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"Opinión"

"50 años"

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    Se cumplen 50 años del movimiento popular estudiantil del 68, que cimbró las estructuras del gobierno que presidía Gustavo Díaz Ordaz, de infausta memoria, quien ordenó al Ejército sofocar el movimiento estudiantil a sangre y fuego, el 2 de octubre del 68, en la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco, de la Ciudad de México, escribiéndose las páginas más negras y tristes de la historia nacional.
     
    Aquí, en Sinaloa, el Gobernador del Estado, Leopoldo Sánchez Celis, no se quedó atrás, reprimió a los estudiantes y suprimió el subsidio de la UAS, como castigo por el decidido apoyo de los sinaloenses a la huelga nacional estudiantil; aparte, intentó implementar un sistema de becas, a todas luces inadmisible por el estudiantado; entre otras muchas cosas, serían otorgadas a discreción por el mismo Gobernador, como una mascarada para mediatizarlos y violatoria a la autonomía universitaria.
     
    Eso quedó claramente al descubierto. A continuación transcribo un párrafo de un artículo que publiqué el 18 de septiembre de 1968, en el periódico Vocero de Guasave, que dirigía el insigne periodista Gabriel Medina Martínez, donde puntualmente escribí:
     
    “La Universidad Autónoma de Sinaloa resiste ya a estas alturas la crisis económica, pero no se doblega. Las autoridades de la máxima casa de estudios han decidido resistir la embestida buscando la forma de reponerse, todo en aras de respetar la libre expresión y manifestación de maestros y estudiantes. Por su parte, estos han otorgado todo su apoyo al actual Rector, Rodolfo Monjaraz Buelna, y han acordado dar la lucha por la defensa de la universidad”. 
     
    Hace 50 años, en la UAS, se escribía una página por los estudiantes, maestros y autoridades de la institución rosalina, dando un bello ejemplo a las futuras generaciones de universitarios.
     
    Al cumplirse 30 años de la gesta del 68, escribí en este mismo espacio el 9 de septiembre de 1998: “una entidad como Sinaloa, liberal y participativa por siglos de tradición, no podía dejar de estar presente en el movimiento del 68. Las pruebas son muchas: originarios de aquí fueron varios de los más notables dirigentes del Consejo Nacional de Huelga y activistas: Gilberto Guevara Niebla, Luis Tomás Cervantes Cabeza de Vaca, Genaro López Alanís, Jesús Vázquez Vázquez, Huáscar Peña Inzunza, Refugio Haro, Eduardo Valle, Salvador Martínez  Della Rocca, Florencio López Osuna...”
     
    “Sinaloenses estuvieron entre los presos políticos que purgaron condena por más de tres años en Lecumberri  (además de Guevara Niebla, Luis Tomás Cervantes Cabeza de Vaca, Eduardo Valle, ‘El Búho’, Juan Manuel Robles Armenta, Florencio López Osuna, Armando Saiki Shirai, Salvador Martínez Della Rocca). Decenas de paisanos estudiaban en esa época en el Distrito Federal, epicentro del movimiento, a la vez que en el ámbito local muchos destacados rosalinos se distinguieron en esa gesta estudiantil que trascendió fronteras (permítanme citar a Jorge Medina Viedas y dos de los hermanos del suscrito, Rito y Liberato Terán, con ese carácter). De Sinaloa y avecindados fueron más de los que suponemos que participaron en el movimiento estudiantil, y muchos de ellos mismos cuentan que ‘no saben ni cómo sobrevivieron a la masacre  en la Plaza de las Tres Culturas, ese 2 de octubre’ (Jorge Guillermo Cano Tisnado, Florencio Posadas Segura,  Jorge Delgado Cortés)...”
     
    En los actos que en todo el país se vienen organizando, conmemorativos del 68, nuestra entidad no podía estar al margen; tenemos información que se preparan sendos eventos conmemorativos. La Institución rosalina ha anunciado que realizará eventos conmemorativos del 68, en su campus en el estado, actitud encomiable por lo que significa esa historia universitaria, no puede ser menos.
     
    Aquí en Culiacán, un núcleo de universitarios viene preparando una serie de actos conmemorativos: presentación de libros, mesas redondas, festival artístico, conferencias, con el propósito de recordar la gesta histórica de los estudiantes mexicanos, quienes realizaron jornadas llenas de heroísmo; quedaron registradas en la historia nacional de esa época.
     
    Paradigmas que el gobierno mantenía como inamovibles -y, sobre todo, un modelo de gobierno autoritario- quedaron hechos trizas, por el trascendente  movimiento del 68.
     

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