"¿Aislamiento o soledad?"

El aislamiento social se ha convertido en un mal cada vez más frecuente. No obstante que existe una población más numerosa y que las redes sociales permiten tener comunicación e información instantánea, la epidemia de aislamiento cobra cada día más víctimas que acusan depresión, ansiedad y trastornos de la personalidad. Incluso, el número de adultos mayores que viven aislados es cada día más extenso.

 

Este aislamiento es nefasto y corrosivo, porque no se trata de una soledad buscada o elegida que permita la reflexión, como la soledad de que hacía gala Paulo Freire. “Estar solo ha sido a lo largo de mi vida una forma de estar con. Nunca me retiro como quien tiene miedo de compañía, como quien se basta a sí mismo, o como quien se siente extraño en el mundo. Al contrario, retirándome conozco mejor y reconozco mi finitud, mi indigencia que me sitúan en permanente búsqueda, inviable en la soledad”.

 

Freire subrayó también la virulenta enfermedad en que se convierte el aislamiento egoísta, al repeler el contacto con los demás. “El aislamiento negativo no es el de aquel que tímida o metódicamente se retira sino el del individualista que, de forma egoísta, hace girar todo en torno a sí y sus intereses. Es la soledad de aquél, que incluso en medio de una multitud, sólo se ve a sí mismo, a su clase o grupo, negando en su ambición el derecho de los demás. Se trata de gente que cuanto más tiene, más quiere, no le importa los medios de los que se sirve. Gente insensible que une a la insensibilidad su arrogancia y maldad; que llama a las clases populares, si está de buen humor, “esa gente”, si está de mal humor, “gentuza”.

 

¿Me aíslo o me nutro en soledad?

 

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@rodolfodiazf