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"OBSERVATORIO"

"Políticos a callar, al menos por ahora. Coronavirus y futurismo, elixir tóxico"

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OBSERVATORIO

    alexsicairos@hotmail.com

     

    Ahora que Sinaloa entra a la Fase 2 de la estrategia contra la propagación del coronavirus, será necesario que los políticos de diferentes partidos se coloquen tapabocas, o bozales de ser necesario, para permitir que se escuchen solo las voces autorizadas y especializadas que le indiquen a la población qué hacer en la construcción de medidas para que la pandemia cause los menos estragos posibles. El griterío de los pretensos entorpece y desquicia.

    Los políticos deben entender lo que dicen, antes de expresarlo. Impregnarse de certezas como antídoto de la especulación y, sin concederle lugar a la duda, pintar escenarios de esperanza que tengan como colores los de la participación comunitaria, la fortaleza común y la obediencia de protocolos que son los que deben teñir la hazaña colectiva para que todo vuelva a estar sano.

    El silencio de quienes se proyectan a los cargos de elección popular que se definirán el 6 de junio de 2021 es esencial por dos razones. La principal es que ninguno tendría que llevar agua a su milpita proselitista aprovechándose de la contingencia, y la segunda es que agregarle confusión a la que ya de por sí existe tendría consecuencias difíciles de afrontar.

    Yendo al extremo del llamado a callar, por respeto a los ciudadanos que se recluyen en sus casas para abonar al control del virus de Wuhan, podríamos decir que la saliva de los pretensos a puestos públicos resulta a veces más peligrosa que la de la población infectada por el Covid-19. Al tratar de suplantar a los expertos entorpecen la organización gubernamental y cívica tendiente a salir pronto de la crisis sanitaria a la que apenas estamos entrando.

    Ese es el retraimiento que hace falta. Estorban aquellos que se pelean por los micrófonos para cuestionarlo todo, sin más conocimiento de la realidad que el interés personal o tribal. De pronto, las mentes más perversas se presentan como inteligencias brillantes, ofreciendo soluciones que a la postre pretenden complicar las cosas con el objetivo de pescar a río revuelto aunque sea a cualquier ser desorientado.

    Sinaloa ocupa de sus senadores, diputados, alcaldes y regidores, sin embargo, los requiere desprovistos, al menos por ahora, de ambiciones de poder. La pandemia dejó de ser trampolín hacia la reelección aun cuando la Cámara baja del Congreso de la Unión use la crisis como oportunidad del albazo legislativo. Las candidaturas que se finquen en la dificultad actual se desmoronarán tal como se vuelven frágiles las estructuras políticas, económicas y sociales del mundo.

    Entonces para qué hablar todos al unísono. Por hoy los proyectos políticos personales o de camarillas no podrán hallar votos en sinaloenses retirados de sus trabajos, familiares, esparcimientos y escuelas; quienquiera que sea el que busque sufragios en el presente donde nada más hay desesperación, lo que hallará es rechazo unánime.

    Esta es la razón que apremia para que se establezca un solo vocero y discurso eje respecto a la contingencia presente. Es comprensible pero igual resulta deplorable que todos desde su parcela de poder pretendan obtener raja electorera en la coyuntura donde nadie sabe con certeza hacia dónde nos llevará un problema que inclusive ha puesto de cabeza a las naciones más desarrolladas. He ahí la hora crucial donde todos trabajen desde el ámbito que les toca, hablando los políticos lo menos posible.

    Debería establecerse que sea el Secretario de Salud, Efrén Encinas Torres, quien concentre la responsabilidad de comunicarle a la sociedad los informes sobre el comportamiento diario de la pandemia de coronavirus en Sinaloa. El Gobernador y los alcaldes deben salir a declarar cuando sea estrictamente necesario, pero sin soltarse de la información que proporcionen las áreas sanitarias. Otra regla a establecer es que se eviten las declaraciones de banqueta sobre el tema.

    Ha sonado la hora de elegir qué escuchamos y qué no tomamos en cuenta. Al avanzar a una fase de mayor riesgo en la contingencia derivada de la pandemia por Covid-19, que se activen todas las compuertas del raciocinio y los bloqueos a aquello que aporta al caos. Esta vez sí es de vida o muerte aprender a descifrar los códigos que nos mostrarán las salidas más confiables.

    Y tal vez aquí cabría una última exigencia: callen, por piedad o por obra del bozal, señores saltimbanquis de la política.

     

    Reverso

    El columpio está escueto,
    No hay ni quien lo empuje;
    Mejor déjenlo así, quieto,
    Oigan que la rama cruje.

     

    Llorar a carcajadas

    A pesar del cautiverio ciudadano en los hogares, los mexicanos dejan libre la creatividad y le dan rienda suelta a la costumbre nacional de reírse de los infortunios, procesando de esa manera el enojo por la caricaturesca capacidad de respuesta de los políticos ante cualquier tipo de amenazas. En el ranking de los memes hoy ganan los del “detente” que el Presidente López Obrador ofrece como blindaje ante el coronavirus, destronando por fin al ex Mandatario Enrique Peña Nieto como el “rey del meme”.

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