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"Editorial"

"Educación, la espera"

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24/04/2019

    Editorial

    En la Cámara de Diputados le han entrado a la discusión para revocar la Reforma Educativa aprobada en el Gobierno anterior, de la que se ha hablado mucho de la relación de la autoridad con los maestros y muy poco, del efecto en la educación.

     

    De lo que hoy sí se ha estado hablando, son de nuevas disposiciones que el Gobierno federal, a través de la Secretaría de Educación Pública, pretende hacer en la educación básica del País: modificar los esquemas de aprobación de grados escolares.

     

    Y lo que ha llamado la atención y generado diferentes reacciones, es la decisión de que los alumnos de primer y segundo grado de primaria puedan aprobar de grado solo con asistir a clases y sin tener qué pasar por una evaluación, como se ha hecho hasta el momento.

     

    Uno de las razones, con las que la SEP ha justificado esta medida, es eliminar el estigma de los niños que son reprobados, que incluso llegan a ser ridiculizados tanto en los planteles como en el entorno social en el que se desenvuelven.

     

    La decisión ha generado críticas de quienes prefieren que se mantenga ese nivel de evaluación, pero también, opiniones a favor siempre y cuando la decisión vaya acompañada de una política de acompañamiento del aprendizaje de los menores.

     

    Un estudio de la organización México Evalúa señala que de cada 10 niños que ingresan a primaria, solo 9 habrán de terminar su formación elemental. De esos 10 alumnos inscritos en primaria, solo siete terminarán la secundaria y solo cinco egresarán de preparatoria. Y tres nada más podrán ingresar a la universidad y dos habrán de egresar.

     

    Si las condiciones educativas terminan definiendo el destino de un país, las nuestras nos están condenando, explica. Y es que el lugar de nacimiento condiciona la formación académica. En la zona rural un 36 por ciento no va a la escuela, al igual que en las comunidades indígenas. Un 44 por ciento de los niños con discapacidad no recibe formación oficial y de los hijos de jornaleros agrícolas, el 85 por ciento no va a la escuela.

     

    El modelo educativo de México sí necesita cambiar. Pero en esas reinvenciones, deben establecerse políticas públicas que permitan ya el cambio necesario. El País está esperando.

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