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"Observatorio"

"Javier Valdez: la impunidad sigue igual"

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OBSERVATORIO

    Muerto el periodista sobrevive la bala
     
     
     
    Dos presidentes de México, dos años de impunidad, dos hipótesis que el tiempo quiere borrar y dos grandes deudos, la familia y el periodismo, no han sido suficientes para que la justicia dé respuestas verosímiles y fundadas sobre quiénes y por qué asesinaron al periodista Javier Valdez Cárdenas, el 15 de mayo de 2017. Tanto tiempo y aquí seguimos todos los sobrevivientes peleando contra gigantes que se alían para acabar con las libertades.
     
    Ayer Javier hubiera cumplido 52 años de vida y hoy estamos a un mes de llegar a los dos años desde que lo ultimaron sicarios cumpliendo la orden de capos del narcotráfico. La investigación, si es que esta subsiste, se atoró en el capítulo que señala a pistoleros de Dámaso López Núñez, ex integrante del Cártel de Sinaloa, como los autores materiales sin que reciban a la fecha sentencia por el crimen ni se establezca judicialmente, menos que pague por ello, si fue “El Licenciado” quien tomó la decisión de asesinarlo.
     
    No sabemos qué razones tiene el Estado mexicano para aparentar la calma de la labor cumplida en el caso Valdez, pero sí entendemos que el cargo de conciencia debe de ser atroz para gobernantes copartícipes, por acción u omisión, en el atentado contra el periodista y el texto Constitucional cada día más ilegible debido a la sangre de las víctimas que salpica a la Carta Magna.
     
    Sí somos plenamente conscientes de que la bala última que acabó con Javier Valdez persiste en la trayectoria hacia la sien del periodismo nacional, certera y drástica, para que todo este gremio la vea venir, de reojo, y mida cada letra, palabra o idea antes de consumar la crítica contra la delincuencia todopoderosa y autoridades todotolerantes. Ahí comienza el dilema trágico de la prensa entre detener ese plomo, o dejarlo llegar.
     
    ¿En qué hemos avanzado desde que la violencia bestial le arrebató a la familia, al periodismo, a las libertades y a la sociedad la vida de Javier Valdez? Que nos lo digan el ex Presidente Enrique Peña Nieto, el actual mandatario Andrés Manuel López Obrador, el Fiscal federal Ricardo Sánchez Pérez del Pozo, el Gobernador Quirino Ordaz Coppel y el Fiscal de Sinaloa, Juan José Ríos Estavillo.
     
    Es que las sospechas, dudas y preguntas son mucho más que las certidumbres derivadas de dos años que lleva la carpeta de investigación. ¿Es ficticia, producto de la presión que Peña Nieto ejerció a la FEADLE, o está debidamente sustentada en la evidencia criminalística, la hipótesis de que los gatilleros de Dámaso López, por orden de este, asesinaron a Javier Valdez?
     
    ¿Cayó por completo la conjetura de que los hijos de Joaquín Guzmán Loera se inconformaron porque los editores del semanario  Ríodoce se negaron a retirar de la edición del 19 de febrero de 2017 la entrevista realizada a “El Licenciado”? ¿Con los Dámaso López, padre e hijo, presos en Estados Unidos se da por resuelta la autoría intelectual del crimen?
     
    Todo sigue igual desde que mataron a Javier. No hay leyes ni justicia que valgan y continúa el plomo candente rociado contra quienes esgrimen como escudo las cámaras, grabadoras, libretas de apuntes y las computadoras, sin cambiar tampoco la cobarde incitación a atacar a la prensa de todas las formas posibles.
     
    Los políticos ya han olvidado que el ataque que le quitó la vida al periodista sinaloense constituyó la agresión brutal contra la libertad de expresión y el derecho ciudadano a estar debidamente informado. Tal amnesia selectiva en los gobernantes ocasiona, hoy mismo, que culpen al periodismo de los fracasos de orates empoderados por el tsunami democrático de la cuarta transformación.
     
    Y entonces la víctima que es Javier Valdez adquiere en la impunidad el efecto de bala expansiva que en distintas formas pretende eliminar cualquier asomo de libertad de expresión. Ayer al periodismo lo disminuyeron únicamente con el plomo disparado por políticos y narcos; ahora a tales proyectiles se le añaden municiones de denigración para que las masas desconfíen de reporteros y medios, primer peldaño en la escalera hacia el odio nacional contra el periodismo.
     
    Reverso
    Tu muerte es un tabú,
    Difícil es indagar de ella.
    El que murió fuiste tú,
    Pero la bala aún resuella.
     
    Más jodidos, imposible
     

    Culiacán salía tímidamente de las cavernas en lo que concierne a movilidad urbana y de pronto llega la mentalidad troglodita que nos quiere meter de regreso a la cueva. Qué vergüenza que la capital sinaloense sea referenciada a nivel nacional como la ciudad donde “aún no se tiene claro que la vida de los niños tiene más importancia que el libre tránsito de autos veloces”, expuso Valentina Ochoa, directora ejecutiva de Refleacciona, la organización a la que Jesús Estrada Ferreiro le echó a perder el proyecto Cruce Seguro, en el escuela primaria Ángel Flores.

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