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"Educación y Sociedad"

"La calidad y la equidad de la educación en la 4T"

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    Investigador Titular del Centro de Investigación e Innovación Educativa del Sistema Educativo Valladolid (CIINSEV)

     

    Hace un tiempo el sociólogo estadounidense Immanuel Wallerstein acuñó el concepto de “Utopística”, con el cual pretende “evaluar de forma seria, racional y realista”, las alternativas que se tienen en los sistemas sociales humanos y las limitaciones que contienen. El concepto en esencia es un antónimo de Utopía, término que refiere un sin lugar, por la imposibilidad de llevarse a cabo en la realidad. Una utopía, como el propio Wallerstein señala, es generadora de ilusiones; pero también de fracasos por los desencantos que genera. Así, ante la ilusión, el sociólogo estadounidense antepone la evaluación racional y realista de las alternativas en los sistemas sociales.
    Si trasladamos este concepto al debate educativo, la pregunta obligada es la siguiente: ¿cuáles son las alternativas reales que se tienen en términos educativos con el proyecto de la Cuarta Transformación? En otras palabras, ¿en qué se puede avanzar -en términos reales- fuera de las buenas intenciones que se puedan expresar en el discurso oficial por parte de las autoridades educativas? Desde la filosofía de la educación, el Gobierno de López Obrador presenta como principio el garantizar una educación con calidad y equidad. Estas dos aspiraciones si se plantean como metas es complejo que se puedan llevar a cabo en el lapso de un periodo de gobierno de seis años. Me explico:
    Garantizar una educación de calidad no es un propósito que se pueda construir en el mediano plazo. Requiere de mayor tiempo y sobre todo de planeación estratégica en materia de política educativa. Si nos remitimos a las diez dimensiones que establece la UNESCO en cuanto a la calidad de la educación, se observa la complejidad de la tarea. De acuerdo con esta instancia, en un primer nivel implica contar con: a) Un marco legal apropiado; b)
    Un adecuado sistema administrativo y de gestión; c) Una “buena” política educativa; d) Recursos (financieros y materiales); y e) La medición de los resultados de aprendizaje. En un segundo nivel, la tarea conlleva realizar un conjunto de medidas en torno a los aprendizajes, las cuales tienen que ver con: a) Diagnosticar los conocimientos previos del alumno; b) Enseñanza de contenidos relevantes para el alumno; c) Procesos educativos de calidad; d) Cuidado de los entornos de aprendizajes.
    Esta concepción de la UNESCO es de suma importante; no obstante, centra la atención en el alumno y los aprendizajes. Hoy la tendencia se centra en la educación (de forma integral), y no tanto en los aprendizajes como tales. De lo que se trata ahora es de:
    “…asegurar que los individuos desarrollen una brújula confiable y destrezas de navegación adecuadas para encontrar su propio camino a través de un mundo cada vez más incierto, volátil y ambiguo (…). Hace una generación los profesores podían contar con que lo que enseñaban les serviría a los estudiantes toda la vida.
    Hoy, las escuelas deben preparar a los alumnos para un cambio económico y social más veloz que nunca antes, respecto de trabajos que aún no han sido inventados, y para resolver problemas sociales que aún no sabemos que habrán de surgir” (Schleicher Andreas; 2016, citado en Fadel Charles; Bialik Maya; & Trilling Bernie, 2016).
    Lo que señala Schleicher (2016) es correcto. Pero en la educación mexicana la mirada no se extiende hasta ese parámetro. Seguimos orientando la mirada en los aprendizajes per se, y no en lo que los alumnos pueden hacer con lo que aprenden en la escuela. Sin embargo, si nos detenemos en la perspectiva que plantea la UNESCO, la tarea es compleja. Veamos el porqué:
    ¿Contamos con un marco legal apropiado? Esta es una interrogante que se responde una vez que se termine de procesar la aprobación de las leyes secundarias con la reforma al artículo 3, 31 y 73 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Hasta el momento, todo indica que se está consensando con los actores de poder el andamiaje normativo.
    ¿Se cuenta con un adecuado Sistema Administrativo y de Gestión? La SEP como tal, es una entidad que por sus dimensiones contiene una complejidad sustantiva en cuanto a su funcionamiento. Desde fuera nos parece un monstruoso administrativo que se mueve a paso lento. Por ello, los cambios son graduales y lentos desde la parte administrativa.
    ¿Se pueden implementar “buenas” políticas públicas en el Sistema Educativo Mexicano? La política educativa en México no es un proceso que pueda implementarse de buenas a primeras. Requiere de negociación política entre los actores de poder involucrados en el proceso educativo. Lo anterior representa un obstáculo para cualquier gobierno en turno que pretenda implementar una política educativa que trasgreda el statu quo. No es un asunto sencillo, requiere de consensos y de acuerdos. Y con esta condición primigenia, se pone en perspectivas los alcances y los límites para implementar “buenas políticas públicas” en el sistema educativo nacional.
    ¿Se tienen los recursos (financieros y materiales) para hacerle frente a una política de transformación -como lo establece la Cuarta Transformación-? La respuesta es no. Desde los escritorios de la SEP se constituyen equipos de trabajo con los cuales se diseñan las líneas de la política educativa; pero estas se topan con la insuficiencia de recursos financieros. Y esta condición se impone incluso hasta cuando se emprende un proyecto a la altura de una Cuarta Transformación.
    ¿Se miden los resultados de los aprendizajes? Si se considera como fecha temporal el año en que se empezó a aplicar la prueba PISA en México, se tienen cerca de dos décadas de medición de los aprendizajes en nuestro país. Tiempo en el cual se ha avanzado de forma sustantiva en esta materia. El problema ha consistido en que se ha llegado a tener un panorama muy certero en cuanto al diagnóstico; pero no se ha tenido una política educativa consecuente para enfrentar los rezagos que se tienen -en los aprendizajes- en los distintos subsistemas que conforman el sistema educativo nacional. Ahí reside el problema. Por ende, la evaluación nos ha servido para enmarcar el atraso de nuestro sistema educativo, mas no se ha trazado una política pública con seriedad para enfrentar el problema.
    Para el segundo nivel que plantea la UNESCO, mucho tiene que ver la labor del docente, puesto que implica diagnosticar de los aprendizajes del alumno, así como el evaluar los procesos educativos que se desarrollan al interior de las escuelas (proceso pedagógico y didáctico en la enseñanza de los contenidos; la relación escuela-padres de familia; tratamiento diferenciado de los alumnos; etc.). En ese sentido, para este segundo nivel un factor determinante es la formación, capacitación y actualización del docente. Y para ello es fundamental el fortalecimiento del Sistema de Capacitación y Formación Docente. Un factor que en el papel está considerando como parte de la política educativa de la Secretaría de Educación Pública, pero que se topa con el obstáculo del factor financiero. En ese sentido, se desconoce si este sistema -que fue creado desde 1993 en México- va a tener resultados en esta ocasión.
    Así, ¿se tienen condiciones para garantizar una educación de calidad en México durante el gobierno de la Cuarta Transformación? En el papel se tiene la voluntad (política) para ello, pero en términos reales es una tarea compleja. Se tienen aspectos intrínsecos y extrínsecos que dificultan el desarrollo de un propósito a ese nivel.
    ¿Dónde sí se puede avanzar en este gobierno? Desde nuestra perspectiva, los avances podrán ubicarse en la agenda de equidad. Y lo afirmo porque este concepto se constituye en la piedra angular de la Cuarta Transformación. El garantizar el acceso, la permanencia y la continuidad de los alumnos se constituye en el interés más importante del presidente cuando se refiere a la educación. Para tal efecto, la política social del gobierno federal está amparando este propósito a través de los programas de Bienestar Social -con apoyos de becas y de desayunos escolares para garantizar que los alumnos acudan a las escuelas-. Empero, lo anterior no es suficiente. Se requiere crear infraestructura educativa (escuelas equipadas) para incrementar la cobertura en México en la educación obligatoria, sobre todo en las comunidades con mayor rezago social. Y este propósito se topa -otra vez- con la insuficiencia de recursos financieros.
    En suma, en materia de calidad y equidad educativa, nos queda claro que se tienen las intenciones en la Cuarta Transformación para avanzar en ambas agendas. No obstante, la tarea no es sencilla. Desde nuestra perspectiva se puede avanzar en la agenda de equidad, pero no al grado de garantizar el cien por ciento de la cobertura en educación básica y media superior-. Y en la agenda de la calidad educativa, se pueden sentar las bases para avanzar en materia de aprendizajes si se fortalece el Sistema de Formación y Capacitación Docente.
    En términos utopísticos -para citar a Wallerstein- hay que tener claros los alcances de este gobierno en materia educativa. De nada nos sirve tener metas desmedidas, si las condiciones no dan para que se puedan llegar a cumplir.
    Por el contrario, hay que tener una alta dosis de realismo. Y evaluar en ese sentido, las condiciones en su justa dimensión. ¿Para qué nos alcanza en este gobierno? Para avanzar en cuanto a la materialización del derecho a la educación en México. Para eso alcanza.
    La agenda de la calidad educativa requiere de mayor tiempo y planeación.
    Bibliografía consultada: Fadel Charles; Bialik Maya; & Trilling Bernie; (2016); Educación en cuatro dimensiones. Las competencias que los estudiantes necesitan para su realización. Documento disponible en internet en: http://www.ccplm.cl/redcineclubescolar/wp-content/uploads/fadel-educacion-en-cuadro-dimensiones.pdf
    UNESCO; (s/f), Las 10 dimensiones de la calidad de la educación. Documento disponible en internet en: http://www.ibe.unesco.org/fileadmin/user_upload/COPs/Pages_documents/Resource_Packs/TTCD/sitemap/resources/1_1_2_P_SPA.pdf
    Wallerstein, Immanuel (1998); Utopística. O las opciones históricas del siglo XXI. Documento disponible en internet en: https://periferiaactiva.files.wordpress.com/2016/04/wallerstein-e-utopstica.pdf

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