|
"Opinión"

"Las generaciones de las crisis (II)"

""
21/07/2018

    Rafael Morgan Ríos

    Una mini encuesta personal que hiciera cualquier persona en México, mostraría que recurrentemente se ha estado sufriendo alguna crisis económica o social que rompe planes y perspectivas, no sólo de las familias, sino también de las empresas y de los gobiernos. Las consecuencias han sido la incertidumbre y la pérdida real de empleos e ingresos; la inseguridad personal y familiar ante la delincuencia, organizada o no; los vaivenes políticos y la falta de credibilidad en gobernantes y las políticas de gobierno y ahora, todo enredado y mezclado con los problemas internacionales, algunos de los cuales ya se comentaron en el artículo anterior.
     
    A nivel nacional habría que analizar y relacionar los siguientes factores cuando menos, que pudieran llevar al país a una nueva crisis:
     
    1. El rompimiento del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá, del cual dependen las exportaciones.
     
    2. Como consecuencia, se ha estado provocando una guerra de aranceles en la cual siempre perdería México, pues el principal comprador es Estados Unidos pero también es el principal vendedor y si México aplica aranceles a lo importado de Estados Unidos, encarecería los precios afectando la inflación.
     
    3. La inflación no parece ceder pues no se ha logrado que disminuya por debajo de un 4 por ciento, cuando la meta es de un 3 por ciento en promedio, esto sin el incremento que pueda resultar con los aranceles en las importaciones.
     
    4. No se ha logrado integrar más y mejor la llamada economía informal que todavía reporta un 54 por ciento del total de la economía, con el resultado de que existan micro y mini empresas que no pagan impuestos ni derechos, pero sí consumen servicios y que pagan apenas dos salarios mínimos y sin otorgar a sus trabajadores las prestaciones de seguridad social, Infonavit y mucho menos de pensiones y jubilaciones.
     
    5. Como consecuencia de lo anterior, la pobreza sigue siendo un super-problema en México y aunque la pobreza extrema parece haber disminuido un poco, lo cierto es que la mayoría de las personas reciben ingresos por debajo de la línea de satisfacción mínima.
     
    6. La inseguridad en México sigue siendo tal vez el principal factor por el que el País no ha logrado despuntar en su desarrollo, pues el narcotráfico sigue campeando en ciudades, pueblos y rancherías, apoderándose de caminos, carreteras y empresas, infiltrándose en el gobierno, los partidos políticos y en la sociedad en general; pero lo más grave es que ya lograron infestar a muchos jóvenes y niños en el consumo y tráfico de drogas, no sólo de mariguana o de derivados de la amapola, sino de las perniciosas drogas sintéticas, importadas o producidas aquí mismo.
     
    7. En algunos momentos pareciera que ya se está padeciendo cierta ingobernabilidad, pues el Estado ha sido incapaz de controlar, no sólo el aspecto del narcotráfico, sino las demás manifestaciones de la delincuencia como el robo de combustible, el “huachicoleo”, los asaltos y saqueo a los trenes; los asaltos a camiones en las carreteras; la toma de casetas de cobro, carreteras y calles, que muchas veces ya no son por protestas sociales, sino por los propios delincuentes que se oponen a las autoridades que actúan para hacer cumplir la ley; y qué decir de la crisis en que se encuentran las penitenciarías, federales y locales, que parece que son gobernadas por los mismos reos y no por la autoridad competente, pues desde las mismas cárceles los presos manejan sus negocios ilícitos y viven mejor que en un hotel, pero además, ahí adentro están protegidos ante actos de los otros grupos adversarios.
     
    8. Y ahora, pareciera también que el Estado no es suficientemente competente para enfrentar a los nuevos tipos de delincuencia, como son el “hackeo” en los sistemas informáticos de bancos, gobierno y personas físicas, que lo mismo se roba dinero que valiosa información. Ya nadie está ni se siente seguro ni en su casa, ni en su negocio, ni en sus cuentas bancarias.
     
    9. Por último, aunque no es lo último, la falta de credibilidad de los ciudadanos en sus gobiernos y sus gobernantes ante las múltiples denuncias de corrupción, del constante déficit público que incrementa la deuda pública y el aumento importante en las pensiones y jubilaciones que consumen una buena parte de los ingresos públicos.
     
    Tal vez la presencia de dos o tres de estos elementos no causara mayor inquietud, pero el problema es que se están presentando todos a la vez, por lo que hay que temer otra crisis a pesar o además del nuevo gobierno.
     

    Periodismo ético, profesional y útil para ti.

    Suscríbete y ayudanos a seguir
    formando ciudadanos.


    Suscríbete
    Regístrate para leer nuestro artículo
    Esto nos ayuda a identificarte mejor al poder ofrecerte información y servicios justo a tus necesidades al recibir ayuda de nuestros anunciantes.


    ¡Regístrate gratis!