|
"Opinión"

"Después del 16"

""
21/09/2019

    Cuauhtémoc Celaya Corella

    celayacorella@hotmail.com

    Son mágicos el 15 y el 16 de septiembre de todos los años. Lo dijo el Premio Nobel, Octavio Irineo Paz Lozano: “Pobres mexicanos, que cada 15 de septiembre gritan por espacio de una hora, para callar el resto del año”. Ninguno como el poeta nacido en la CDMX para pulsar esa realidad fantasmagórica que cubre con esos gritos que duran por unos minutos, para volver al día siguiente y los siguientes, al mismo trafagar diario de quejas, violaciones, burocracias, enojos y otras manifestaciones contra el que representa aquello que lo oprime: el sistema, sus políticas y sus decisiones.
    El vanagloriado la noche del 15, será el mismo que será señalado a partir del día 17. Ha sido el mismo balcón, la misma arenga, el mismo pueblo, la misma campana, los mismos juegos pirotécnicos, los mismos cantos, solo cambian cada seis años las frases que se gritan y los personajes y el estilo personal de gobernar.
    Es cierta la frase aquella, dicha por algún desconocido de que, como México no hay dos, cada noche del 15 y mañana del 16, se repite a los ojos del mundo y se cimbran los cimientos del Templo Mayor. Y como eco que retumba, en cada entidad federativa que conforman la patria del Anáhuac, se vuelve a la fantasmagoría ritual que hace diferente a una Nación que no se ha decidido a ponerse en el contingente de las naciones progresistas del mundo.
    Y no lo puede hacer, porque conserva a su etnias indígenas sin posibilidad de progreso, conserva a sus pobres y busca acrecentarlos, conserva a sus clases económicas, limitándolas para que no avancen, conserva su dominio a través de un sistema educativo en donde cada profesor es un soldado para mantener el status quo y conservar el poder. Conserva y acrecenta sus esquemas de corrupción y mantiene en la impunidad a los hacedores de los males que aplastan a la patria diamantina.
    Quien llegue al poder máximo sabe, que esa es la esencia del sistema, y podrá llegar con ideas transformadoras, pero no puede mover los principios que lo sustentan, porque tendría que derrumbarlo, y sobre lo derrumbado intentar levantar un nuevo edificio para una sociedad, o lo que quede de ella.
    Y no se ve que esa sea la intención del gobierno último. Habla de cambio de régimen, pero mantiene incólumes las estructuras que lo soportan. A menos que su plan no se haya confesado y esconda aviesas intenciones. Puedo creer que no tiene un rumbo fijo con un derrotero cierto.
    Sin embargo, parece tener prisa en confirmar sus ideas dentro de la teoría de regresar rápido al pasado. Dos acciones Inge, lo dibujan de esa manera. En la semana previa a los dos días más mexicanos, tomó una decisión que deja fuera de toda intención de mejora al sistema educativo básico, al aceptarle a los líderes de la CNTE, que todo egresado de normal, tendrá en automático una plaza de trabajo.
    Esta medida forma parte de sus promesas de campaña, que la CNTE no la olvidó, por si acaso. Y dijo “Yo les propuse tal medida...” Con ello echa a rodar la calidad académica de los docentes egresados. ¿Por qué? Porque ya no habrá entonces ningún incentivo para buscar promedios y ser los mejores, para ser los primeros en colocarse. Cada uno tendrá una plaza segura en un sindicato que, si algo ha mostrado es la corrupción de sus líderes al paso de los años.
    Fue un balazo al pie de su propia contrarreforma educativa, que no apenas ha aprobado las leyes secundarias, y por orden presidencial, las normales sólo sacarán cantidad de personas con un título que podrá demeritarse a nivel de un diploma, y no calidad de profesores a los cuales responsabilizar del avance académico de los niños mexicanos.
    La otra, hacer creer lo que no es. Es decir, un AMLO adicto me envía un meme donde se ve al Presidente y esposa, caminar rumbo al salón para recibir la bandera por parte de la escolta militar, para que con ella en la mano, arengara lo que la tradición dice que se debe de decir. El pasillo luce sin gente. Y me escribe el aludido, cómo les quedará el ojo a los reaccionarios, ya no hay un público invitado como fue con todos los anteriores.
    Pues me dije, ah qué bien, la austeridad presente en el evento nacional. Pero...
    A la mañana siguiente, antes del desfile militar llega otro meme con la misma foto del pasillo solo, y pegada a otra dos fotos en donde se ve todo el cortejo que habían escondido para el clásico besamanos presidencial, tan tradicional en la cultura política mexicana. Y cerraba con la frase: ¿No que era diferente? Y ya sin la señora siguiéndole, el Presidente dejándose saludar en un paseíllo donde estaba “el pueblo bueno y sabio”.
    La verdad Inge, la comunicación corporal del Presidente me pareció la de un hombre cansado, fuera de escenario, que sólo cumplía por obligación y era un hombre con ausencia de entusiasmo y fervor patrio.
    Tal vez tenía sueño.

    Periodismo ético, profesional y útil para ti.

    Suscríbete y ayudanos a seguir
    formando ciudadanos.


    Suscríbete
    Regístrate para leer nuestro artículo
    Esto nos ayuda a identificarte mejor al poder ofrecerte información y servicios justo a tus necesidades al recibir ayuda de nuestros anunciantes.


    ¡Regístrate gratis!