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"Opinión"

"Las razones de Quirino"

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    Cuando leí sobre la declaración del Gobernador Quirino Ordaz Coppel respecto a un eventual amparo contra las disposiciones del INE en materia de promoción o propaganda política, pensé que sería un tropiezo más en su de por sí accidentado arranque de Gobierno.
     
    Era evidente que la oposición reaccionaría, estaba claro que las disposiciones del órgano electoral afectan severamente a los partidos en el Gobierno, porque la promoción o comunicación institucional cumple una función muy importante en el ánimo del elector. Un Gobierno que no comunica, es un Gobierno que no trabaja.
     
    La doctora María José Canel, catedrática de la Complutense de Madrid, define la comunicación política como: “El conjunto de reglas (principios) y procedimientos (aplicaciones específicas) de la comunicación de intención persuasiva que, con recursos psicológicos e informativos, llevan a cabo las instituciones públicas para influir en los destinatarios con el fin de conseguir en éstos una adhesión permanente para ejercer y distribuir el poder, así como realizar el bien público”.
     
    Quirino y sus asesores en comunicación no están pensando propiamente en el proceso electoral, él va entrando y la prioridad no es el proceso electoral del 2018; le importa, pero no es lo más importante. Él necesita re-enderezar los múltiples errores cometidos en los primeros meses, esas acciones y omisiones que hicieron del político mazatleco uno de los gobernadores peor evaluados.
     
    Quirino tropezó tanto que detener la maquinaria de comunicación por casi un año sería el acabose de su Gobierno, quedar sin la posibilidad de la promoción pública de sus obras sería un golpe mortal a su iniciado mandato.
     
    Desde la óptica de los ciudadanos, Quirino tomó una decisión arbitraria y tramposa, sobre todo porque actores políticos en funciones de gobernantes, con muy poco tacto y mucha lengua, han dicho abiertamente que utilizarán todo lo necesario para comprometer triunfos electorales en sus demarcaciones territoriales. Álvaro Ruelas es el ejemplo de lo que no se debe decir, aún cuando lo piensen hacer.
     
    Pero desde la óptica de la comunicación gubernamental Quirino hizo lo correcto, no puede quedarse sin promocionar las pocas acciones de su Gobierno. El Gobernador está defendiendo su estrategia por las vías constitucionales y, si las autoridades le dan la razón, estará en todo su derecho de continuar con la promoción de aquello en lo que ya va tarde.
     
    La contratación millonaria del equipo de comunicación estratégica que anunció hace algunos meses parece que comienza a darle resultados. Fue necesario traer a expertos de la escuela de comunicación americana para enmendar lo que desde aquí se estaba haciendo muy mal. 
     
    Si la estrategia jurídica le falla y la Corte le da un revés, el Gobernador estará metido en serios problemas. 
     
    Además del nuevo frente que abrió contra la oposición, quedará exhibido como un actor político del viejo cuño que gusta de intervenir en los procesos electorales y que no se ajusta a las nuevas disposiciones en materia político-electoral.
     
    Consultando con algunos abogados, me dicen que las posibilidades jurisdiccionales no son menores para el mazatleco, me dicen que el Gobernador tiene amplias posibilidades de recibir buenas noticias sobre su queja. De él y sólo de él dependerá qué tanto quiere aprovechar la recta para entrometerse en el proceso electoral que pinta para ponerse muy caliente.
     
    Si Quirino decide ser actor en la contienda electoral, su apuesta sería absolutamente a que el PRI gane todo, cosa que se antoja muy difícil. Si cualquiera de las expresiones de la oposición gana la Presidencia de la República y los actores políticos locales afectados por sus acciones de Gobierno escalan a puestos nacionales o abren alianzas en la nueva conformación del escenario nacional, nuestro Gobernador tendrá mucho de qué preocuparse, porque las afrentas políticas se convertirían en reacciones contra su Gobierno. Si la decisión de Quirino de romper el pacto de “piso parejo” fue correcta o incorrecta, sólo el tiempo lo dirá, pues ésta es una disyuntiva cuyos resolutivos van más allá de lo evidente. Luego le seguimos...
     

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