MALECÓN
22/07/2025 04:00
    Malecón es columna institucional de esta casa editorial. / malecon@noroeste.com
    Es importante subrayar lo que se pierde más allá de lo económico, pues la industria restaurantera no sólo genera empleos sino que sostiene espacios de convivencia, permite el encuentro, aporta a la vida cultural de una ciudad... Cuando se apagan esos espacios, lo que se debilita es también la vida comunitaria.
    La noche dejó de salir

    La advertencia de los restauranteros de Culiacán no es menor, pues llevan casi un año con ventas desplomadas y recortes severos en sus plantillas, a causa de la violencia persistente.

    Karla Fernanda García, presidenta local de Canirac, no se limita a hablar de cifras; habla de una ciudad donde salir a cenar se ha convertido en un acto condicionado por el miedo.

    Cuando se señala que cada hecho violento, desde un enfrentamiento hasta el robo de un auto, tiene un impacto inmediato en las ventas, se está hablando de una economía que vive al ritmo del temor. Tres, cinco días sin clientela por cada incidente: ese es el tiempo que tardan algunos negocios en volver a operar con normalidad mínima, si es que eso aún existe.

    Los esfuerzos coordinados del Gobierno federal, que ahora derivan en mesas quincenales con el sector restaurantero, llegan después de un deterioro sostenido.

    Y aunque hay voluntad de colaborar y de “sumarse a la causa”, como dice la dirigente, no deja de preocupar que las soluciones sigan en fase de diálogo mientras los negocios siguen cayendo, día con día.

    También es importante subrayar lo que se pierde más allá de lo económico, pues la industria restaurantera no sólo genera empleos sino que sostiene espacios de convivencia, permite el encuentro, aporta a la vida cultural de una ciudad.

    Cuando se apagan esos espacios, lo que se debilita es también la vida comunitaria.

    Culiacán atraviesa una etapa donde la inseguridad no sólo afecta, sino que condiciona la manera en que se habita la ciudad.

    Si el acto más básico como salir a comer, se interrumpe por miedo, entonces la recuperación no puede limitarse a estadísticas ni discursos de unidad.

    Lo que ocurre con los restauranteros no es sólo una preocupación empresarial, sino un síntoma de una crisis de mayor alcance, esa que impide vivir con tranquilidad.

    Las autoridades no pueden seguir administrando la violencia como un tema más de agenda. La urgencia está en la calle, en los negocios vacíos, en la gente que ya no sale.

    Sinaloa: piloto
    de seguridad

    Con el calor del verano encima, Sinaloa se convierte de nuevo en punto estratégico de promesas de seguridad. O en programa piloto del plan nacional.

    Esta vez, el anuncio llegó desde el atril de La Semanera: tres compañías de fuerzas especiales del Ejército Mexicano se desplegarán en el estado. El Gobernador Rubén Rocha Moya lo dijo casi de paso, como si fuera apenas una línea más entre muchas, pero el mensaje es claro: la Federación volvió a poner botas en tierra sinaloense.

    Las compañías son parte de los compromisos asumidos por el Gabinete de Seguridad federal durante su visita a Culiacán. Una señal más de que la violencia no cede terreno, y de que el Estado sigue apostando por la presencia militar como forma de contención.

    Los agentes que llegan no son cualquier tropa.Se trata de elementos entrenados para operaciones de alto riesgo: incursiones, rescate, reconocimiento, contraterrorismo.

    Operadores silenciosos en misiones ruidosas.

    El anuncio ocurre en plena temporada vacacional, cuando el desplazamiento de personas, y también de intereses, se intensifica.

    La presencia de fuerzas especiales en verano recuerda que aquí, incluso el descanso necesita vigilancia.

    En Sinaloa, la paz sigue siendo promesa de altos mandos y agenda de conferencias. Pero en las calles, donde la memoria colectiva guarda más operativos que veranos tranquilos, la pregunta persiste: ¿cuántas compañías se necesitan para asegurar un día sin sobresaltos?

    Este lunes, por lo pronto, contamos nueve asesinatos.

    Rocha y los Labastida

    Y el que no se anduvo por las ramas y le cargó toda la responsabilidad de intentar obstaculizar el proyecto millonario y estratégico de la planta de Mexinol en Topolobampo a los Labastida, en específico al “junior”, fue el Gobernador Rocha Moya.

    Rocha dijo, más menos, que le andaban dando vuelo a un recurso legal de “Panchito” Labastida, quien siente que está perdiendo sus negocios en el nuevo polo de Bienestar sinaloense, en específico con el tema de la complicada planta de amoniaco de GPO.

    No es secreto, pues aquí en Noroeste les dimos la primicia y hasta nos ganamos un premio de periodismo por esa investigación, que la planta de GPO se complicó hasta el extremo por las ambiciones personales y el influyentismo de los Labastida, Malova y el “visionario empresario inmobiliario” Rubén Félix Hays, quienes con tal de lucrar con el proyecto decidieron meterlo en una reserva Ramsar sin consultar a los pueblos originarios que ahí habitan y que eran los dueños de los terrenos que les pagaron a cacahuates y sin pagar impuestos.

    Rocha abundó en que esa consulta ya estaba resuelta y, aunque el proyecto sigue sin viabilidad jurídica completa, insistió en que su gobierno hizo lo que los anteriores no para sacar adelante la inversión.

    Luego separó el asunto de Mexinol aclarando que era un asunto completamente diferente y que éste sí avanzaba apegado a toda regla.

    Falta ver si Labastida Ochoa contesta, pues cuando se trata de Rocha y Morena, el ex Gobernador se pone bien platicador y de memoria corta.

    ¿Una nueva visita de Harfuch?

    Pues resulta que el Gobernador Rubén Rocha Moya ya medio se aburrió de andar viendo los toros desde la barrera y este jueves se involucrará en los temas de seguridad con el Gabinete federal que se encarga en Sinaloa.

    Para ello se reunirá con el Secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Omar García Harfuch, el próximo jueves 24 de julio.

    Este anuncio lo hizo Rocha Moya en la conferencia de prensa La Semanera.

    Según explicó, en la reunión se planteará el mejoramiento de infraestructura de seguridad pública como el complejo de seguridad pública y la compra de vehículos y cámaras.

    “Se trata de que la corporación estatal se fortalezca, tenemos muy pocos elementos. En realidad el requerimiento es de mil elementos más. Vamos a ver, la Presidenta me dijo que nos iba a apoyar”, dijo.

    Aunque todavía no se determina la sede de la reunión, el Gobernador señaló que tentativamente se realizaría en Culiacán lo que significaría el regreso de García Harfuch a Sinaloa para esta semana.

    El asunto es que fue la misma Presidente Claudia Sheinbaum quien dijo que el Gabinete estaría seguido en el estado, por lo que podrían ser buenas noticias.

    Ojalá que también se les ocurra fortalecer las corporaciones locales con carácter de urgente.