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"Opinión"

"Ominoso"

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    lqteran@yahoo.com.mx

    La situación de corrupción a que fue llevado el país, por el largo periodo de gobierno presidido por un solo partido político, continuó por dos periodos consecutivos por otro partido, con idéntica estrategia económica neoliberal, resultando para los ciudadanos como si no hubiera habido cambio en la conducción del país; todo siguió igual. El cambio empezó hace escaso un año, con una verdadera alternancia, al llegar por primera vez un partido de centro-izquierda, con un programa de reconstrucción nacional. También, a partir de esa fecha, se desató una desaforada campaña de denuestos de parte de los que venían gozando de las mieles que les prodigaba un gobierno proclive a los privilegiados y omiso a los intereses populares.
    La sociedad observa atónita a infinidad de comentaristas de los medios que tergiversan la realidad de lo que viene aconteciendo en el ámbito nacional.
    Lo cierto es que con el arribo de Andrés Manuel López Obrador a la presidencia hay repercusiones positivas para los intereses de amplios núcleos sociales. Después de mucho tiempo, los ciudadanos por primera vez ven con optimismo su futuro, esta es una verdad rotunda que se ha apoderado del ánimo de los desheredados del país y demás clases medias que han sentido en toda su dimensión los estragos de la pobreza.
    Salir de esas lacerantes carencias es lo que les entusiasma de las iniciativas del actual régimen, la gritería que arman los del Prian no incide en los que venían siendo relegados de los satisfactores que paliaran sus apremiantes necesidades diarias; los ciudadanos hoy empiezan a conocer en los hechos acciones que los benefician de manera objetiva; eso los pone en guardia ante las campañas de infundios y falsedades que difunden los medios nostálgicos del pasado.
    En contra de las legítimas aspiraciones de bienestar de los millones que viven en extrema pobreza, están los que siempre han amasado enormes riquezas a la vera de Estado; y también vienen actuando con sin igual cinismo los partidos tradicionales, que han demostrado hasta lo increíble prácticas de corrupción y demagogia y fingen no acordarse de sus pésimos gobiernos, cargados de las peores trapacerías y de opresión contra el pueblo, cínicos por decir lo menos.
    Como si no existieran en el registro de la historia evidencias de sus ominosos gobiernos que presidieron por mucho tiempo, tratan de engañar a la opinión pública. Creen que los ciudadanos no tienen memoria, que no registran lo nefasto que fueron sus gobiernos, caracterizados por ser corruptos hasta lo increíble; hoy quieren pasar como críticos de los nuevos esquemas de gobierno que se vienen implementando con el apoyo popular, y que buscan devolverle al pueblo lo que anteriormente se les había escatimado.
    Pese a esa burda propaganda de los nostálgicos del pasado, no percibimos datos indicativos que en el seno de la sociedad exista algún brote de inconformidad con los planes de desarrollo que se vienen impulsando, porque todos tienen una tendencia común de servir a la gente, y esa divisa tiene el apoyo popular.
    Mientras la acción gire en esa línea, las cosas van a marchar con un apoyo social indisoluble; los hechos del pasado están muy frescos y pesan mucho en el ánimo de la gente, bajo ninguna circunstancia va a ser posible que los ciudadanos permitan volver a ese pasado de ignominia que vivieron en muchos rubros, no solo en el económico que llegó, en algunos estratos sociales, a nivel de penuria.
    Existe un despertar ciudadano y su peso no tiene marcha atrás en la vida pública del país; la acción del 2018 tiene una honda repercusión en la conciencia de la ciudadanía, se ha arraigando la idea de que el reloj de la historia no se detiene y nunca más se volverá a los tiempos políticos del pasado. En el presente la premisa es reconstruir el país, impulsar el desarrollo y la democracia en todos los ámbitos de la vida nacional. La extinción de los partidos políticos tradicionales es ineludible en el corto plazo, su pasado los persigue inexorablemente.
    Los ciudadanos han abierto un camino que saben los llevará a consolidar un futuro promisorio, donde sus necesidades sean superadas con creces, esa es su divisa.

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