@rodolfodiazf
En la colaboración anterior, recordamos que el filósofo Karl Jaspers escribió sobre la precariedad de las respuestas, puesto que cada posible respuesta admite una inmensa gama de nuevas y poderosas preguntas.
En dicha colaboración citamos tres esenciales preguntas que una madre de familia hizo al Papa Francisco sobre la educación de los hijos en la niñez, juventud y madurez.
Esas preguntas admiten muchas respuestas e innumerables nuevas preguntas. Sin embargo, tal vez sintamos curiosidad por saber qué contestó el Papa. Resumimos su respuesta.
“Tú has usado una palabra muy hermosa: «abrazar». Y con los más pequeños, la cercanía. Abrazar significa cercanía. Con los pequeños, proximidad. Porque también necesitan un guía más cerca, que no se caigan, al menos que no se resbalen, cosas que les pasan a las personas que caminan.
“Para los jóvenes les diré lo contrario: animadlos a continuar, a caminar, no solos, siempre en grupo. Y así como con los pequeños, con la cercanía buscaréis que no caigan, con los jóvenes, que caigan, que aprendan, pero que sepan que la caída no es un fracaso. Es una prueba en la vida. Pero luego hablad, ayudadles a levantarse… Siempre la comunidad, siempre el grupo, los amigos, que se apoyan mutuamente.
“Luego, para ustedes, padres, hay una palabra que los psicólogos usan mucho y que me gusta tanto, y también para ustedes educadores, la experiencia que los educadores tienen el último día en que se van definitivamente: «el síndrome del nido vacío», como lo llaman los psicólogos… ¡Vosotros, padres y educadores, no tengáis miedo de la soledad! Es una soledad fructífera… tomad fuerzas para seguir adelante, porque el nido en la familia se llenará con los nietos; y con vosotros educadores, se llenará con los otros que vengan”.
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