MALECÓN
08/08/2025 04:00
    Malecón es columna institucional de esta casa editorial. / malecon@noroeste.com
    La tormenta tropical ‘Ivo’ ni siquiera tuvo que llegar exactamente hasta Sinaloa para dar una zarandeada a varios municipios, sobre todo del sur del estado.
    Bobby murió en su casa

    La muerte de Bobby no fue un accidente. Fue un acto de brutalidad que sucedió dentro de su propia casa, a manos de un hombre que, armado con un machete y presuntamente bajo los efectos del alcohol, decidió castigar con saña a un perro por el simple hecho de ladrar. No hubo agresión previa. No hubo mordida. Solo hubo intolerancia, rabia y una absoluta certeza de impunidad.

    El caso ocurrió en Costa Rica, sindicatura de Culiacán, y ha sido documentado por la Fundación Balto y Togo. El agresor, alertado por su hijo porque un perro “le ladró” luego de una caída en motocicleta, entró al domicilio sin permiso y atacó al animal hasta dejarlo gravemente herido.

    Bobby fue llevado a un hospital veterinario, pero no sobrevivió. Su dueño, un hombre de 83 años, tampoco pudo hacer nada.

    Y aquí estamos, otra vez, viendo cómo la violencia se ensaña con los más indefensos: un perro y un adulto mayor.

    Sinaloa está atravesado por una violencia estructural que ya no escoge objetivos: mueren personas en balaceras, desaparecen jóvenes, se roban vehículos con violencia a plena luz del día, y en esa lógica de caos también entran los animales, los niños, los ancianos, cualquiera. Aquí la vida, toda forma de vida, parece valer cada vez menos.

    Matar a un perro a machetazos en su casa es parte de la misma cultura de furia descontrolada, de impunidad garantizada y de masculinidad violenta que impera en este estado.

    Ese, es el mismo desprecio por el otro, humano o animal, que vemos a diario en los cuerpos sin nombre, en los desaparecidos que no regresan, en los autos robados a punta de pistola, en los tiroteos que ya ni se cubren como noticia.

    Sinaloa necesita justicia, pero sobre todo, necesita ponerle freno a la normalización del horror, aún cuando el horror parezca “pequeño”.

    La rueda de la cultura

    Ayer, el Ayuntamiento de Culiacán firmó un convenio con el Centro Nacional de las Artes (CENART) con el objetivo de impulsar actividades culturales y artísticas en la capital de Sinaloa.

    El Alcalde Juan de Dios Gámez Mendívil junto al director general del Cenart, Vicente Jurado López, formalizaron este convenio de colaboración, para fortalecer la agenda cultural y artística de la ciudad, impulsar nuevos proyectos formativos y consolidar a Culiacán como un referente nacional en materia de arte y cultura.

    El anuncio podría parecer frívolo o innecesario en el contexto de emergencia e inseguridad actual, pero desde acá sí creemos que la cultura, en general, puede y debe jugar un papel esencial en el rescate de una ciudad como la nuestra y en la construcción de paz que se requiere... o más bien urge.

    Por supuesto hay que hacer lo obvio en materia de legalidad: limpiar y reforzar la policía municipal, reducir la impunidad, construir condiciones de igualdad ante la ley y un largo etcétera, pero esa batalla “dura” debe ser dada en paralelo con la batalla “blanda”: la de la educación y la cultura para la paz.

    Por eso, así como hemos sido críticos una y otra vez de lo que nos parecen omisiones o “curitas” desde la administración municipal, esta vez vale reconocer la lógica de un proyecto cultural amplio para la ciudad; ojalá pronto podamos conocer más detalles de actividades y presupuestos del plan mencionado. Por lo pronto les damos el beneficio de la duda.

    Menos patrones: mala noticia

    Pasó medio desapercibido pero no es menor: Sinaloa registra 2 mil 600 patrones menos que hace un año, registrados ante el IMSS. No sabemos de qué tamaño eran en términos económicos, pero ahí está el dato duro y debe levantar alertas.

    Menos patrones significa menos empleos formales, menos recaudación, menos empresas. Es algo que debería preocuparle y mucho, primero que nada a nuestras autoridades, porque significa que lo que sea que se esté haciendo en materia económica ante el impacto de la crisis de violencia, no está siendo suficiente.

    Tampoco podemos caer en los blancos y negros de “que no se hace nada”, porque no es cierto, pero sí habría que hacer una autocrítica real de si lo que se hace como remedio funciona y es efectivo: repartir equipos y cheques, generar obras de infraestructura, brindar mentoría y capacitación, entre otras, suenan a buenas acciones pero vale un análisis objetivo de hasta dónde esto impide que cierren más empresas en la capital.

    Ahí está el dato oficial, podemos no verlo y seguir en la inercia, pero mientras la guerra siga vigente y dejando muertos y desaparecidos, no hay razones para pensar que esta inercia mejore. Hay que hacer algo que funcione mejor y eso solo será posible a través del diálogo con los sectores y liderazgos que llevan ya meses gritando que no se les escucha.

    Nadie gana si seguimos atados a la tendencia; ahí está la evidencia del impacto de otras guerras como la de 2008-2011 cuando el empleo se estancó y no creció en tres años en términos reales.

    Pega ‘Ivo’ fuerte a Sinaloa

    La tormenta tropical “Ivo” ni siquiera tuvo que llegar exactamente hasta Sinaloa para dar una zarandeada a varios municipios, sobre todo del sur del estado.

    Horas de lluvia intensa y una tormenta eléctrica considerable dejó a cientos de personas varadas en Mazatlán, donde los puntos de siempre se inundaron de inmediato.

    En Culiacán y Navolato también llovió, pero no con la intensidad que azotó al puerto, donde se vivió una noche de preocupación.

    Incluso las autoridades policiacas y de Protección Civil tuvieron que salir a alertar a la población que se mantuviera a resguardo, que trataran de no salir de sus casas y que se alejaran de cauces de arroyos y canales.

    Habrá que ver cómo amanecemos hoy con los efectos de “Ivo”, porque nuestras ciudades siempre resienten estos vendavales.

    Bobby murió en su casa

    La muerte de Bobby no fue un accidente. Fue un acto de brutalidad que sucedió dentro de su propia casa, a manos de un hombre que, armado con un machete y presuntamente bajo los efectos del alcohol, decidió castigar con saña a un perro por el simple hecho de ladrar. No hubo agresión previa. No hubo mordida. Solo hubo intolerancia, rabia y una absoluta certeza de impunidad.

    El caso ocurrió en Costa Rica, sindicatura de Culiacán, y ha sido documentado por la Fundación Balto y Togo. El agresor, alertado por su hijo porque un perro “le ladró” luego de una caída en motocicleta, entró al domicilio sin permiso y atacó al animal hasta dejarlo gravemente herido.

    Bobby fue llevado a un hospital veterinario, pero no sobrevivió. Su dueño, un hombre de 83 años, tampoco pudo hacer nada.

    Y aquí estamos, otra vez, viendo cómo la violencia se ensaña con los más indefensos: un perro y un adulto mayor.

    Sinaloa está atravesado por una violencia estructural que ya no escoge objetivos: mueren personas en balaceras, desaparecen jóvenes, se roban vehículos con violencia a plena luz del día, y en esa lógica de caos también entran los animales, los niños, los ancianos, cualquiera. Aquí la vida, toda forma de vida, parece valer cada vez menos.

    Matar a un perro a machetazos en su casa es parte de la misma cultura de furia descontrolada, de impunidad garantizada y de masculinidad violenta que impera en este estado.

    Ese, es el mismo desprecio por el otro, humano o animal, que vemos a diario en los cuerpos sin nombre, en los desaparecidos que no regresan, en los autos robados a punta de pistola, en los tiroteos que ya ni se cubren como noticia.

    Sinaloa necesita justicia, pero sobre todo, necesita ponerle freno a la normalización del horror, aún cuando el horror parezca “pequeño”.

    La rueda de la cultura

    Ayer, el Ayuntamiento de Culiacán firmó un convenio con el Centro Nacional de las Artes (CENART) con el objetivo de impulsar actividades culturales y artísticas en la capital de Sinaloa.

    El Alcalde Juan de Dios Gámez Mendívil junto al director general del Cenart, Vicente Jurado López, formalizaron este convenio de colaboración, para fortalecer la agenda cultural y artística de la ciudad, impulsar nuevos proyectos formativos y consolidar a Culiacán como un referente nacional en materia de arte y cultura.

    El anuncio podría parecer frívolo o innecesario en el contexto de emergencia e inseguridad actual, pero desde acá sí creemos que la cultura, en general, puede y debe jugar un papel esencial en el rescate de una ciudad como la nuestra y en la construcción de paz que se requiere... o más bien urge.

    Por supuesto hay que hacer lo obvio en materia de legalidad: limpiar y reforzar la policía municipal, reducir la impunidad, construir condiciones de igualdad ante la ley y un largo etcétera, pero esa batalla “dura” debe ser dada en paralelo con la batalla “blanda”: la de la educación y la cultura para la paz.

    Por eso, así como hemos sido críticos una y otra vez de lo que nos parecen omisiones o “curitas” desde la administración municipal, esta vez vale reconocer la lógica de un proyecto cultural amplio para la ciudad; ojalá pronto podamos conocer más detalles de actividades y presupuestos del plan mencionado. Por lo pronto les damos el beneficio de la duda.

    Menos patrones: mala noticia

    Pasó medio desapercibido pero no es menor: Sinaloa registra 2 mil 600 patrones menos que hace un año, registrados ante el IMSS. No sabemos de qué tamaño eran en términos económicos, pero ahí está el dato duro y debe levantar alertas.

    Menos patrones significa menos empleos formales, menos recaudación, menos empresas. Es algo que debería preocuparle y mucho, primero que nada a nuestras autoridades, porque significa que lo que sea que se esté haciendo en materia económica ante el impacto de la crisis de violencia, no está siendo suficiente.

    Tampoco podemos caer en los blancos y negros de “que no se hace nada”, porque no es cierto, pero sí habría que hacer una autocrítica real de si lo que se hace como remedio funciona y es efectivo: repartir equipos y cheques, generar obras de infraestructura, brindar mentoría y capacitación, entre otras, suenan a buenas acciones pero vale un análisis objetivo de hasta dónde esto impide que cierren más empresas en la capital.

    Ahí está el dato oficial, podemos no verlo y seguir en la inercia, pero mientras la guerra siga vigente y dejando muertos y desaparecidos, no hay razones para pensar que esta inercia mejore. Hay que hacer algo que funcione mejor y eso solo será posible a través del diálogo con los sectores y liderazgos que llevan ya meses gritando que no se les escucha.

    Nadie gana si seguimos atados a la tendencia; ahí está la evidencia del impacto de otras guerras como la de 2008-2011 cuando el empleo se estancó y no creció en tres años en términos reales.

    Pega ‘Ivo’ fuerte a Sinaloa

    La tormenta tropical “Ivo” ni siquiera tuvo que llegar exactamente hasta Sinaloa para dar una zarandeada a varios municipios, sobre todo del sur del estado.

    Horas de lluvia intensa y una tormenta eléctrica considerable dejó a cientos de personas varadas en Mazatlán, donde los puntos de siempre se inundaron de inmediato.

    En Culiacán y Navolato también llovió, pero no con la intensidad que azotó al puerto, donde se vivió una noche de preocupación.

    Incluso las autoridades policiacas y de Protección Civil tuvieron que salir a alertar a la población que se mantuviera a resguardo, que trataran de no salir de sus casas y que se alejaran de cauces de arroyos y canales.

    Habrá que ver cómo amanecemos hoy con los efectos de “Ivo”, porque nuestras ciudades siempre resienten estos vendavales.