"De vuelta al Estado de bienestar"

 

Nuevamente en México los conceptos del Estado benefactor y el modelo económico neoliberal, están siendo puestos a discusión y análisis, a propósito de que el Presidente López Obrador declarara el fin de la era neoliberal en nuestro país el pasado domingo. 

Debate que nos recuerda que fue hace 30 años, en el sexenio del ex Presidente Carlos Salinas de Gortari, cuando se discutía por primera vez y paradójicamente se daba a conocer el fin del Estado benefactor o paternalista, como se le hacía llamar también en su connotación denostativa. 

En aquellos años se culpaba a las políticas proteccionistas del Gobierno como las responsables del estancamiento económico, la corrupción, la desigualdad y la falta de oportunidades.

Fue entonces que se anunciaba un mejor futuro para los mexicanos, el modelo neoliberal de la competencia y las privatizaciones prometían generar mayor producción, modernidad y crecimiento para todos; el desarrollo de la ciencia y la tecnología de los países capitalistas del primero mundo llegaría a nuestra nación a través de la globalización y su economía de mercado asegurando regular el bienestar y crecimiento de todos. 

Así transcurrieron tres décadas de reiteradas promesas que terminaron por evidenciar, no sólo el fracaso del régimen neoliberal como modelo económico, sino que modificaron el pensamiento de al menos cinco generaciones de jóvenes que fincaron sus expectativas de vida en la lógica material de las posesiones y requerimientos de la economía del mercado, adoptando reglas para centrar los objetivos en la ganancia, los niveles de producción y la competitividad a toda costa como atributos para alcanzar el éxito y la felicidad. 

El resultado de la apuesta por el neoliberalismo resultó ser un espejismo que ocultó la descomposición social del Estado mexicano, quien depositó su confianza en la mano invisible del mercado que en sus propias instituciones. Las consecuencias de esta apuesta fueron aún peores: no sólo una mayor corrupción y extrema desigualdad, sino índices de criminalidad y violencia nunca antes imaginados. 

Hoy el Presidente López Obrador llama a participar en una nueva etapa de transformación nacional en la que el Estado mexicano recobre su papel protagónico para no sólo regular, sino para garantizar el desarrollo y bienestar de los mexicanos por encima de los intereses del mercado. Se refiere al fin del neoliberalismo, no sólo como un cambio de Gobierno, sino de régimen, en el que se da por terminada la pesadilla del autoritarismo, el pillaje y entreguismo en el país.

El reto no es nada sencillo, sobre todo si entendemos que la estabilidad de nuestra economía también depende de factores externos, sin embargo, se pueden retomar experiencias como el caso de Noruega que guardada la proporción, es un país donde el Estado es responsable directo de los niveles de bienestar y calidad de vida de su población y no la economía mercado. 

La economía de Noruega depende fundamentalmente de la explotación del petróleo y como sucede en México, participan el Estado y capitales privados tanto locales como extranjeros, sin embargo, una de las diferencias notables es que en este país los impuestos son altos, un noruego promedio entrega 60 por ciento de sus ganancias para que el Estado lo reinvierta en mejorar las condiciones de vida de la población. 

La educación que se imparte es gratuita desde preescolar hasta la universidad y se considera como de la mejores en el mundo, así como los servicios médicos igualmente gratuitos que compiten con cualquier hospital privado de los Estados Unidos, solo por mencionar algunos ejemplos de cómo un régimen político puede llegar a garantizar que una nación logre niveles de igualdad y bienestar. 

Experiencias que en la actualidad han demostrado la viabilidad del equilibrio entre una economía de libre mercado regulada por un estado de Bienestar.

Hasta aquí mi opinión, los espero en este espacio el próximo viernes.