|
"Obiter Dictum"

"El arco de piedras"

""
ANTE NOTARIO

    www.garciasais.com.mx



    “No hay elevada ni plebeya cuna; es la virtud la diferencia sola; y si ves que al poder de la fortuna sin compasión tu bienestar se inmola, contra el malvado sin piedad ninguna, de la justicia el pabellón tremola”.
    Dr. Joaquín Blengio y Molina, Sonetos, “Al pueblo”(1897)

    Séneca nació a finales de la época pagana y comienzos de la cristiana (4 A. C.-Roma, 65 D. C.), condenado al suicidio por Nerón se dio muerte a sí mismo con estoica firmeza y con una admirable presencia de ánimo. Entre sus grandes aportaciones, se ha dicho que, basándose en el análisis sicológico que domina a la perfección, descubrió a la “conscientia” como una fuerza espiritual y moral, como un elemento lúcido del bien y del mal, imposible de eliminar.

    Si no se puede eliminar, nadie puede esconderse de la consciencia. El hombre no puede ocultarse del hombre. El malvado puede huir de la ley o del castigo, pero no del remordimiento (de la consciencia). Quizá por eso acuñó una frase que hoy, habida cuenta de los tiempos que corren en México es de vigencia cabal: “Prefiero molestar con la verdad que complacer con adulaciones”.

    Con el pensamiento estoico, podemos hacer un parangón: la sociedad es como un arco de piedras. No cae porque las piedras se oponen unas a otras y se sostienen mutuamente y así sostienen al arco, a la sociedad.

    En ese contexto, los abogados no debemos aislarnos en la comodidad de nuestras oficinas ni mantenernos en silencio ante lo que, socialmente, consideremos debe mejorarse o corregirse. Una norma defectuosa debe señalarse. Una política pública realizada de rodillas, debe criticarse. Una sentencia debe analizarse y descubrir los incentivos que plantea. Debemos, así, ser propositivos y colaborar con la sociedad y nuestras autoridades, aunque éstas puedan ser (sin razón) refractarias a la intervención, sin intereses, de profesionales comprometidos con el orden, la paz y el Estado de Derecho.

    Soy consciente que lo anterior es vulnerable para el jurista, por colocarlo en una aparente situación incómoda: el señalamiento público de fallas es propicio para la vendetta o para la asunción de actitudes que, a medida de represión, produzcan barreras para limitar el trabajo del profesionista. Una situación similar a la censura previa que puede sufrir el periodismo.

    Por ello, la presencia de abogados en la prensa es un factor positivo. Los temas jurídicos no son, a veces, técnicamente tratados por la prensa. Se requiere de una especialización. Mientras se forma, me parece que, los abogados tenemos un área de oportunidad para contribuir al debate público.

    Lo mismo puede decirse, por analogía, de otros sectores profesionales. Las problemáticas que se viven cotidianamente, si bien se resuelven a través del Derecho, su contenido es variado: transporte, salud, ordenamiento urbano, problemas ambientales, etc. Los expertos callan y hablan quienes, desde la palestra, muchas veces sin conocimientos técnicos, han ido ganando espacios.

    Piénsese, por ejemplo, en los colegios de profesionistas que, más allá de criticar su pluralidad, deberíamos exigirles pluralismo, independencia y valentía. Señalar, desde luego, su pusilanimidad, cortesanía política y cobardía.  

    Una sociedad democrática parte de la premisa de la diversidad de formas de pensar, de la difusión de las mismas mientras que condena el lambisconeo y silencio complaciente y servicial. 

    Periodismo ético, profesional y útil para ti.

    Suscríbete y ayudanos a seguir
    formando ciudadanos.


    Suscríbete
    Regístrate para leer nuestro artículo
    Esto nos ayuda a identificarte mejor al poder ofrecerte información y servicios justo a tus necesidades al recibir ayuda de nuestros anunciantes.


    ¡Regístrate gratis!