|
"DESDE EL ICAMI"

"Reinventarte para el éxito"

""

    Estos días en los que la tecnología se ha vuelto indispensable para trabajar me he visto en la necesidad de explorar nuevas herramientas, obviamente, algunas me han costado más trabajo que otras.

    Justo hoy en la mañana tenía algunas dudas en el uso de una plataforma para videoconferencias, por lo que decidí apoyarme en mi amigo millenial, que además es mi compañero de trabajo y supone dominar muy bien los temas tecnológicos, de tal suerte que yo sabía que él sería capaz de resolver mis dudas. Así que, como nos encontramos trabajando en la modalidad homeoffice, le mandé un whatsapp numerándole las tres dudas que me aquejaban. Como tardaba en responderme decidí meterme una vez más a la configuración de la plataforma y buscar yo misma la solución a mis dudas. Luego de un rato revisando detenidamente las opciones que daba, cuál va siendo mi propia sorpresa ¡Encontré la solución a mis dudas! Así que, con alegría y llena de orgullo procedí a mandarle otro mensaje diciéndole que ya las había aclarado, que hiciera caso omiso a todos los mensajes y screenshots que previamente le había mandado y que le agradecía porque me había dado mucha luz; en eso me responde irónicamente “de nada” acompañado de su respectivo emoji.
    Me quedé pensando, ¿qué hubiera pasado si me contesta inmediatamente? Seguramente me habría confiado en que él respondiera a mis dudas sin hacer por mi parte un doble esfuerzo por solucionarlas yo misma.
    ¿Cuántas veces nos ocurre lo mismo?
    En ocasiones generamos expectativas acerca de cómo deberían suceder las cosas o de cómo deberían reaccionar los demás, si estas expectativas no terminan ajustándose a la realidad podemos llegar a sentirnos frustrados o decepcionados por “esperar demasiado”.
    Vivimos en un mundo variado y voluble, en donde las situaciones pueden cambiar con rapidez. Estamos ante la rigurosa necesidad de anticiparnos y adaptarnos a lo que nos ofrece este entorno cambiante. La real problemática aparece cuando estos esquemas se convierten en barreras que pueden llegar a limitar nuestra percepción e impedirnos buscar nosotros mismos “esa luz que nos guíe”.
    Sin embargo, en la mayoría de los casos, la solución somos nosotros mismos, para ello lo principal pudiera ser el autoconocimiento, darnos cuenta de nuestras propias capacidades y confiar en ellas.
    Obsérvate, analízate, el mindfulness te ayudará a poder situarte en ese lugar del observador y darte cuenta de cuáles son tus capacidades y poder trabajar en ellas. Sé capaz de reinventarte cada vez, salir de tu zona de confort y ponerte nuevos retos. El conformismo es el peor enemigo de la felicidad pues nos hace ir viviendo sin pasión, ir pasando los días como si nada cambiara. Una cosa está clara, si no te conoces, no evolucionas y para conocernos tenemos que hacer un trabajo previo de apertura mental que nos ayudará a vivir de una manera diferente. Explora nuevas herramientas, aprende cosas distintas, rodéate de gente diferente que sea capaz de aportar cosas nuevas a tu vida. El éxito se consigue poco a poquito todos los días. No permitas que ningún prejuicio ponga límite a tu capacidad de hacer cosas diferentes.
    Pero bueno, finalmente dicen que lo más importante no es saberlo todo, sino tener el teléfono de quien sí sepa; aunque si se tarda en responder nos hará obligarnos a pensar dos o tres veces más y en una de esas ¡dar nosotros mismos con la solución!
    debra.aldama@icami.mx
    Relaciones Públicas y Marketing Región Noroeste
    ICAMI Centro de Formación y Perfeccionamiento Directivo

    Periodismo ético, profesional y útil para ti.

    Suscríbete y ayudanos a seguir
    formando ciudadanos.


    Suscríbete
    Regístrate para leer nuestro artículo
    Esto nos ayuda a identificarte mejor al poder ofrecerte información y servicios justo a tus necesidades al recibir ayuda de nuestros anunciantes.


    ¡Regístrate gratis!