El Mundial de Futbol Rusia 2018 fue inaugurado ayer. El equipo anfitrión se enfrentó a su similar de Arabia venciéndolo por 5 goles a 0.
El deporte puede ser un gran aliado para derribar murallas y construir fraternidad, pero también puede convertirse en motivo de pleitos, corajes y enfrentamientos.
En ocasiones, cuando las pasiones afloran, ni los jugadores ni los fanáticos exacerbados controlan sus reacciones.
En 1969 se desató entre El Salvador y Honduras un breve conflicto bélico denominado “La Guerra del Futbol”, del 14 al 18 de julio de 1969. El saldo mortal que se manejó fue de 4 mil a 6 mil civiles muertos y más de 15 mil heridos, además de la repatriación de aproximadamente 100 mil indocumentados salvadoreños que vivían en Honduras, debido al menor índice de población del vecino país y al requerimiento de mano de obra barata.
La madeja del conflicto se desenrolló cuando las selecciones de futbol de ambas naciones se enfrentaron para disputar la calificación al Mundial de México 70. El 8 de junio de 1969, en Tegucigalpa, Honduras venció a El Salvador 1-0. El 15 de junio, en San Salvador, el país anfitrión venció al visitante 3 goles a 0. Debido al clima de rivalidad y hostilidad, el encuentro final tuvo que realizarse el 27 de junio en terreno neutral, en México. El Salvador ganó 3-2.
El periodista polaco Ryszard Kapuscinsky escribió un excelente reportaje novelado sobre este conflicto, en el que asentó: “En América Latina, las fronteras entre futbol y política son muy, pero muy débiles. Hay una larga lista de gobiernos que han perdido las elecciones o sufrido un golpe de Estado por culpa de que la selección nacional ha perdido un partido de futbol”.
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