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"Opinión"

"¿Cómo obtener un préstamo y salir ganando?"

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    Durante los últimos días, las discusiones sobre la deuda que han adquirido los tres niveles de gobierno han cobrado un fervor religioso. No dilata en bajar otro funcionario público de la montaña, hablar de un arbusto en llamas, y mostrarnos la nueva deuda que hemos adquirido grabada en piedra.
     
    Nos han dicho que los préstamos son como la ciencia, se pueden utilizar tanto para el bien, como para el mal. Hasta cierto punto, eso es correcto. Solicitar capital para invertir en un negocio para generar más dinero tiene sentido, justo como lo dijo el poeta urbano MC Dinero, “el dinero es dinero”. Por otro lado, los asesores financieros comentan que pedir dinero para comprar el último smartphone es una sandez.
     
    No obstante, en cierto sentido, no existe diferencia alguna entre ambas ideas, excepto que el negocio provee una recompensa financiera y el smartphone proporciona una recompensa personal.
     
    En ambos casos, un sujeto pide un préstamo en el presente contra su capital futuro, por un beneficio particular.
     
    Tal vez comprar el último smartphone es un acto patriótico, ya que el gobierno gasta millones de pesos en Wi-Fi público y gratuito, y uno requiere un teléfono capaz de acceder a esos servicios.
     
    O por dar otro ejemplo, si el gobierno pide dinero para construir un gasoducto y lo alquila a compañías privadas, eso es una “buena” deuda que terminará con dividendos destinados al gasto público y el beneficio de la sociedad (no se emocionen, no es nuestro caso).
     
    Pero dejando las bromas de lado, la pregunta que hay que formularnos es: ¿quién o quiénes se beneficiarán con los nuevos préstamos? 
     
    Si viviera en un país nórdico o escandinavo, respondería con todo gusto “pues todos nosotros, toda la sociedad”. Pero para bien o para mal, nací en Culiacán, Sinaloa, México, y sería cínico o ignorante de mi parte decir que la sociedad es quien saldrá beneficiada con esta novedosa deuda adquirida por nuestros gobernantes.
     
    Después de todo, cuando la deuda incrementa, los gobiernos tienden a imponer más impuestos para poder cubrir sus gastos y deudas. Y como todos ya sabemos, estos impuestos son un lastre para la economía de todos (despídete del queso extra en los nachos).
     
    De acuerdo con el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, México tenía una deuda neta de 10.88 billones de pesos al cierre de 2017, el monto más alto del que tiene registro la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), y que se remonta hasta 1991. 
     
    Asimismo, la SHCP reportó que en el primer trimestre del 2018, la deuda total del Estado y municipios de Sinaloa era de 6 mil 913 millones de pesos, la cual aumentará con los nuevos créditos. Tan solo el Cabildo de Culiacán solicitó 347 millones de pesos, suma que se añade a los 1 mil 600 millones de pesos de la deuda pública actual (total de 1 mil 947 millones de pesos).
     
    El crecimiento de esta deuda incide en el pago de los intereses anuales que generan estas deudas. De acuerdo con cifras oficiales, la suma de estos gastos representa el 43 por ciento del gasto total del sector público. 
     
    ¿Cómo le hará Culiacán, cuando el 45 por ciento se destina a gasto corriente para el pago de la nómina?
     
    Seguramente piensan aplicar la misma estrategia de los clientes de tiendas Coppel o C&A, pedir más dinero por otros vías.
     
    El detalle radica en que cualquier préstamo debe de incluir un propósito específico y una recompensa específica. Los beneficios de estas nuevas deudas deben de ser congruentes con los intereses de la sociedad; desafortunadamente, el gobierno no recibe muchos galardones por sus actos de congruencia o sentido común.
     
    Es relativamente común escuchar que existen familias donde el patriarca decide comprar una TV ultra 4K en lugar de una lavadora o un aire acondicionado, no podemos darnos el lujo de que nuestros gobernantes tengan esta misma línea de pensamiento. El bienestar colectivo debe de ser primero sobre los intereses o caprichos personales de aquellos que toman las decisiones.
     
    Los argumentos para pedir más préstamos deben de ser proyectados y justificados, y es imperativo un monitoreo constante del gasto público.
     
    El gobierno piensa que está pidiendo dinero en el presente, para pagarlo en el futuro con el presupuesto de sus arcas. Todos sabemos que el gobierno está pidiendo dinero, el cual será pagado con el dinero de los mexicanos.
     
    La deuda actual y los incrementos proyectados tendrá un impacto sobre el desarrollo económico. El gobierno cada vez destinará menos presupuesto a sectores que están al borde del colapso, tales como salud, educación, desarrollo social, ciencia y tecnología, etc.
     
    Entonces ¿cómo obtener un préstamo y salir ganando? Ten una buena estrategia y un responsable manejo del capital, o conviértete en un gobernante mediocre o corrupto (aunque ya todos estamos hartos de lo último).
     
     

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