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"Opinión"

"Lo que dejó el tsunami Andrés Manuel"

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    ‘Cambió radicalmente la distribución del poder representativo y esto plantea desafíos inéditos en las relaciones Ejecutivo-Legislativo, como en la relación de los ejecutivos estatal-municipales en los siete municipios conquistados por Morena’
     
     
     
    Los comicios concurrentes sinaloenses del pasado 1 de julio fueron una experiencia sin precedente en las series de comportamiento electoral: Primero, porque existió el llamado tsunami Andrés Manuel que barrió con el sistema electoral de “quien hace la ley hace la trampa”; segundo, ese triunfo apabullante arrastró favorablemente a todos los candidatos de la coalición Juntos Haremos Historia que por sí solos o solas no tenían ninguna posibilidad de triunfo de mayoría; tercero, por lo tanto, cambió radicalmente la distribución del poder representativo y esto; cuarto, plantea desafíos inéditos en las relaciones Ejecutivo-Legislativo, como en la relación de los ejecutivos estatal-municipales en los siete municipios conquistados por Morena.
     
    Primero, el estudio de Josep Colomer “El arte de la manipulación política” (Ariel), nos enseña que los diseños institucionales para alcanzar la representación política siempre estarán pensados en clave de coaliciones de mayoría en los legislativos. Así, por ejemplo, un sistema de mayoría va a tender siempre a crear un sistema de partidos bipartidista mientras un sistema mixto de mayoría y proporcional, como es el nuestro, siempre provocará un sistema multipartidista con un partido hegemónico. 
     
    Bueno, el tsunami Andrés Manuel echó abajo esa premisa de la ciencia política a golpe de votos. Los triunfos de mayoría en los siete distritos electorales federales y los 19 de los 24 distritos locales demuestran que el sistema electoral que casi siempre había permitido que el PRI tuviera la mayoría de los diputados federales y locales, ahora por primera vez, ha servido para crear una nueva mayoría. Sin embargo, hay que tener claro, que los tsunamis en la naturaleza como en la política, son tremendamente coyunturales, incluso circunstanciales, y qué bueno que así sea para la salud democrática.
     
    Segundo, en un ejercicio comparado entre los votos recibidos por López Obrador y los candidatos a senadores y diputados federales -otro ejercicio sería el de López Obrador ver a sus alcaldes y diputados locales-, me encontré que si bien existe un triunfo indiscutible en todos ellos las diferencias cuantitativas son impresionantes. López Obrador en los distritos 5 y 7 de Culiacán por ejemplo obtuvo 239 mil 087 votos, mientras la fórmula Rocha-Castro 171 mil 598, es decir, hay una diferencia de 67 mil 489 que nos indica que la gente cruzó el voto o lo anuló; lo mismo sucede en Mazatlán, cabecera de los distritos 1 y 6, donde AMLO alcanzó 210 mil 494 sufragios; mientras la fórmula Rocha-Castro, 149 mil 231 es decir una diferencia de 61 mil 263 votos; en Ahome y Guasave, sede de los distritos 2 y 4, AMLO obtuvo 135 mil 145 y 127 mil 780, respectivamente, mientras la fórmula Rocha-Castro, obtuvieron 102 mil 520 y 96 mil 542, lo que significa diferencias de 32 mil 625 y 31 mil 238 votos. Y eso, que los de la fórmula morenista son nativos y muy conocidos en esa región.
     
    En cuanto a la diferencia de votos entre AMLO y los diputados federales, son menos abismales, pero no dejan de ser significativos. Veamos, en los distritos mencionados de Culiacán, los votos entre el candidato presidencial y los diputados federales arrojan una diferencia de 47 mil 850 votos; en Mazatlán, 50 mil 161 votos; en Ahome, 56 mil 288 y en Guasave, 30 mil 508 votos.
     
    Esta numeraria confirma que los triunfos morenistas fueron endosados por López Obrador a los candidatos al Senado de la República y la Cámara de Diputados, no son de ellos y va a depender ahora de que sepan administrar ese triunfo prestado o lo que siga haciendo el mismo López Obrador. Hoy, a dos meses de estar en funciones, la mayoría de ellos ha mostrado poco más allá de las fotos que por cualquier cosa suben a su muro de facebook como diciendo “mira cómo trabajo, cómo me relaciono”.
     
    Tercero, dos novedades de esta elección son los 23 diputados que tiene Morena en el Congreso del Estado y los siete municipios gobernados por sus militantes o filo militantes, entre ellos los más densamente poblados (Culiacán, Mazatlán, Ahome, Guasave, incluso el populoso Navolato), además de Choix y Escuinapa, gobiernan el 81 por ciento de la población total del estado de acuerdo con cifras de Inegi de 2015, lo que desde el punto de vista político, plantea desafíos de gran importancia y pone a prueba las capacidades. 
     
    En el Legislativo es un verdadero contrapeso al Ejecutivo estatal porque Morena puede alcanzar la mayoría calificada en alianza con el PT y el PES, incluso con el voto del PAS que en esta legislatura todo lo ha votado con Morena, lo que podría significar cambiar la Constitución en temas que son parte de la agenda morenista. Por ejemplo, austeridad en el manejo de los recursos públicos, el sistema estatal anticorrupción, una profunda reforma electoral o crear nuevos municipios para satisfacer demandas de sus electores.
     
    Y es que, es un verdadero contrapeso al Ejecutivo estatal, ya que su partido, el PRI, solo cuenta con ocho de los 40 diputados. Sólo un 20 por ciento, nunca visto. 
     
    En cuanto a las alcaldías, ya lo decíamos, gobiernan el 81 por ciento de la población del estado y esto plantea un escenario de gobiernos yuxtapuestos, donde los intereses del Gobierno del Estado y los de los municipios podrían verse enfrentados en caso de no establecer acuerdos en temas sustantivos. En ese sentido el Gobernador lleva la batuta en cuanto a la captación de recursos tanto federales y locales, está el tema de la deuda pública, los morenistas gobiernan los municipios más endeudados del estado y eso podría limitar los márgenes de actuación para hacer efectiva su política social. 
     
    Más, cuando en casos como el de Culiacán y Mazatlán, bienes públicos han sido concesionados a privados, y esto parece plantear una disyuntiva al menos para Mazatlán por el tema del estadio de beisbol donde se han encontrado tomas clandestinas de agua y someter la concesión a una nueva licitación o de plano que la administre el gobierno. Y la otra es que los nuevos alcaldes tengan mayor capacidad para jalar dinero de la federación que el propio Gobernador, recordemos, tendrá que negociarlos con el superdelegado estatal.
     
    En definitiva, el tsunami Andrés Manuel movió las piezas de un tablero insostenible, ahora hay otro que los ciudadanos esperamos que además de honesto sea eficaz y eficiente y ese mensaje deben entenderlo quienes hoy ya andan en campaña pensando en el 2021. Por favor.

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