|
"Desde la Calle"

"¿Abrazos o balazos?"

""
DESDE LA CALLE

    Este miércoles Andrés Manuel anunció su Plan Nacional de Paz y Seguridad en medio de muchas expectativas y también pronósticos poco optimistas. Habrá que decir, primero que nada, que lo que se entregó a la ciudadanía y a la prensa no tiene la estructura de un plan; es más bien un compendio de propósitos en 8 ejes de acción.
    La estrategia, como se presentó, plantea buenas ideas e intenciones respecto a la construcción de paz, en palabras obradoristas: de los abrazos. Se propone erradicar la corrupción, debilitar las finanzas del crimen organizado y reducir el lavado de dinero, generación de fuentes de empleo, disminución de la pobreza y la marginación, construir una cultura de los derechos humanos, erradicar la represión y la tortura, iniciar una regeneración moral, cambiar el paradigma prohibicionista de las drogas y utilizar los recursos de combate a programas de prevención, políticas de desarme, reinserción social, operar la justicia transicional, amnistía, establecer un Consejo para la Construcción de la Paz, recuperación y dignificación de las cárceles, entre otras.
    No obstante, el documento también reconoce que la situación de violencia que enfrenta el país requiere de la intervención belicista, en discurso amlovista: de los balazos. Y es en el punto 8, en la parte final del documento, donde se presenta la propuesta más criticada por los analistas, académicos y activistas: la creación de una Guardia Nacional que será un mando único militarizado que centralizará la estrategia de combate al crimen. Y sí, será militarizado, o al menos el documento específica que será integrado por miembros del Ejército mexicano y de las fuerzas navales, además de elementos de la Policía Federal, y civiles que serán reclutados. Éstos serán entrenados bajo la disciplina y jerarquía militar.
    Parte de la discusión radica en la contradicción en el planteamiento. Porque, el discurso de la campaña y el del documento mismo plantea la necesidad de un cambio del paradigma punitivo para el combate al crimen, puesto que la evidencia nos muestra que la intervención militar en las calles no ha da resultados en la disminución de la violencia, sino que ha contribuido al espiral. Tal como lo menciona el plan, bajo la estrategia actual, belicista, México se ha convertido en un país de víctimas.
    Desde nuestras expectativas, y siguiendo el planteamiento obradorista a favor de los abrazos, y en la reducción paulatina de los balazos, esperábamos una estrategia que le apostara al fortalecimiento de las capacidades locales: de las instituciones sociales, políticas y del orden, y al diseño e implementación de las acciones de paz desde los actores. El documento menciona, por ejemplo, el deterioro de la confianza en la actuación de las policías locales, y menciona que “las fuerzas públicas civiles se encuentran incapacitadas para cumplir su tarea de prevenir y combatir el delito”. No obstante no plantea mejorarlas como parte de la estrategia. Por el contrario, se implementará una policía superior y centralizada porque las civiles y locales no sirven. Entonces, ¿cuándo tendremos policías de proximidad que funcionen?
    El plan de seguridad pudiera ser novedoso en cuanto a su propuesta de “abrazos”, que cae en total contradicción en su planteamiento de los “balazos”. Pareciera más de lo mismo, pero yo me pregunto: ¿Quiénes se benefician con tal centralización del ejercicio de la violencia legitima?, ¿qué fuerzas pueden estar condicionando las decisiones públicas en México?
    Quizás son las mismas fuerzas que han estado ocasionando los “siempre no” en los planteamientos amlovistas.
     

    Periodismo ético, profesional y útil para ti.

    Suscríbete y ayudanos a seguir
    formando ciudadanos.


    Suscríbete
    Regístrate para leer nuestro artículo
    Esto nos ayuda a identificarte mejor al poder ofrecerte información y servicios justo a tus necesidades al recibir ayuda de nuestros anunciantes.


    ¡Regístrate gratis!