acostumbrado
Con lo que salió el Presidente Municipal de Escuinapa, Víctor Manuel Díaz Simental, después de las jornadas de enfrentamientos armados y bloqueos, quesque su municipio no está acostumbrado a este tipo de hechos.
Nombre, oiga, ¿y quién sí?
La declaración mística, cómica y musical del doctor Simental la acompañó de otras joyas de la declaracionitis como que “somos una sociedad en la cual somos ajenos a este tipo de eventos” y “nos cayó de manera intempestiva”.
Da un poco de pena pensar que entonces desde el pasado 9 de septiembre de 2024, que estalló la guerra de facciones del Cártel de Sinaloa, sí se sentían allá ajenos a la violencia y que no lo merecían.
Pero entonces, no es que tampoco los municipios de Culiacán, Elota, Navolato, Cosalá y Badiraguato nos lo mereciéramos, o que estuviéramos acostumbrados a este tipo de hechos.
Obvio el Presidente Municipal salió a pedir a las familias que tuvieran precaución a la hora de salir a realizar compras navideñas y los quehaceres que están acostumbrados a hacer esta semana y que los comerciantes están preocupados porque temen que las ventas caigan.
Pues fíjese que por acá todos pedimos la paz para todos los sinaloenses, porque hemos visto cómo los coletazos de la violencia han llegado hasta Guasave, a Angostura y Mocorito, además de Concordia, San Ignacio y ni se diga Rosario, y también estamos seguros que nadie nos merecemos, que no nos gusta ni estamos acostumbrados a la violencia del crimen organizado.
El Alcalde aseguró que espera que la situación pueda mejorar y que siguen solicitando refuerzos al gobierno federal.
Desafortunadamente, agregó, los eventos de enfrentamiento entre grupos delincuenciales han sido sorpresivos y eso ha hecho que se tengan pérdidas.
Tal y como en todo el estado, doctor.
En fin, ojalá que tengamos una Feliz Navidad.
En Noche Buena, el Gobernador Rubén Rocha Moya llamó a la unidad, la solidaridad y la esperanza. Habló de familias reunidas, de serenidad y de un mejor mañana para Sinaloa. Palabras que, en cualquier contexto, sonarían reconfortantes. El problema es que este no es cualquier contexto.
Porque mientras el discurso oficial invita a la calma y a la reflexión, la realidad de miles de sinaloenses está marcada por una crisis de seguridad que no se toma vacaciones, ni siquiera en Navidad. Hay familias incompletas en la mesa, comunidades que siguen viviendo con miedo y carreteras que aún se recorren con incertidumbre. La unidad que se invoca desde el poder no siempre alcanza para cubrir la ausencia del Estado en territorios donde la violencia dicta las reglas.
Ojalá, como se desea desde el micrófono, esta Noche Buena encuentre a las familias unidas. Pero también habría que preguntarse cuántas no pudieron reunirse porque alguien no regresó a casa, porque hubo desplazamiento, porque el temor obligó a cancelar visitas o porque el duelo sigue demasiado fresco como para celebrar.
La esperanza, esa palabra tan repetida en los mensajes oficiales, no se decreta ni se construye solo con buenos deseos. La esperanza se sostiene con resultados, con seguridad en las calles, con justicia para las víctimas y con autoridades que reconozcan la profundidad del problema que enfrenta el estado.
Y aun así, pese a todo, muchos sinaloenses sí mantienen la esperanza. No porque alguien se las haya pedido en un mensaje navideño, sino porque es la única forma de resistir. Esperanza que nace en las familias, en las comunidades que se cuidan entre sí, en quienes siguen apostando por quedarse y no por huir.
Tal vez esa es la paradoja de esta Navidad en Sinaloa: la esperanza existe, pero no gracias al discurso oficial, sino a pesar de él. Existe porque la gente no se puede permitir perderla, aunque el entorno la ponga a prueba todos los días.
En medio de la crisis de seguridad, la Navidad llega. No como una tregua real, sino como un recordatorio incómodo de todo lo que aún falta para que los mensajes de unidad y serenidad dejen de ser solo palabras y se conviertan en una realidad palpable para todas y todos.
Los mazatlecos siguieron saliendo a realizar sus compras navideñas. Por todos se observaron a las personas buscando el mejor regalo para entregarlo anoche en la cena de Noche Buena.
Muchos realizaron una segunda y tercera salida a los negocios y comercios en busca de ofertas.
Zapaterías, dulcerías, boutique, mercados, plazas comerciales, tienda de ropa, de perfumes y de celulares, lo más visitados.
En fin, fue un alivio para los comerciantes, luego de los meses críticos debido a la ola de violencia.
explosiones
La guerra entre dos grupos rivales tiene sometidos en el miedo a los escuinapenses.
Y es que a pesar de la llegada de más elementos estatales y federales para el reforzamiento de la seguridad los estallidos de artefactos artesanales y las balaceras no cesan.
Ayer miércoles 24 de diciembre, cuando los escuinapenses se alistaban para festejar en familia la Noche Buena, otra vez los bombazos y los disparos hicieron que se resguardaran en casa.
Esperemos que a pesar de toda esta ola de violencia, hayan pasando una familiar Noche Buena.
En fin, ¡feliz Navidad a todos!