"La CEAIP exhibe a la UAS. Transparencia, Rector Guerra"

Antes al menos funcionaba en la Universidad Autónoma de Sinaloa un membrete llamado Contraloría Social Universitaria, que integraban representantes de organismos y sectores de la sociedad. Ahora, en la era más opaca de la casa de estudios, no existe ni siquiera eso.

Los de la UAS se convirtieron en los sótanos más lóbregos de entidades públicas que fueron sometidas a estudios de transparencia por parte de la Comisión Estatal de Acceso a la Información Pública. Esto no tiene nada de revelador pero sí tiene una importante cantidad de verdad.

Bajo el modelo de Universidad rehén, que en los setenta le impuso la izquierda recalcitrante y al que la somete hoy el grupo de poder que lidera Héctor Melesio Cuén, la casa de estudios apagó la luz de la rendición de cuentas.

Hace tres décadas gran parte del presupuesto ejercido por la casa de estudios se destinó al sostenimiento de la rebeldía llevada a los linderos de la guerrilla; ahora en las entrañas del águila rosalina se desarrolla un partido político precisamente procreado en las tinieblas.

El resultado que rezaga a la UAS en materia de transparencia tiene que ser un ultimátum para que el alma máter vire a la necesaria nitidez en su quehacer. Ni siquiera la academia puede sobrevivir al fondo de la caverna de la desconfianza. Lo extraño es que mientras la CEAIP la reprueba en acceso a la información, las revisiones de la Auditoría Superior de la Federación formulan pocas observaciones y en consecuencia enderezan nulas sanciones legales contra la UAS.

Entonces esas revisiones que la ASF efectúa al ejercicio del subsidio federal, aleatorias no generales, o son muy superficiales o el equipo de auditoría interna se especializó en tapar el uso irregular del dinero. ¿De no ser así, entonces hay que asumir que la UAS es la entidad pública más transparente de Sinaloa?

Este tipo de análisis molesta al grupo que tiene el control de la UAS y hace adivinable que recurran a la vieja evasiva de la autonomía, atajo hacia la corrupción que no cabe en plena era de la transparencia.

Sin embargo, es importante apelar a algún barrunto de respeto que el Rector Juan Eulogio Guerra le tenga a la UAS y sea la investigación que da a conocer Rosa del Carmen Lizárraga, presidenta del órgano garante de la transparencia, el punto de partida para abrir de par en par las ventanas por las cuales los sinaloenses veamos sin turbiedades lo que hace la Universidad, que no es de unos cuantos sino de todos.

Abrir rendijas para que se ventile el manejo financiero de la institución será una exigencia que al calor de las próximas campañas políticas le echará lodo en vez de aire fresco a un tema que de manera recurrente afecta el prestigio universitario. Cuén lo debe permitir como condición para que su organización política, el Partido Sinaloense, también pueda alejarse del estigma de usar a la UAS como ariete electoral y financiero.

Salvar a la UAS será prioridad cuando los universitarios o los sinaloenses la obliguen a la rendición de cuentas. La UAS o el PAS no es el dilema. Un partido puede ser sacrificado, pero una institución tan entrañable para Sinaloa como lo es la casa rosalina no es sacrificable.

Re-verso

La queremos transparente,

Con eficiencia cristalina,

Para, aparte de ser decente,

Tenga diálogo, no inquina.

Indignación agazapada

A propósito de educación, existe una fuerza magisterial importante, acuerpada o no a sindicatos o coordinadora de maestros, que detesta a los dirigentes del SNTE que de la noche a la mañana amasan fortunas sin siquiera tocar el gis. En el desfile del 16 de septiembre podría conocerse lo incipiente o sólido de ese hartazgo.

alexsicairos@hotmail.com