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"Opinión"

"La liberación del alcohol no nos hará más alcohólicos"

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    Una bebida alcohólica es aquella que contiene etanol, un tipo de alcohol producido a partir de la fermentación de granos, frutas, u otras fuentes de azúcar.

     

    El beber alcohol juega un rol social importante en muchas culturas, particularmente la sinaloense. Alrededor del mundo, se estima que el 33% de la población consume alguna bebida alcohólica.

     

    La mayoría de los países tienen leyes que regulan la producción, venta, y consumo de dichas bebidas. En Sinaloa, con la iniciativa de la reforma a la Ley de Operación y Funcionamiento de Establecimientos Destinados a la Producción, Distribución, Venta y Consumo de Bebidas Alcohólicas, se pretende liberar la venta de alcohol para que los abarrotes puedan vender cerveza.

    Esta iniciativa representa un atisbo de esperanza para el gremio abarrotero, el cual ha sido orillado al borde de la extinción por los leviatanes de Oxxo.

     

    Aunque los abarroteros saldrán beneficiados con esta reforma, realmente es la sociedad quien lo solicita. Simple ley de oferta y demanda.

     

    La norma sinaloense para la convivencia estipula que el llevar a cabo cualquier tipo de reunión sin la presencia de bebidas alcohólicas es sacrilegio. Dicha tradición ha permitido el florecimiento de oxxos y expendios a lo largo de nuestro estado. A pesar de la amplia red de venta de alcohol, la comercialización clandestina de alcohol sigue siendo un negocio muy redituable. Los sinaloenses tenemos la capacidad de conseguir alcohol a cualquier hora del día. El consumo de alcohol es resultado de como lo hemos asociado a nuestra cotidianidad. 

     

    De acuerdo con la Comisión Nacional contra las adicciones (CONADIC), la edad de inicio en México para el consumo de bebidas alcohólicas sigue disminuyendo, ya que actualmente, los infantes ponen a trabajar extra al hígado a partir de los diez años. 

     

    Según la Encuesta Nacional de Consumo de Drogas en Estudiantes, el 43.2% de los alumnos de secundaria y bachillerato de Sinaloa ha consumido alcohol alguna vez en la  vida  (45.4%  de  los  hombres  y  41%  de  las  mujeres),  el  11%  ha  tenido  un  consumo  excesivo  (12.7%  hombres y 9.3% mujeres). 

     

    La gran mayoría de nosotros sabemos que alcohol es una sustancia depresora del sistema nervioso central, la cual ocasiona euforia y reduce la ansiedad a bajas dosis. A dosis altas induce un estado de intoxicación, estupor, y hasta la muerte.  A pesar de contar con este conocimiento, los consumidores de alcohol usualmente hacemos caso omiso de las consecuencias.

     

    Un nuevo estudio publicado por The Lancet reveló que el alcohol está relacionado con 2.8 millones de muertes anuales a nivel mundial. Lo más impactante de este estudio fue la siguiente revelación: no existe ningún nivel de consumo seguro de alcohol y los riesgos sobrepasan a los beneficios potenciales. Es decir, es mejor no consumir alcohol.

     

    Lo más seguro es que, así como con el calentamiento global, a pesar de que nos ponen la evidencia científica en nuestras narices, seguiremos haciendo caso omiso de los hechos y continuaremos con nuestra conducta destructiva.

     

    El vender alcohol en la tiendita de la esquina seguramente incrementará los problemas relacionados con el consumo de alcohol, especialmente en las colonias vulnerables (populares), sin embargo, el problema de raíz es nuestra relación dependiente con este tipo de bebida, y la conducta que nos evoca cuando la consumimos. Debemos de asumir la responsabilidad y dejar de ser tan alcohólicos.

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