@rodolfodiazf
Algunas personas recuerdan con nostalgia lo que vivieron un día que les pareció excepcionalmente bueno. Sienten la añoranza de esa experiencia sublime que hinchó las velas de su espíritu, templó con vigor el arco iris de su existencia y que brindó calor, luz y cobijo a las más bellas escenas de su vida.
Sin embargo, aunque sea válido conservar y rememorar con satisfacción esa gratificante vivencia, nunca debemos olvidar que el día más hermoso no es el del armario de nuestra memoria, sino el que tenemos por delante, el que vivimos hoy, el que debemos tornasolar en el más esplendente de nuestra existencia.
Un falso poema atribuido a la Madre Teresa de Calcuta comienza, precisamente, con esta expresión: “El día más bello, hoy. La cosa más fácil, equivocarse. El obstáculo más grande, el miedo. El mayor error, abandonarse. La raíz de todos los males, el egoísmo. La peor derrota, el desaliento”. Incluso, Jaime Rubio Hancock escribió el 9 de mayo de 2016, en el periódico El País, que en el idioma francés se atribuyen estas palabras a Mahatma Gandhi.
Por WhatsApp recibí ayer otra frase sobre el día más bello, atribuida a Miguel de Cervantes en El Qujiote: “Hoy es el día más hermoso de nuestra vida, querido Sancho; los obstáculos más grandes, nuestras propias indecisiones; nuestro enemigo más fuerte, el miedo al poderoso y a nosotros mismos; la cosa más fácil, equivocarnos; la más destructiva, la mentira y el egoísmo; la peor derrota, el desaliento; los defectos más peligrosos, la soberbia y el rencor; las sensaciones más gratas, la buena conciencia, el esfuerzo para ser mejores sin ser perfectos y, sobre todo, la disposición para hacer el bien y combatir la injusticia donde quiera que estén”.
¿Hago de hoy el día más hermoso?