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"Editorial"

"Para qué leer"

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08/03/2018

    Editorial

    ¿Cómo transformar los hábitos de la población, para que haya posibilidades de que se acerquen a nuevos conocimientos y nuevas formas de percibir el mundo? ¿Cómo influir, tanto en las nuevas generaciones como las que ya están formadas, para ampliar sus criterios de pensamiento?
     
    Una de las formas que pueden ayudar a que algo cambie en la población y que, por consiguiente, se tengan mejores ciudadanos, es a partir de la lectura. Leer ayuda si no a adoptar nuevas formas de ver la vida, lo que sea que eso represente para cada uno, sí por lo menos permite hacer contrastes.
     
    Y ese contraste, que deriva en reflexión, que puede germinarse una nueva forma de ciudadanos, más responsables con los suyos, más exigentes con quienes tienen una responsabilidad pública, más comprometidos con el medio ambiente. Más y mejores ciudadanos, pues.
     
    Sin embargo, el umbral para llegar a ese nivel aún está lejos. En Sinaloa, en la Encuesta Nacional de Hábitos Culturales, de 2010, siete de cada 10 sinaloenses admitieron que no habían leído un solo libro en los 12 meses anteriores a la fecha de la consulta.
     
    Además, en ese mismo año, un 85 por ciento de los sinaloenses no había comprado un solo libro en el último año. Porque no le gustaba o porque no le interesaba, la mayoría de las respuestas.
     
    Entonces, ¿cómo cambiar esa realidad? Definitivamente, la principal y mayor influencia es la que se genera dentro de las familias. Si dentro de ellas se genera y se promueve el hábito de la lectura, eso generará que haya más lectores.
     
    Pero también, hay una responsabilidad pública. El leer no está en el espectro de las autoridades, ni siquiera las culturales. Y eso debe cambiar.
     
    En Mazatlán, este viernes inicia la Feria del Libro de la UAS y la población tiene la posibilidad de acercarse a los libros, de escuchar a los lectores y de animarse a leer algo de ellos.
     
     

    En Sinaloa, las autoridades tienen una tarea pendiente. El Estado necesita cambiar su realidad y solo podrá lograrse si los ciudadanos se convencen de que sí es posible y se forman para lograrlo.

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