Editorial
La revelación de las cifras de muertos por Covid-19 realizada por el Inegi confirmó lo que todo mundo temía: las cifras de las víctimas mortales por la pandemia son mucho mayores a las que maneja el Sector Salud.
Desde que inició la pandemia, los especialistas comenzaron a sospechar lo que el pueblo gritaba en los hospitales, los estragos causados por la pandemia son mucho mayores a lo que nos cuentan las autoridades.
El problema del desfase no solo es una cuestión de números, es también una muestra de la forma en que encaró el problema el Gobierno federal desde sus inicios, intentando minimizar una emergencia que ha terminado por salirse de control.
Todavía recordamos aquella lejana ocasión cuando Hugo López-Gatell deslumbraba a los televidentes asegurando que la pandemia apenas si causaría unas 6 mil muertes, según sus proyecciones.
Hoy, 152 mil muertos después, el Gobierno federal sigue tan optimista como entonces, apostando todo a una vacuna que ni siquiera existe en el mercado y cuya eficacia está lejos de ser comprobada.
Bueno, ahora llega el Inegi y nos dice que las cuentas de López-Gatell se quedan cortas, que ni siquiera está cerca del verdadero total, que estaría 45 por ciento por encima.
Si hacemos la sencilla operación terminaremos descubriendo que van alrededor de 220 mil muertos, debido a enfermedades provocadas por el Covid-19, una cifra de terror.
Inmediatamente, López-Gatell tomó el micrófono, no para desmentir al Inegi, sino para enredar las cifras y tratar de cambiar el sentido de la aseveración, pero sin dejar en claro absolutamente nada.
Lo cierto es que el Gobierno federal no ha atinado a contener al virus, hay regiones enteras de México donde apenas les está llegando el brote con toda su virulencia y todavía faltan muchos, muchos muertos más.
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