MALECÓN
18/11/2025 04:00
    Malecón es columna institucional de esta casa editorial. / malecon@noroeste.com
    Se celebra que estas personas regresen con vida, porque en Sinaloa esa no es una garantía menor. No se puede dejar pasar la pregunta que queda flotando cada vez que un caso así se ‘resuelve’: ¿cuántos más están siendo retenidos en estos espacios sin que nadie los encuentre?
    Sin querer queriendo

    El Gobernador Rubén Rocha Moya salió a explicar el caso de las 20 personas privadas de la libertad en Culiacán, y lo hizo con un tono que buscó transmitir control... pero terminó mostrando, sin querer, el tamaño del desorden que se vive en la ciudad.

    Porque no estamos hablando de un hecho aislado ni de una confusión pasajera: hablamos de 17 choferes retenidos en una yarda, y tres mujeres acompañantes, despojados de sus celulares y puestos bajo “revisión” por parte de un grupo armado.

    Una escena que, por más que se quiera normalizar, revela niveles de impunidad difíciles de maquillar y que recuerda a aquella privación masiva que hicieron Los Chapitos en marzo de 2024.

    El Gobernador confirmó que las víctimas estuvieron al menos 24 horas retenidas y que sus captores se tomaron el tiempo de leer sus teléfonos para verificar sus contactos y saber “con quién trabajaban”. En su relato, lo dijo casi como un trámite: que si eran choferes, que si las mujeres acompañaban, que si no tenían “ficha”.

    Pero ese “proceso de verificación” retrata justamente la ausencia del Estado en espacios que hoy operan a la ley de quien tenga más poder de fuego.

    El caso, además, no se limita a este episodio. Rocha conectó esta yarda con el crimen ocurrido días antes contra un padre y su hijo: al joven lo soltaron, al adulto lo mataron. Y otra vez, la yarda. Otra vez, el mismo punto en el mapa.

    Otra vez, la señal de que hay lugares en Culiacán donde el control territorial no está en manos de la autoridad, sino de quienes deciden quién vive, quién muere y quién es “investigado” por su propio criterio criminal.

    Mientras tanto, las 20 personas siguen bajo resguardo de la Fiscalía, esperando concluir un procedimiento que certifique que, sí, fueron retenidas contra su voluntad.

    Y en el Ejército reportan armas, equipo táctico y un vehículo robado en el sitio. Todo eso en un mismo lugar, todo eso pasando ante los ojos de una ciudad que ya acumula demasiados puntos rojos.

    Se celebra que estas personas regresen con vida, porque en Sinaloa esa no es una garantía menor. No se puede dejar pasar la pregunta que queda flotando cada vez que un caso así se “resuelve”: ¿cuántos más están siendo retenidos en estos espacios sin que nadie los encuentre?

    A la espera, quesque a la espera

    Nos dicen que Movimiento Ciudadano analiza denunciar a Imelda Castro por actos anticipados de campaña.

    “Analiza”, porque en política siempre hay tiempo para pensarle... especialmente cuando ya diste entrevistas, juntaste el folder naranja con fotos y videos, y hasta hiciste el conteo de bardas como si fuera inventario de bodega.

    Sergio Torres señaló que las pruebas “están a la vista”, lo cual es cierto: en Sinaloa volteas a ver un predio abandonado, un lote baldío, una casa incendiada... y claro, ahí está también la barda de un político de Morena. Muy presente. Tan presente que probablemente ya saluda de regreso.

    Y cómo no, si ahorita los políticos andan tan sociales, tan presentes, tan participativos, que en Sinaloa uno ya no sabe si va a encontrar una barda pintada, o si ellos mismos van a salir detrás del poste para saludar.

    El PAN ya metió denuncia, MC la piensa, y el IEES debe estar buscando un calendario para ver en qué año tocan elecciones esta vez.

    Luego vienen las preguntas profundas: “¿Qué ha hecho la Senadora por Sinaloa en esta crisis?”. Una pregunta tan abierta que podría resolverla el chat de vecinos, pero que funciona muy bien para la nota del día.

    Y mientras tanto, todos exigen investigaciones internas, externas y del más allá.

    Al final, la conclusión es simple pues en Sinaloa hay bardas, hay crisis de seguridad, hay denuncias, hay contradicciones... pero lo más importante es que hay mucho tiempo para seguir “analizando”. Como si nos hicieran falta más diagnósticos.

    No todos somos iguales

    De llamar la atención estos legisladores federales de Morena, que por supuesto cuando sus intereses se ven golpeados, empiezan a ver moros con tranchetes.

    Verán, este lunes la Diputada federal Ana Elizabeth Ayala Leyva salió a opinar sobre las movilizaciones que han promovido productores agrícolas desde el norte de Sinaloa.

    Justamente porque la misma Ana Ayala es de Ahome, debería ser la primera interesada en que el tema de los agricultores y sus exigencias se destrabe, pero ha hecho especialmente lo contrario.

    La Legisladora fue entrevistada en un evento realizado en Topolobampo, en donde parecía ir todo al tirante, pero terminó lanzando la crítica.

    Prácticamente lamentó la intención de los productores agrícolas de tomar las aduanas federales, como medida de presión por los incumplimientos en los pagos por parte del gobierno federal.

    Y justificó que ellos, cómo legisladores, han trabajado desde el Congreso de la Unión para mejorar las condiciones del campo sinaloense.

    Incluso Ayala Leyva sacó la vieja confiable y exhortó a los productores a que no permitan que su movimiento sea utilizado “por actores políticos con intereses ajenos al sector”.

    “Que no se dejen utilizar, no se dejen utilizar por alguna necesidad política”, recalcó.

    Y aunque admitió que el reclamo es legítimo, fue insistente en señalar que los “propios productores” deben mantener el control de sus demandas, para evitar que se desvíen con fines políticos.

    Lo extraño es que cuando Morena necesitó el apoyo de los productores, ellos fueron un bastión importante, pues tenían la promesa de ser apoyados.

    Y hoy, pues ahora hasta ven en sus movilizaciones reales y justas siempre una mano negra.

    ¿Qué pues? Ni que todos fuéramos iguales.