Editorial
Una segunda ola devastadora de contagios de Covid-19 recorre Europa y se ensaña principalmente con países como España e Italia.
Los españoles, un país con una población estacionada en la tercera edad, recibe la peor parte y su gobierno termina declarando el “Estado de alerta”.
La medida es una especie de cuarentena, aunque más suave que la primera que se impuso en prácticamente todo el mundo, ante la llegada de la pandemia.
La declaración limita la movilidad entre ciudades y manda a todos a permanecer en sus casas de las 23:00 horas a las 06:00 horas del día siguiente.
Italia, por su parte, declara el regreso a la cuarentena, cierra los cines e impone el uso obligatorio de cubrebocas al aire libre.
Francia registra récord de contagios de coronavirus, por tercer día consecutivo, en el regreso del virus a los países que ya habían sufrido miles de muertos.
Mientras tanto, Estados Unidos se rinde en la lucha contra el Covid-19 y reconoce que simplemente le será imposible contener al virus mientras no exista una vacuna.
El ex Presidente Barack Obama se suma al proceso electoral en apoyo al demócrata Joe Biden y fustiga al Gobierno federal por el pésimo trabajo que hicieron para intentar contener al virus.
Y mientras los países sufren, la Organización Mundial de la Salud anuncia que el mundo se encuentra en su momento más crítico y que viene lo más difícil de la pandemia.
Los países africanos también sufren la embestida del virus, dejando a Asia como la única región del planeta donde se ha podido contener la embestida de la pandemia, de una manera más exitosa.
Y mientras todos luchan para sobrevivir al virus, en México la receta son discursos en La Mañanera que en lugar de proponer medidas para enfrentar la inminente “segunda ola”, seguimos haciendo grilla y escuchando La Mañanera.
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