, sólo el espaldarazo a Rocha Moya.
Resulta por demás llamativo que, a pesar de la afinidad entre el secretario general del STASAC, Julio Duarte, y el Alcalde de Culiacán, Juan de Dios Gámez Mendívil, trabajadores sindicalizados hayan decidido tomar las oficinas de Servicios Públicos en protesta por presuntos abusos laborales.
No es un dato menor el hecho de que esta es la primera manifestación del sindicato durante las dos gestiones del actual Alcalde, y la primera desde los enfrentamientos sindicales que marcaron el periodo del exalcalde Jesús Estrada Ferreiro, quien fue desaforado en 2022.
En ese sentido, el hecho abre una serie de lecturas posibles. ¿Cómo es que una protesta tan inusual ocurre justo ahora? ¿Por qué no se contuvo por las vías internas del diálogo, que se supone están más que cercanas? A primera vista, parece una acción valiente en defensa de los trabajadores. Pero también podría interpretarse como una maniobra calculada.
No se trata de restarle legitimidad al reclamo, sino de cuestionar el momento, la forma y el trasfondo. En un ambiente político como el de Culiacán, donde las expresiones sindicales suelen estar contenidas o alineadas, una toma de oficinas no se improvisa. Mucho menos cuando quienes la encabezan tienen línea directa con el poder municipal.
Lo cierto es que este episodio marca un quiebre, simbólico o real, en la aparente estabilidad entre el sindicato y el Ayuntamiento.
El gobierno de Rubén Rocha Moya va por licitar otra vez un servicio externo para la producción de la conferencia de prensa La Semanera.
Esta semana se emitió la licitación, que una vez culminada daría pie al tercer contrato para llevar a cabo la conferencia La Semanera. Cabe destacar que en los dos contratos anteriores cada conferencia de prensa producida supera los 90 mil pesos.
La conferencia es esa a la que los funcionarios van y presentan información, alguna ya boletinada durante la semana, pero sobre todo donde el Gobernador fija sus temas y responde preguntas a los reporteros.
La Semanera de Rubén Rocha Moya nació como una manera de emular al Presidente Andrés Manuel López Obrador, con su mañanera; menos intensiva, eso sí, y se ha mantenido como un instrumento de interceder en la agenda pública pues de esa forma ganan cobertura mediática local y nacional por lo menos el lunes.
Si bien es preferible que los funcionarios salgan a dar cátedra aunque sea de temas institucionales a que se escondan, la pregunta que nos hacemos es si el gasto que representa la conferencia, pues se subcontrata a empleados y se rentan equipos, no sería menor si la hicieran directamente desde el área de Comunicación o la oficina del Gobernador.
Tanto desquehacerado que hay en las oficinas de Gobierno de Sinaloa que bien pudiera ponerse a chambear en la producción de la conferencia, que actualmente las trasmisiones en vivo no son tan complicadas como antes y la curva de aprendizaje se ha reducido bastante.